Por Sylvia B. Zárate y César Mariño
BOGOTÁ, 21 mar (Xinhua) -- El jardín botánico de Bogotá realiza esta semana una exposición de bonsáis en que, durante cinco días, los visitantes pueden conocer las propiedades terapéuticas derivadas de la concentración y la disciplina que se requieren para lograr la supervivencia de estos árboles en miniatura.
En cuatro ambientes estratégicamente distribuidos e iluminados, los visitantes pueden acercarse en la muestra a este arte milenario, conocido en China como "penjing" y en Japón como "suiseki".
"Va a ser una muestra de 150 individuos, una colección de distintas especies de árboles bonsái. Tendremos pinos, guayacanes de manizales, incluso muchas de las especies que estamos trabajando para la arborización de la ciudad, pero trabajadas con la técnica del bonsái", explicó a Xinhua Giancarlo Chiappe, subdirector educativo del jardín botánico.
Uno de los objetivos de la muestra, señaló, es llevar a los niños y aficionados, de la mano de expertos invitados, a introducirse en esta práctica, que además permite reconocer una gran variedad de árboles, sus particularidades y necesidades.
"Tenemos talleres sobre la técnica del bonsái, tendremos obras de teatro, presentaciones para niños, juegos y diferentes actividades para todas las personas que quieran participar y hacer algunas prácticas para aprender estas técnicas", dijo.
Por su parte, Osvaldo Méndez, cultivador experto de bonsáis y quien participa de la exposición, señaló que esta técnica encierra conceptos artísticos y espirituales: la eternidad dentro de la naturaleza, la contención de lo divino en los pequeños detalles y el carácter efímero de lo humano, todos contenidos dentro de la filosofía budista.
"Para tener un bonsái hay que tener ciertas reglas, estudiar algo de arte y algo de horticultura porque un bonsái no es simplemente un árbol en materia, un bonsái es una planta que se diseña y se hace a escala, para tener una réplica de los árboles que hay en la naturaleza", precisó.
Atrapar la esencia de los árboles gigantes y aprender a modificarlos para después trasplantarlos en lugares especiales, también son aspectos que aborda el oficio.
"Lo primero es entender que un bonsái sigue siendo un árbol, normalmente lo que hacemos cuando nos regalan un bonsái es ponerlo en la mesita de centro de la sala, ponerlo como un adorno", dijo Méndez.
Sin embargo, detalló, "un bonsái no es una porcelana, es un ser vivo que vive afuera. Y ¿qué le gusta a los árboles? Les gusta el sol, la lluvia, el viento, el frío, ese es el primer secreto. No olvidarnos que es un árbol".
La segunda cuestión "es entender que el árbol depende de nosotros, entonces hay que tener un régimen de lluvias y de abonos, no es tan complicado como parece", agregó.
La exposición, que estará montada hasta el 25 de marzo, forma parte de la agenda que el jardín botánico ofrece a toda clase de público a precios asequibles y con el fin de tender puentes entre la ciudadanía y la naturaleza. Fin
