BEIJING, 20 nov (Xinhua) -- Las relaciones entre China y Filipinas, como ha dicho el presidente chino, Xi Jinping, en un artículo publicado el lunes "ven ahora el arcoiris después de la lluvia".
Xi llega a Manila este martes en la primera visita de un jefe de Estado chino a ese país del sudeste asiático en 13 años, lo que supone una oportunidad histórica para conducir los lazos entre las dos naciones hacia un futuro aún más espléndido.
Desde que el presidente Rodrigo Duterte fue investido en 2016, los dos vecinos asiáticos han logrado sortear las dificultades causadas en su relación por el asunto del mar Meridional de China retomando el diálogo y manteniendo la cooperación.
Y lo que es más notable, gracias a la guía estratégica de sus líderes, los dos países se han embarcado en un camino de consultas y no de confrontación.
Junto con los esfuerzos productivos de otros países implicados en la cuestión del mar Meridional de China, ha habido una calma en esas aguas y en toda la región, un beneficio sin duda para todo el mundo.
Desde que la comunicación y los contactos se reanudaron, la compresión mutua y la confianza política se han restaurado gradualmente, al tiempo que la cooperación práctica y los intercambios entre pueblos han cogido fuelle.
Xi y Duterte se han reunido en múltiples ocasiones y, al mismo tiempo, varios mecanismos de diálogo y consulta se han reanudado. Los dos países han creado una plataforma para las consultas bilaterales sobre el mar Meridional de China que se ha reunido ya tres veces con éxito.
Las relaciones económicas son sólidas. El comercio bilateral superó los 50.000 millones de dólares en 2017, lo que convirtió a China en el mayor socio comercial y fuente de importaciones de Filipinas. Ese mismo año, la inversión nueva de China en Filipinas aumentó un 67 por ciento hasta los 53,84 millones de dólares.
El sector turístico también se está acelerando. China se ha convertido en la segunda mayor fuente de turistas de Filipinas, y se espera que más de 1,5 millones de chinos visiten el país este año y generen unos 610 millones de dólares en ingresos.
Dado este progreso, y considerando su proximidad geográfica y sus vínculos históricos y culturales, las relaciones muestran un gran potencial en una gran variedad de frentes.
Para empezar, con China tratando de hacer realidad el sueño chino de rejuvenecimiento nacional y Filipinas esforzándose por implementar la Agenda Socioeconómica de 10 puntos y la estrategia "Construir, Construir, Construir", los dos países pueden sinergizar mejor sus planes de desarrollo y ayudarse mutuamente para cumplir sus aspiraciones.
En particular, Filipinas es un socio natural en el marco de la iniciativa de la Franja y la Ruta propuesta por China, un plan para mejorar la conectividad e impulsar el desarrollo común a lo largo y más allá de las antiguas rutas comerciales por tierra y marítimas de la Ruta de la Seda. Juntos, los dos pueden unirse para renovar el legado.
Ahora, la visita de Estado de Xi brinda una gran oportunidad para que las dos partes exploren esas posibilidades y las conviertan en realidad. Con el compromiso de ambas partes de lograr el éxito de esta última ronda de diplomacia de alto nivel, abunda la confianza para un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales.
La restauración de las relaciones entre China y Filipinas tiene un significado que trasciende a los dos países, y no solo los beneficios tangibles para la región en general generados por relaciones más sólidas.
La trayectoria de su relación ilustra que China y Filipinas tienen la sabiduría, el coraje y la capacidad para manejar adecuadamente sus disputas y evitar que los problemas específicos pongan en peligro las relaciones en general. Es algo que ofrece una valiosa lección para todos.