Bailarines de la comparsa "Los Componedores de Batea" participan durante el Carnaval de La Habana, en La Habana, Cuba, a primeras horas del 19 de agosto de 2018. Establecido durante la etapa colonial como "baile de negros", el Carnaval de La Habana es hoy una expresión de la diversidad cultural cubana y sobre todo un momento de diversión anual arraigado en el gusto popular. Esta edición del carnaval está dedicada a los 110 años de la comparsa "Los Componedores de Batea", una de las más antiguas de la isla y, como todas, formada por aficionados que se preparan de año en año para el desfile a lo largo del Malecón. (Xinhua/Joaquín Hernández)
Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 19 ago (Xinhua) -- Una de las más emblemáticas y antiguas comparsas del carnaval de La Habana, "Los componedores de batea", cumple 110 años enfocada en el rescate de una tradición festiva que marca hoy en día la rica cultura cubana.
Fundada en 1908, en la barriada habanera de Cayo Hueso, la comparsa muestra un espectáculo en el que un grupo de hombres disfrazados de mujer, satiriza una historia real de un solar de La Habana con la participación de los pregoneros de la época.
El contexto de la historia es el solar, la antigua y aristocrática mansión solariega, convertida en cuartos para familias, donde se hacinaban las personas más humildes y que devino en institución emblemática de la vida habanera.
El centro del solar es el patio, convertido en eventual mercado donde los vendedores traían sus mercancías anunciadas con pregones cantados que competían en originalidad y picaresca.
La comparsa, que reúne a casi 200 personas, todas aficionadas, es una de las más seguidas por el público, que reconoce la labor de rescate y preservación de una centenaria tradición de danza, además de distinguirse por usar los colores rojo, azul y blanco de la bandera cubana.
"Hemos rescatado todo lo que se iba perdiendo en el camino, haciendo un recorrido por la historia de todo lo que ha sido la comparsa y así estamos hoy en el Carnaval de La Habana", dijo a Xinhua el director del grupo, Javier Alba, quien desde hace 12 años asumió el liderazgo de la agrupación.
Más allá del valor cultural del rescate de viejas tradiciones, Alba, quien trabaja como cirujano plástico en un importante hospital habanero, dedica buena parte de su tiempo libre a organizar las coreografías para el desfile del grupo.
"El carnaval de La Habana para nosotros es el colofón, es la fiesta popular más grande que tiene la ciudad y es el espacio más grande donde nosotros podemos traer toda esta tradición", afirmó con naturalidad, casi sin tener en cuenta el valor de ese trabajo cultural.
"Los componedores de batea" recuperaron la presencia de hombres disfrazados de mujer.
Escenifican ahora la misma historia fundacional en la que una mujer, mientras lava la ropa, rompe una batea prestada, lo que ocasiona una riña que, tras la llegada del componedor, termina en una fiesta al ritmo de rumba.
"Así surgió la comparsa en 1908. Eran hombres que vestidos de mujeres satirizaban la vida del solar y hoy 110 años después, mantenemos cinco hombres disfrazados de mujer representando aquellos que dieron inicio a la comparsa", explicó Alba.
A su vez, Ranier Atalay, es un joven enfermero que cuando no está en el hospital, está junto a otros de sus vecinos preparándose para participar en la comparsa, al bailar disfrazado como una voluminosa mujer.
"Esta es una tradición única en Cuba que no se ha roto y que luchamos por conservar", dijo mientras se ajustaba el complicado y pesado disfraz.
Pero conservar esta tradición ha sido un empeño difícil, pues la agrupación se desintegró en 1913, después de sus primeras presentaciones, influida por la decisión gubernamental de prohibir las comparsas tras la llamada Rebelión de los Independientes de Color, una sublevación de negros ahogada en sangre ese año por el gobierno.
En 1938 y luego de que un año antes las autoridades nuevamente permitieron la salida de las comparsas, "Los componedores de batea" reaparecieron bajo el impulso de varios vecinos del barrio, aunque la experiencia duró poco, pues en 1944 desfiló por última vez en el período anterior al triunfo de la Revolución Cubana.
En 1973, Roberto Villa, un entusiasta de las comparsas, organizó a los vecinos para, ese mismo año, volver a desfilar en el carnaval habanero con un elenco mixto, lo que abrió un nuevo e ininterrumpido ciclo de presencia carnavalesca.
Durante 32 años, Villa dirigió la agrupación hasta que falleció en el 2006, año en que Alba asumió la dirección para comenzar un proceso de modernización de la agrupación.
En la actualidad, la mayoría de los miembros, casi todos jóvenes, fue parte de una comparsa infantil de igual nombre auspiciada por los mayores, lo que facilita el diseño coreográfico y la perfección de las evoluciones.
Al igual que la comparsa de "El alacrán", "Los componedores de batea" cumplen 110 años este 2018 y aspiran ahora a ser los ganadores del Gran Premio del Carnaval de La Habana, aunque ya tienen el reconocimiento popular por su destreza y rescate de parte del patrimonio cultural cubano.
