RIO DE JANEIRO, 24 sep (Xinhua) -- Los drones se han convertido en la última esperanza de los ecologistas y ambientalistas para preservar a los delfines rosa y los tucuxis (especie de delfín) que hay en la cuenca amazónica, en el norte de Brasil e imprescindibles para mantener la biodiversidad en la mayor selva del planeta, aunque están en peligro de extinción.
La falta de datos sobre ambas especies hizo que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por su sigla en inglés) los colocara en la lista roja de especies en peligro de extinción, aunque el uso de la moderna y pequeña tecnología aérea puede suponer una revolución en la preservación de estos animales, a la vez que puede ayudar a contar su población.
Según explicó a Xinhua la bióloga Daiane Rosa, del Instituto Mamirauá (especializado en la preservación de la Amazonía) "el problema es que son animales muy difíciles de vigilar, por su movilidad, pero se calcula que la presencia humana ha reducido el número de ambas especies considerablemente. Necesitamos varios años para estudiar sus tendencias poblacionales y analizar la sostenibilidad, y los drones pueden acelerar y baratear estas investigaciones", afirmó.
El uso de los drones se encuentra en fase de prueba. Los investigadores los llevan a las zonas en las que se realizará el estudio tradicional. En lanchas, los pilotos de los drones filman desde las altura el trabajo de dos investigadores, que cuentan los animales cuando suben a la superficie a respirar.
"Cuando terminamos, analizamos los vídeos y comparamos los delfines rosa y tucuxis que aparecen con los que hemos contado", resalta Rosa.
Para ayudar en el proceso de análisis, el Instituto Mamirauá cuenta con la colaboración de la Universidad de Liverpool (Inglaterra), que está desarrollando un algoritmo para el recuento automático de los animales.
La bióloga explicó que el índice de acierto con el uso de drones es del 94 por ciento, y en muchos casos, se aprecian delfines rosa y tucuxis que no habían sido detectados por la vista humana.
En el estudio también participa activamente la ONG WWF Brasil. Uno de sus miembros, Manoel Oliveira, afirmó que "a veces suben grupos de cinco o seis delfines a respirar al mismo tiempo, y es imposible que los investigadores los veamos todos. Con las imágenes con drones, se puede pausar el vídeo o volver a ver la imagen para contar bien el número".
Oliveira admite que "a veces hay errores, como el confundir un tronco de madera con un delfín, pero el sistema cada vez está siendo mas ajustado y mejorado. Cuanto mayor es el volumen de observaciones, mejor es el resultado".
Si las pruebas con los drones son consideradas como válidas y positivas, se substituirá el equipo de observadores por un piloto de drone, que además, puede ofrecer una cobertura mayor y ofrece unos resultados más rápidos, además de un coste menor.
Según Oliveira, se está estudiando la posibilidad de usar drones que usan de memoria siempre las mismas rutas y regresan a su punto de salida.
Tanto el delfín rosa del Amazonas como los tucuxis son considerados fundamentales para el equilibrio del ecosistema de los ríos amazónicos, al estar en la pirámide de predadores de la cadena alimentaria. Son ellos los que controlan el nivel de población de otras especies de menor tamaño y su extinción podría causar lo que se llama una cascada trófica, un descontrol de la población de peces.
"Además de la importancia ambiental, también hay una cuestión cultural. La leyenda del delfín rosa ya fue incorporada al folklore nacional y en la región amazónica, hay partes de estos animales que son usados como remedios", agrega la bióloga Rosa.
"Sus ojos son considerados amuletos y sus órganos sexuales son vistos como afrodisíacos que siguen siendo comercializados, lo que provoca que a veces sean cazados únicamente para quitarles estas partes", afirma la especialista.
La carne de los delfines rosa y los tucuxis es por el momento poco apreciada en Brasil, aunque en los últimos años se ha detectado que se usa para atraer piracatinga, un pez amazónico de un alto valor comercial. La captura accidental en redes de pesca también coloca presión sobre las especies, aunque la mayor amenaza es la construcción de represas para centrales hidroeléctricas.
"Hay actualmente 300 proyectos de hidroeléctricas en la Amazónica, por esto el trabajo va más allá de las fronteras de Brasil, con investigaciones en Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador", denunció Oliveira. "Necesitamos tener una noción del número de animales que hay. La expectativa es que en tres años logramos clasificar las tendencias poblaciones en agencias internacionales", dijo.
Además de los drones, los equipos de investigación también usan cámaras termales para la observación del comportamiento de los animales durante la noche, y de rastreadores por satélite para seguir sus padrones migratorios.