Por Noemí Galbán
LA HABANA, 1 jun (Xinhua) -- Mauro y María Karla son hermanos, tienen cuatro y 10 años, respectivamente, y desde su inocencia infantil cada uno argumentó los motivos por los cuales aseguran que son felices por haber nacido en Cuba, una nación donde desde hace casi 60 años todos los días están dedicados a la niñez.
"Estoy contento porque tengo a mis papás que me quieren, a mi tata (hermana), a mis seños (maestras) y mis amiguitos del círculo que juego con ellos mucho", dijo Mauro con cierta picardía.
Aunque con una franqueza que enorgullece a sus padres y abuelos, quienes cada día acompañan a los pequeños a sus centros escolares, donde aprenden y son atendidos con esmero por personal calificado.
"Esa es una tranquilidad para mí como madre, saber que mis hijos están bien cuidados en sus escuelas y cuando en la tarde los veo en casa siempre tienen algo nuevo que contarme de lo que aprendieron ese día", comentó a Xinhua Gretel Ruiz.
La joven trabajadora de una agencia de turismo señaló que como ella, cientos de miles de familias cubanas gozan de ese privilegio, al contar con una educación gratuita reconocida por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En el presente curso lectivo iniciado en septiembre de 2017 y que dentro de pocas semanas culminará en toda la isla, más de 1.750.000 niños y adolescentes cubanos acudieron a las 10.698 instituciones que abrieron sus puertas en cada nivel de enseñanza, tanto preescolar, primaria, secundaria y preuniversitario como especial en el caso de los infantes con algún tipo de discapacidad.
A todos ellos, el Estado cubano les garantizó la presencia en las aulas de 235.000 maestros y la base material de estudios necesaria, entre la que se incluyen los libros de texto, cuadernos de trabajo, lápices, libretas y otros útiles.
"La educación es un derecho de todos los niños cubanos, pero lo que más agradezco como padre y abuelo es que la salud es también gratuita porque aquí los más pequeños son la prioridad, que disfruten su niñez y no tengan preocupaciones. Es por lo que todos nos esforzamos", señaló el jubilado residente en La Habana, Raúl Ruiz.
Ruiz detalló a Xinhua que desde el embarazo, las madres son atendidas por un equipo multidisciplinario que vela por la salud de los bebés durante los nueve meses de gestación y el parto.
Esta atención incidió para que en 2017 Cuba registrara la tasa de mortalidad infantil más baja de su historia, con cuatro por cada 1.000 nacidos vivos.
Con posterioridad, los niños son vacunados sin costo alguno contra 13 enfermedades, entre ellas la poliomielitis, tuberculosis, difteria, sarampión, parotiditis, rubéola, tétanos, hepatitis y tosferina.
Algunas de estas enfermedades constituyen hoy la principal causa de muerte infantil en muchas partes del mundo, dolencias que frustran la vida de más de 27.000 menores de cinco años cada día, según organizaciones internacionales.
Desde las edades más tempranas se presta especial atención a otras condiciones básicas de la salud de los infantes, como la desnutrición, el desarrollo psicomotor e intelectual.
Desde el triunfo de la Revolución en enero de 1959, se creó un cuerpo legislativo dedicado a garantizar la supervivencia, desarrollo, protección y participación de la población más joven.
"He tenido la oportunidad de conversar con muchas personas de todo el mundo y aún en los países más desarrollados carecen de estos beneficios. Es una suerte realmente nacer en Cuba", subrayó Gretel Ruiz.
Recordó cómo en su niñez, su única preocupación era en qué momento dejaba a un lado el juego para hacer las tareas independientes orientadas en la escuela ese día.
"Jamás me detuve a pensar qué iba a comer, si podía estudiar, a dónde ir si me enfermaba, en qué lugar dormir o protegerme para evitar ser víctima de abusos sexuales. Hay millones de niños en el mundo que pierden su infancia lidiando con esos males", lamentó.
Un poco ajena a esas palabras la miraba con curiosidad su hija María Karla, quien impaciente y con su uniforme escolar impecable, les insistía a la mamá y al abuelo que era hora de irse porque tenía que llegar puntual a su colegio.
"Hoy es un día especial porque es el Día Internacional de la Infancia y voy a actuar en el matutino de mi escuela. Soy la encargada de cultura y debo dar el ejemplo a mis compañeritos", explicó a Xinhua la niña.
Ese es otro de los derechos de los pequeños cubanos, quienes desde la educación primaria integran la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), agrupación dirigida a desarrollar en los niños y adolescentes el interés por el estudio y el sentido de la responsabilidad social.
También busca elevar el protagonismo de las más nuevas generaciones en la toma de decisiones de sus más inmediatos asuntos y promover la participación activa de los infantes en la vida escolar primeramente y luego en otros aspectos de la sociedad.
"Ir a la escuela es uno de los momentos más felices de mi vida porque me siento muy bien, me gusta estudiar, aprender, compartir con mis compañeritos de aula y saber que me escuchan, tanto los adultos como los otros niños", argumentó María Karla.
Luego miró a su mamá y la invitó a culminar la plática para seguir veloz la marcha hacia su colegio donde hoy, como en toda Cuba, se festeja este 1 de junio el Día Internacional de la Infancia.
El día fue instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1956, con el objetivo de recordar que los niños son la población más vulnerable por lo que merecen toda la atención y protección de los mayores.