Por Yu Fei y Quan Xiaoshu
BEIJING, 4 ene (Xinhua) -- Científicos chinos confían en que el aterrizaje de la sonda Chang'e-4 en la cuenca Aitken en la cara oculta de la Luna, que se considera un territorio sin explorar, permita hacer importantes hallazgos.
"La cara oculta de la Luna tiene unas características muy específicas y nunca se ha explorado in situ, así que Chang'e-4 podría proporcionarnos descubrimientos innovadores", expuso el director de la división de exploración lunar y del espacio profundo de la Academia de Ciencias de China (ACCh), Zou Yongliao.
El ciclo de traslación de la Luna es igual al de rotación y, por el efecto de la rotación sincrónica, siempre está expuesta la misma cara hacia la Tierra y la cara oculta era un misterio hasta la aparición de las naves espaciales.
Hace 60 años la sonda Luna 3 de la Unión Soviética envió la primera imagen de la cara oculta de la Luna y hace cinco décadas tres astronautas de la misión Apollo 8 de Estados Unidos se convirtieron en los primeros humanos en verla con sus propios ojos.
Las misiones lunares ya mostraron que las dos caras son muy diferentes: la que se ve desde la Tierra tiene más mares lunares y estos son relativamente llanos, mientras que la cara oculta presenta un gran número de cráteres generados por impactos de diferentes tamaños.
"Hay grandes diferencias en términos de composición de la materia, el terreno y las formaciones, la estructura y la antigüedad de las rocas. Por ejemplo, en torno al 60 por ciento del hemisferio visible está cubierto por el basalto de los mares, pero la mayor parte de la cara oculta está cubierta por anortosita de las zonas altas. De los 22 mares lunares, 19 están en la zona visible", explicó Zou.
Los científicos deducen que la corteza es mucho más gruesa en la cara oculta, pero sigue siendo un misterio y solo una exploración en el propio lugar puede revelar los secretos.
La exploración de la cara oculta podría arrojar luz sobre las primeras etapas de la Luna, la Tierra y el Sistema Solar.
La Tierra y la Luna tuvieron una "infancia" similar, pero los rastros del pasado remoto del planeta han sido borrados por la actividad geológica. "La Luna podría darnos algunos conocimientos de la historia temprana de la Tierra", indicó un investigador del Instituto de Geología y Geofísica de la ACCh, Lin Yangting.
La cuenca Aitken, en el polo sur lunar, en donde aterrizó la sonda Chang'e-4, es la más grande y profunda del Sistema Solar, con un diámetro de 2.500 kilómetros y una profundidad de más de 10.
"Con la sonda Chang'e-4 podemos encontrar información que está escondida en lo profundo de la Luna. Creo que habrá descubrimientos científicos sorprendentes", afirmó Zou.
"Las rocas de la cara oculta son más antiguas. El análisis de su composición podría ayudarnos a comprender mejor la evolución de la Luna", agregó.
Los científicos han encontrado pruebas que indican que hubo un episodio de bombardeo intenso de asteroides en el Sistema Solar hace unos 3.900 millones de años y la cuenca Aitken podría ser un impacto de ese periodo. La exploración podría ofrecer pistas sobre por qué ocurrió el bombardeo", expuso Zou.
La sonda Chang'e-4 está equipada con instrumentos desarrollados por científicos suecos, alemanes y chinos para estudiar el entorno lunar, la radiación cósmica y la interacción entre el viento solar y la superficie de la Luna.
El viento solar y la radiación cósmica podrían causar daños a los humanos y los equipos que lleguen a la Luna. Si los humanos quieren volver al satélite, es esencial investigar el entorno lunar y la radiación para preparar la misión.
Los astrónomos también tratan de encontrar un entorno electromagnético totalmente en silencio para detectar señales débiles emitidas por cuerpos celestes remotos del espacio profundo.
La cara oculta de la Luna es el lugar ideal, puesto que el cuerpo del satélite protege de las interferencias de radio procedentes de la Tierra. Desde allí los astrónomos pueden estudiar los orígenes y la evolución de estrellas y galaxias y asomarse al amanecer del universo.
"Hacer una observación astronómica de radio de baja frecuencia en la cara oculta de la Luna es un objetivo ansiado desde hace mucho por los astrónomos y podría llenar agujeros en la observación astronómica", indicó Zou.
Hay detectores de radio de baja frecuencia desarrollados por científicos chinos y holandeses instalados en el módulo de aterrizaje de la Chang'e-4, en un microsatélite que orbita la Luna y en el satélite de retransmisión que se encuentra alrededor del segundo punto de Lagrange (L2) del sistema Tierra-Luna.