ESPECIAL: La natación ayuda a una niña con síndrome de Down mexicana

Spanish.xinhuanet.com   2019-03-22 12:12:46

Por Carina López

MÉXICO, 21 mar (Xinhua) -- Desde que se sumergió por primera vez en una alberca hace cinco años, la natación se ha convertido para Gaby, una niña con síndrome de Down de ocho años, en lo más importante en su vida y en una herramienta para lograr mayor autonomía en el futuro.

A los tres años, Gaby fue invitada a la fiesta de una prima en una alberca, relata a Xinhua con motivo del Día Mundial del Síndrome de Down su madre, Zaira Martínez, quien confiesa que, aunque al principio tenía miedo, la pequeña la convenció de que la dejar meterse en el agua.

"Confieso que soy sobreprotectora y que me daba mucho miedo que mi mayor tesoro se pudiera ahogar, pero al verla tan feliz tocando con los pies y manos el agua, dejé que se sumergiera en compañía de una de sus primitas. Ella quedó fascinada", recuerda.

Ahora, cinco años después, Gaby ha aprendido todas las técnicas de nado y ha competido en Ciudad Universitaria, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la capital mexicana, obteniendo los primeros sitios en el podio.

"A mi hija le cuesta trabajo caminar, andar. Sin embargo, ella se siente 'como pez en el agua' cuando nada. Ella me dice que se siente liviana, libre y que no quisiera salir nunca del agua", apunta Martínez.

Su prioridad, explica, "es que ella sea feliz, que aprenda a leer y a escribir y el hecho de nadar, me dice el pediatra, habilita sus dos hemisferios cerebrales, lo que me llena de esperanzas".

Martínez tenía 42 años cuando se enteró de que estaba embarazada de tres meses tras una revisión médica derivada de un dolor abdominal. "Al enterarme que venía Gaby en camino, me puse contenta y al mismo tiempo me espanté pensando en que algo andaba mal porque tenía dolores y algunos sangrados".

Por más de una década había intentado quedarse embarazada sin conseguirlo y estaba pensando ya en recurrir a la adopción, dice.

"Los seis meses que estuve consiente de mi estado fueron complicados pues tenía miedo de que algo pudiera ocurrir e impedir que mi nena llegara al mundo; afortunadamente, todo salió bien", comenta.

Cuando los médicos le explicaron que la niña tenía síndrome de Down, se dio cuenta de que la vida de su hija sería difícil, "pero en lugar de ponerme a llorar, como muchas madres, pensé que tendría una compañera para toda la vida y que dios me había bendecido con una hija única entre miles".

Desde entonces, Martínez ha luchado para lograr que Gaby sea incluida y aceptada en su propia familia, en la escuela e incluso con algunos compañeros de trabajo.

La incidencia estimada del síndrome de Down a nivel mundial se sitúa entre 1 de cada 1.000 recién nacidos, según cifras de las Naciones Unidas.

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ESPECIAL: La natación ayuda a una niña con síndrome de Down mexicana

Spanish.xinhuanet.com 2019-03-22 12:12:46

Por Carina López

MÉXICO, 21 mar (Xinhua) -- Desde que se sumergió por primera vez en una alberca hace cinco años, la natación se ha convertido para Gaby, una niña con síndrome de Down de ocho años, en lo más importante en su vida y en una herramienta para lograr mayor autonomía en el futuro.

A los tres años, Gaby fue invitada a la fiesta de una prima en una alberca, relata a Xinhua con motivo del Día Mundial del Síndrome de Down su madre, Zaira Martínez, quien confiesa que, aunque al principio tenía miedo, la pequeña la convenció de que la dejar meterse en el agua.

"Confieso que soy sobreprotectora y que me daba mucho miedo que mi mayor tesoro se pudiera ahogar, pero al verla tan feliz tocando con los pies y manos el agua, dejé que se sumergiera en compañía de una de sus primitas. Ella quedó fascinada", recuerda.

Ahora, cinco años después, Gaby ha aprendido todas las técnicas de nado y ha competido en Ciudad Universitaria, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la capital mexicana, obteniendo los primeros sitios en el podio.

"A mi hija le cuesta trabajo caminar, andar. Sin embargo, ella se siente 'como pez en el agua' cuando nada. Ella me dice que se siente liviana, libre y que no quisiera salir nunca del agua", apunta Martínez.

Su prioridad, explica, "es que ella sea feliz, que aprenda a leer y a escribir y el hecho de nadar, me dice el pediatra, habilita sus dos hemisferios cerebrales, lo que me llena de esperanzas".

Martínez tenía 42 años cuando se enteró de que estaba embarazada de tres meses tras una revisión médica derivada de un dolor abdominal. "Al enterarme que venía Gaby en camino, me puse contenta y al mismo tiempo me espanté pensando en que algo andaba mal porque tenía dolores y algunos sangrados".

Por más de una década había intentado quedarse embarazada sin conseguirlo y estaba pensando ya en recurrir a la adopción, dice.

"Los seis meses que estuve consiente de mi estado fueron complicados pues tenía miedo de que algo pudiera ocurrir e impedir que mi nena llegara al mundo; afortunadamente, todo salió bien", comenta.

Cuando los médicos le explicaron que la niña tenía síndrome de Down, se dio cuenta de que la vida de su hija sería difícil, "pero en lugar de ponerme a llorar, como muchas madres, pensé que tendría una compañera para toda la vida y que dios me había bendecido con una hija única entre miles".

Desde entonces, Martínez ha luchado para lograr que Gaby sea incluida y aceptada en su propia familia, en la escuela e incluso con algunos compañeros de trabajo.

La incidencia estimada del síndrome de Down a nivel mundial se sitúa entre 1 de cada 1.000 recién nacidos, según cifras de las Naciones Unidas.

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