ESPECIAL: Multitudes y rituales indígenas marcan investidura de López Obrador como presidente de México

Spanish.xinhuanet.com   2018-12-02 15:05:22

Por Luis Brito

MEXICO, 1 dic (Xinhua) -- Decenas de miles de personas, rituales a manos de indígenas y un largo mensaje que culminó con la promesa de una nueva vida para México marcaron el primer día como presidente de Andrés Manuel López Obrador.

En la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México, la más importante del país, López Obrador congregó a cerca de 160.000 personas ante las que desgranó los100 compromisos que guiarán a su Gobierno.

Lo hizo apenas después de tomar protesta en el Congreso y de ofrecer una comida en Palacio Nacional, inmueble que flanquea la plaza, para los invitados especiales que presenciaron su investidura.

Desde un escenario frente a la Catedral Metropolitana, el político emanado del izquierdista partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) habló de proyectos de desarrollo para todo el país: el sur, el centro y el norte.

Conforme iba desmenuzando sus compromisos, algo que le tomó 90 minutos, iba también haciendo un dictamen de lo que piensa que está mal en el país o lo que hay que mejorar para progresar.

Enumeró que en sus seis años de mandato se apoyará a los campesinos, se recuperará la producción de petróleo, no aumentará el precio de la gasolina, no habrá más impuestos, se darán becas a estudiantes y se crearán empleos para que los jóvenes no caigan en la delincuencia.

"Estamos ante un momento estelar en la historia", aseguró López Obrador, de 65 años, y quien llega a la Presidencia tras sus derrotas en las dos elecciones anteriores.

En la plaza y sus calles contiguas se agolpaban miles de simpatizantes que contribuyeron a su victoria en los comicios de julio pasado con algo más de 30 millones de votos, el 53 por ciento del total.

Entre ellos estaba Pedro, un profesor de bachillerato que viajó con su esposa nueve horas en autobús, desde el norteño estado de San Luis Potosí, para presenciar el mensaje del nuevo presidente.

"Teníamos que estar aquí. Al escucharlo hablar me deja la sensación de sinceridad que no ha transmitido otro político", expresó el hombre de 48 años.

Catalina, una empleada gubernamental jubilada, llegó temprano a la plaza, conocida como "Zócalo", junto con sus dos hermanas para festejar el inicio del nuevo Gobierno, el primero de la izquierda en México.

"Tengo la ilusión, la esperanza, de que si no cumple los 100 compromisos por lo menos que sean la mayoría. Yo le pido honestidad", dijo la mujer.

Mientras, en el escenario, López Obrador proseguía con su lista de acciones y aseguraba que no mentirá, que no traicionará la confianza de la población, que su Ejecutivo no malgastará el dinero y que no habrá tregua para la corrupción.

Prometió que trabajará desde las seis de la mañana revisando las acciones contra la violencia que aqueja al país y que no perderá la comunicación con la gente porque seguirá recorriendo el país, como lo hizo en campaña.

"Entre todos empezamos a construir la justicia y la felicidad que nuestro pueblo merece y una nueva vida para nuestra gran nación. ¡Que viva México", exclamó el presidente.

López Obrador habló empuñando un bastón de mando que antes de su mensaje le entregaron representantes de los pueblos indígenas del país como un símbolo de reconocimiento y con la idea de que le sirva de guía para gobernar.

El bastón, de madera y listones de varios colores, lo recibió tras una ceremonia en el mismo escenario con representantes de las etnias en la cual, frente a la multitud, se le practicó un ritual de purificación y se elevaron oraciones indígenas.

"Entregamos el bastón sagrado que será la guía para usted para gobernar a nuestro país", explicó el representante encargado de ponerlo en las manos del presidente.

Para el historiador y profesor emérito del Colegio de México, Lorenzo Meyer, el discurso de López Obrador tras asumir el cargo en el Congreso, en el que abordó los problemas del pasado y lo que hará en su Gobierno, representa la declaración de un "cambio de régimen".

"Es el inicio de una modificación de la naturaleza del ejercicio del poder, pero para poder cambiarla van a ser necesario más de seis años", consideró Meyer.

López Obrador reafirmó ante la gente que venderá el avión presidencial, que criticaba constantemente por su costo, y celebró que desde hoy estará abierta al público la residencia oficial de Los Pinos, la cual habitaron 13 presidentes anteriores y que él no ocupará.

Sus simpatizantes fueron colmando la gigante plaza a lo largo de la tarde, mientras él desahogaba la comida y los saludos con representantes de Gobiernos de una veintena de países en Palacio Nacional, entre ellos el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien no estuvo presente en la ceremonia de investidura.

Para la noche, cuando ofreció su mensaje, estaban ya las alrededor de 160.000 personas congregadas en la plaza, según el reporte oficial de la Policía de la Ciudad de México.

"Yo les necesito (...) No me dejen solo", pidió López Obrador a la multitud y después agregó: "Yo ya no me pertenezco, soy del pueblo de México".

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ESPECIAL: Multitudes y rituales indígenas marcan investidura de López Obrador como presidente de México

Spanish.xinhuanet.com 2018-12-02 15:05:22

Por Luis Brito

MEXICO, 1 dic (Xinhua) -- Decenas de miles de personas, rituales a manos de indígenas y un largo mensaje que culminó con la promesa de una nueva vida para México marcaron el primer día como presidente de Andrés Manuel López Obrador.

En la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México, la más importante del país, López Obrador congregó a cerca de 160.000 personas ante las que desgranó los100 compromisos que guiarán a su Gobierno.

Lo hizo apenas después de tomar protesta en el Congreso y de ofrecer una comida en Palacio Nacional, inmueble que flanquea la plaza, para los invitados especiales que presenciaron su investidura.

Desde un escenario frente a la Catedral Metropolitana, el político emanado del izquierdista partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) habló de proyectos de desarrollo para todo el país: el sur, el centro y el norte.

Conforme iba desmenuzando sus compromisos, algo que le tomó 90 minutos, iba también haciendo un dictamen de lo que piensa que está mal en el país o lo que hay que mejorar para progresar.

Enumeró que en sus seis años de mandato se apoyará a los campesinos, se recuperará la producción de petróleo, no aumentará el precio de la gasolina, no habrá más impuestos, se darán becas a estudiantes y se crearán empleos para que los jóvenes no caigan en la delincuencia.

"Estamos ante un momento estelar en la historia", aseguró López Obrador, de 65 años, y quien llega a la Presidencia tras sus derrotas en las dos elecciones anteriores.

En la plaza y sus calles contiguas se agolpaban miles de simpatizantes que contribuyeron a su victoria en los comicios de julio pasado con algo más de 30 millones de votos, el 53 por ciento del total.

Entre ellos estaba Pedro, un profesor de bachillerato que viajó con su esposa nueve horas en autobús, desde el norteño estado de San Luis Potosí, para presenciar el mensaje del nuevo presidente.

"Teníamos que estar aquí. Al escucharlo hablar me deja la sensación de sinceridad que no ha transmitido otro político", expresó el hombre de 48 años.

Catalina, una empleada gubernamental jubilada, llegó temprano a la plaza, conocida como "Zócalo", junto con sus dos hermanas para festejar el inicio del nuevo Gobierno, el primero de la izquierda en México.

"Tengo la ilusión, la esperanza, de que si no cumple los 100 compromisos por lo menos que sean la mayoría. Yo le pido honestidad", dijo la mujer.

Mientras, en el escenario, López Obrador proseguía con su lista de acciones y aseguraba que no mentirá, que no traicionará la confianza de la población, que su Ejecutivo no malgastará el dinero y que no habrá tregua para la corrupción.

Prometió que trabajará desde las seis de la mañana revisando las acciones contra la violencia que aqueja al país y que no perderá la comunicación con la gente porque seguirá recorriendo el país, como lo hizo en campaña.

"Entre todos empezamos a construir la justicia y la felicidad que nuestro pueblo merece y una nueva vida para nuestra gran nación. ¡Que viva México", exclamó el presidente.

López Obrador habló empuñando un bastón de mando que antes de su mensaje le entregaron representantes de los pueblos indígenas del país como un símbolo de reconocimiento y con la idea de que le sirva de guía para gobernar.

El bastón, de madera y listones de varios colores, lo recibió tras una ceremonia en el mismo escenario con representantes de las etnias en la cual, frente a la multitud, se le practicó un ritual de purificación y se elevaron oraciones indígenas.

"Entregamos el bastón sagrado que será la guía para usted para gobernar a nuestro país", explicó el representante encargado de ponerlo en las manos del presidente.

Para el historiador y profesor emérito del Colegio de México, Lorenzo Meyer, el discurso de López Obrador tras asumir el cargo en el Congreso, en el que abordó los problemas del pasado y lo que hará en su Gobierno, representa la declaración de un "cambio de régimen".

"Es el inicio de una modificación de la naturaleza del ejercicio del poder, pero para poder cambiarla van a ser necesario más de seis años", consideró Meyer.

López Obrador reafirmó ante la gente que venderá el avión presidencial, que criticaba constantemente por su costo, y celebró que desde hoy estará abierta al público la residencia oficial de Los Pinos, la cual habitaron 13 presidentes anteriores y que él no ocupará.

Sus simpatizantes fueron colmando la gigante plaza a lo largo de la tarde, mientras él desahogaba la comida y los saludos con representantes de Gobiernos de una veintena de países en Palacio Nacional, entre ellos el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien no estuvo presente en la ceremonia de investidura.

Para la noche, cuando ofreció su mensaje, estaban ya las alrededor de 160.000 personas congregadas en la plaza, según el reporte oficial de la Policía de la Ciudad de México.

"Yo les necesito (...) No me dejen solo", pidió López Obrador a la multitud y después agregó: "Yo ya no me pertenezco, soy del pueblo de México".

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