WASHINGTON, 10 ago (Xinhua) -- El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, conversó por teléfono con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, sobre las recién anunciadas sanciones estadounidenses contra Rusia y sobre los lazos bilaterales, dijo hoy en Washington el Departamento de Estado.
La vocera del departamento, Heather Nauert, dijo en una declaración que Pompeo conversó con Lavrov sobre los retos actuales en Siria.
Pompeo "reiteró que Estados Unidos busca una relación mejorada con Rusia y acordó un diálogo futuro", se indicó en la declaración.
Nauert dijo el miércoles que Washington había determinado que el gobierno ruso "usó armas químicas o biológicas violando el derecho internacional o ha usado armas químicas o biológicas letales contra sus propios nacionales".
La vocera agregó que las sanciones, basadas en la Ley de 1991 para el Control de las Armas Químicas y Biológica (Ley CBW), entrarán en vigor alrededor de 22 de agosto después de un periodo de 15 días de notificación para el Congreso.
De acuerdo con funcionarios importantes del Departamento de Estado, las sanciones se aplicarán en dos fases. La primera prohibirá el otorgamiento de licencias a Rusia para "todos los productos o tecnologías delicados relacionados con la seguridad nacional".
Por el momento, las solicitudes para estas ventas están siendo analizadas caso por caso y Washington "supuestamente rechazará tales solicitudes" tras la entrada en vigor de las sanciones.
Si Rusia no presenta en un lapso de tres meses desde el inicio de las sanciones "garantías confiables" de que ya no usará armas químicas y de que permitirá inspecciones in situ de Naciones Unidas o de otros observadores imparciales internacionalmente reconocidos, el segundo grupo de sanciones, "más draconianas", será impuesto.
Los funcionarios consideran que las sanciones podrían afectar cientos de millones de dólares en exportaciones y golpear a alrededor del 70 por ciento de la economía rusa, lo que resultaría en una baja de cerca de 40 por ciento en la fuerza laboral.
Sergei Skripal, un doble agente de 66 años de edad que trabajó para los servicios de inteligencia militar soviéticos antes de desertar hacia Reino Unido, y su hija Yulia, de 33 años, fueron encontrados inconscientes el 4 de marzo en una banca afuera de un centro comercial en la ciudad británica de Salisbury.
El gobierno británico acusó a Rusia de estar detrás del envenenamiento que, afirmó, implicó el uso del agente neurotóxico Novichok. Rusia niega toda participación en los hechos.
El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo el jueves que las acciones de Estados Unidos son "totalmente inaceptables" y que Moscú "una vez más rechaza enfáticamente toda acusación en el contexto de una posible participación del Estado ruso en lo ocurrido en Salisbury".
La decisión de Estados Unidos es poco amistosa y no concuerda con la atmósfera constructiva creada tras la reciente reunión Putin-Trump, agregó.
