ESPECIAL: Autor de óleo "La masacre de Nanjing" evoca proceso de creación y pide no olvidar tragedia

Spanish.xinhuanet.com   2018-12-14 15:43:02

Por Luan Xiang

BEIJING, 14 dic (Xinhua) -- El artista chino Li Zijian pintó el cuadro "La masacre de Nanjing" en 1991 para recordar a la humanidad uno de los momentos más oscuros de la historia, cuando 300.000 chinos inocentes fueron asesinados en 1937 por las tropas agresoras japonesas.

El pasado jueves 13 de diciembre fueron muchos los que se detuvieron en duelo silencioso frente a la pintura, colgada en el Salón Conmemorativo de las Víctimas de la Masacre de Nanjing por los Invasores Japoneses, situado en esta ciudad oriental china renacida de las cenizas de la guerra.

"Que el mundo afronte la historia honestamente; que nuestra nación nunca olvide las calamidades que padecimos; que la humanidad se una para defender un futuro de paz eterna", resumió el autor sobre la intención de la obra.

LA PINTURA

El cuadro, de 3,2 metros de ancho por 2,1 de alto, muestra una escena de pesadilla: en el fondo, el tenue cielo está manchado por las llamas y el humo de la guerra; el río Yangtse, teñido de sangre escarlata. Una cantidad inconmensurable de cadáveres forman una montaña, gritando en silencio en denuncia del brutal genocidio.

En la esquina izquierda, dos oficiales japoneses limpian sus katanas tras competir por ver quién decapitaba más gente. A la derecha, un monje arrastra el cuerpo sin vida de sus compatriotas para darles entierro.

En el medio, un niño pequeño mira a un cielo sin sol y llora sobre el pecho frío de su madre, muerta en la cima de la montaña de cuerpos.

Li Zijian vivía en Los Ángeles (Estados Unidos), cuando en 1991 comenzó trabajar en el tema a petición de Hsing Yun, un famoso monje budista chino, superviviente y testigo de la masacre.

"Mi madre y yo, que entonces era un niño pequeño, fuimos a Nanjing a buscar a mi padre, que había desaparecido. No lo encontramos, y en cambio tuve que presenciar las atrocidades cometidas por el Ejército japonés", recordó el maestro budista.

Este superviviente recuerda vivamente, pese a los 63 años transcurridos, los ríos de sangre fluyendo de las pilas de cadáveres.

Li, profundamente conmovido por el relato de Hsing Yun, revisó todos los archivos históricos, fotografías y referencias escritas que pudo encontrar en Estados Unidos y comenzó a componer la escena, dividida en tres partes: "La matanza", "La supervivencia" y "El buda".

Durante más de 80 días, el pintor trabajó en el lienzo sin apenas comer ni dormir.

"Frente a la pintura, el corazón me dolía sin parar y las lágrimas nunca se me secaban", recordó.

Tanto el pintor como Hsing Yun esperan que el mundo conozca mejor la verdad sobre la Masacre y que la raza humana nunca se olvide de las tragedias pasadas, para que así la historia no se repita.

El cuadro se donó al museo el 13 de diciembre de 2000, donde está expuesto.

LA GIRA MUNDIAL

Desde que se completó y hasta su donación, "La Masacre de Nanjing" emprendió una gira mundial en la que conmovió a espectadores de todo el mundo, pero también enfureció a las fuerzas derechistas de Japón, que pretendían negar sus bárbaras acciones durante la Segunda Guerra Mundial.

En diciembre de 1999, Li Zijian recibió un fax de Ruud Spruit, comisario del Museo Westfries Hoorn de los Países Bajos, donde se estaba exhibiendo la obra, en la que le decía que algunos diplomáticos japoneses en el país europeo habían exigido que la retirasen.

La solicitud fue rechazada. "La verdad histórica no se puede negar", respondió Spruit a los críticos. "Debemos respetar la historia como respetamos el arte", dijo.

La batalla no se detuvo ahí. En la siguiente parada del recorrido, en la sede en Ámsterdam de Sotheby's, una de las principales casas de subastas de arte del mundo, los derechistas nipones consiguieron sacar la pintura de la galería.

El intento japonés de dificultar la exposición llamó la atención y suscitó el debate público en Holanda.

"Muchas personas han expresado sus puntos de vista en los periódicos. Obviamente estamos del lado de la justicia y la opinión pública nos respalda", escribió entonces Spruit.

A su paso por Zeist, en la provincia holandesa de Utrecht, se incluyó una frase bajo el marco en chino, inglés, español y francés: "En memoria de los 300,000 compatriotas inocentes que fueron masacrados por el militarismo japonés en Nanjing, China, en 1937".

Dennis Wepman, crítico de arte en Nueva York, comparó "la Masacre de Nanjing" con el "Guernica" de Pablo Picasso, y la calificó de "enunciado elocuente" de los terrores de la guerra.

"Al contemplar 'La Masacre de Nanjing' , sentí que mi corazón lloraba. Nunca debemos olvidarnos de los actos bárbaros y crueles del Ejército nipón. Algunas autoridades sin escrúpulos han negado y distorsionado la brutalidad de la historia, y estamos decididos a combatirlo", escribió el escritor japonés Daisaku Ikeda en una carta al pintor.

RECUERDO

La segunda pintura de Li Zijian sobre el tema de la Masacre de Nanjing se incluyó en la exposición permanente del Museo Nacional de China en mayo de 2013.

Una tercera réplica puede contemplarse en el Museo Li Zijian de Changsha (Hunan) desde 2016.

Esta tercera pieza fue colocada intencionadamente a una altura más baja, para que los observadores no tuvieran que levantar la mirada sino bajarla al conmemorar a las víctimas, dijo el pintor, que da nombre al museo.

Grupos de niños y jóvenes representantes de la provincia de Hunan celebraron ayer jueves una ceremonia pública frente al óleo para refrescar los recuerdos de una historia dolorosa, conmemorar las vidas perdidas y rezar por la paz, según Zhu Guoju, artista y conservador del museo.

La reacción general de los muchos visitantes suele ser de horror. "El primer sentimiento fue de conmoción: la pirámide de cadáveres, el río de sangre. Fue demasiado sangriento y horroroso, más de lo que habría imaginado", comentó Liang Manling, secretaria general del Fondo de la Naturaleza de los Fotógrafos Empresariales, que vivió y trabajó cinco años en Nanjing.

"En la parte superior, un niño llora sobre el pecho del cadáver de su madre... No pude aguantar y rompí a llorar", recordó Liang sobre la primera impresión que tuvo de la obra.

Los amigos extranjeros de Liang que visitaban la ciudad le pedían a menudo que los llevase al museo, adonde acababa yendo una o dos veces por semana, recordó.

"Debemos rendir homenaje a las víctimas del holocausto cometido por Japón en China, para que no nos olvidemos de las calamidades nacionales," sostuvo.

"A causa de la crueldad de la guerra, somos más capaces de apreciar la paz que disfrutamos hoy en día, y debemos defenderla mejor, ya que se logró tras sacrificios inmensos", opinó.

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ESPECIAL: Autor de óleo "La masacre de Nanjing" evoca proceso de creación y pide no olvidar tragedia

Spanish.xinhuanet.com 2018-12-14 15:43:02

Por Luan Xiang

BEIJING, 14 dic (Xinhua) -- El artista chino Li Zijian pintó el cuadro "La masacre de Nanjing" en 1991 para recordar a la humanidad uno de los momentos más oscuros de la historia, cuando 300.000 chinos inocentes fueron asesinados en 1937 por las tropas agresoras japonesas.

El pasado jueves 13 de diciembre fueron muchos los que se detuvieron en duelo silencioso frente a la pintura, colgada en el Salón Conmemorativo de las Víctimas de la Masacre de Nanjing por los Invasores Japoneses, situado en esta ciudad oriental china renacida de las cenizas de la guerra.

"Que el mundo afronte la historia honestamente; que nuestra nación nunca olvide las calamidades que padecimos; que la humanidad se una para defender un futuro de paz eterna", resumió el autor sobre la intención de la obra.

LA PINTURA

El cuadro, de 3,2 metros de ancho por 2,1 de alto, muestra una escena de pesadilla: en el fondo, el tenue cielo está manchado por las llamas y el humo de la guerra; el río Yangtse, teñido de sangre escarlata. Una cantidad inconmensurable de cadáveres forman una montaña, gritando en silencio en denuncia del brutal genocidio.

En la esquina izquierda, dos oficiales japoneses limpian sus katanas tras competir por ver quién decapitaba más gente. A la derecha, un monje arrastra el cuerpo sin vida de sus compatriotas para darles entierro.

En el medio, un niño pequeño mira a un cielo sin sol y llora sobre el pecho frío de su madre, muerta en la cima de la montaña de cuerpos.

Li Zijian vivía en Los Ángeles (Estados Unidos), cuando en 1991 comenzó trabajar en el tema a petición de Hsing Yun, un famoso monje budista chino, superviviente y testigo de la masacre.

"Mi madre y yo, que entonces era un niño pequeño, fuimos a Nanjing a buscar a mi padre, que había desaparecido. No lo encontramos, y en cambio tuve que presenciar las atrocidades cometidas por el Ejército japonés", recordó el maestro budista.

Este superviviente recuerda vivamente, pese a los 63 años transcurridos, los ríos de sangre fluyendo de las pilas de cadáveres.

Li, profundamente conmovido por el relato de Hsing Yun, revisó todos los archivos históricos, fotografías y referencias escritas que pudo encontrar en Estados Unidos y comenzó a componer la escena, dividida en tres partes: "La matanza", "La supervivencia" y "El buda".

Durante más de 80 días, el pintor trabajó en el lienzo sin apenas comer ni dormir.

"Frente a la pintura, el corazón me dolía sin parar y las lágrimas nunca se me secaban", recordó.

Tanto el pintor como Hsing Yun esperan que el mundo conozca mejor la verdad sobre la Masacre y que la raza humana nunca se olvide de las tragedias pasadas, para que así la historia no se repita.

El cuadro se donó al museo el 13 de diciembre de 2000, donde está expuesto.

LA GIRA MUNDIAL

Desde que se completó y hasta su donación, "La Masacre de Nanjing" emprendió una gira mundial en la que conmovió a espectadores de todo el mundo, pero también enfureció a las fuerzas derechistas de Japón, que pretendían negar sus bárbaras acciones durante la Segunda Guerra Mundial.

En diciembre de 1999, Li Zijian recibió un fax de Ruud Spruit, comisario del Museo Westfries Hoorn de los Países Bajos, donde se estaba exhibiendo la obra, en la que le decía que algunos diplomáticos japoneses en el país europeo habían exigido que la retirasen.

La solicitud fue rechazada. "La verdad histórica no se puede negar", respondió Spruit a los críticos. "Debemos respetar la historia como respetamos el arte", dijo.

La batalla no se detuvo ahí. En la siguiente parada del recorrido, en la sede en Ámsterdam de Sotheby's, una de las principales casas de subastas de arte del mundo, los derechistas nipones consiguieron sacar la pintura de la galería.

El intento japonés de dificultar la exposición llamó la atención y suscitó el debate público en Holanda.

"Muchas personas han expresado sus puntos de vista en los periódicos. Obviamente estamos del lado de la justicia y la opinión pública nos respalda", escribió entonces Spruit.

A su paso por Zeist, en la provincia holandesa de Utrecht, se incluyó una frase bajo el marco en chino, inglés, español y francés: "En memoria de los 300,000 compatriotas inocentes que fueron masacrados por el militarismo japonés en Nanjing, China, en 1937".

Dennis Wepman, crítico de arte en Nueva York, comparó "la Masacre de Nanjing" con el "Guernica" de Pablo Picasso, y la calificó de "enunciado elocuente" de los terrores de la guerra.

"Al contemplar 'La Masacre de Nanjing' , sentí que mi corazón lloraba. Nunca debemos olvidarnos de los actos bárbaros y crueles del Ejército nipón. Algunas autoridades sin escrúpulos han negado y distorsionado la brutalidad de la historia, y estamos decididos a combatirlo", escribió el escritor japonés Daisaku Ikeda en una carta al pintor.

RECUERDO

La segunda pintura de Li Zijian sobre el tema de la Masacre de Nanjing se incluyó en la exposición permanente del Museo Nacional de China en mayo de 2013.

Una tercera réplica puede contemplarse en el Museo Li Zijian de Changsha (Hunan) desde 2016.

Esta tercera pieza fue colocada intencionadamente a una altura más baja, para que los observadores no tuvieran que levantar la mirada sino bajarla al conmemorar a las víctimas, dijo el pintor, que da nombre al museo.

Grupos de niños y jóvenes representantes de la provincia de Hunan celebraron ayer jueves una ceremonia pública frente al óleo para refrescar los recuerdos de una historia dolorosa, conmemorar las vidas perdidas y rezar por la paz, según Zhu Guoju, artista y conservador del museo.

La reacción general de los muchos visitantes suele ser de horror. "El primer sentimiento fue de conmoción: la pirámide de cadáveres, el río de sangre. Fue demasiado sangriento y horroroso, más de lo que habría imaginado", comentó Liang Manling, secretaria general del Fondo de la Naturaleza de los Fotógrafos Empresariales, que vivió y trabajó cinco años en Nanjing.

"En la parte superior, un niño llora sobre el pecho del cadáver de su madre... No pude aguantar y rompí a llorar", recordó Liang sobre la primera impresión que tuvo de la obra.

Los amigos extranjeros de Liang que visitaban la ciudad le pedían a menudo que los llevase al museo, adonde acababa yendo una o dos veces por semana, recordó.

"Debemos rendir homenaje a las víctimas del holocausto cometido por Japón en China, para que no nos olvidemos de las calamidades nacionales," sostuvo.

"A causa de la crueldad de la guerra, somos más capaces de apreciar la paz que disfrutamos hoy en día, y debemos defenderla mejor, ya que se logró tras sacrificios inmensos", opinó.

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