ESPECIAL: Camioneros paralizan Brasil y obligan al gobierno a usar el Ejército para intentar poner fin a la huelga

Spanish.xinhuanet.com   2018-05-26 13:05:10

RIO DE JANEIRO, 25 may (Xinhua) -- Tras cinco días que han dejado el país al borde del caos y colapso, el gobierno brasileño recurrió al Ejército y las fuerzas de seguridad para poner fin a la huelga de los camioneros, que ha paralizado la mayor economía de América Latina.

Las imágenes de gasolineras sin combustibles, supermercados sin alimentos o farmacias sin medicamentos, más propias de países en guerra o con graves conflictos sociales, se han visto a lo largo de esta semana en Brasil, lo que ha puesto de manifiesto igualmente la fuerza que tienen los camioneros para poder paralizar uno de los mayores países del mundo.

El origen del problema radica en la nueva política adoptada por la petrolera estatal Petrobras, de fijar los precios en consonancia con el mercado internacional. Tras muchos años controlando los precios de los combustibles (incluso por debajo de los del mercado) como forma para intentar frenar la inflación, con el cambio de gobierno en 2016, Petrobras también sufrió cambios en su dirección.

Así, la nueva directiva, encabezada por Pedro Parente, un antiguo ministro, aseguró poco después de asumir el control de la mayor empresa del país que se adoptaría una política de reajustes en consonancia al mercado internacional.

Debido a la subida del barril de petróleo en las últimas semanas, Petrobras trasladó el aumento de los precios a las refinerías del país, encareciendo así los precios de los combustibles en Brasil.

Uno de los sectores más afectados por la subida de los precios de los combustible son los camioneros y los transportistas, principalmente los autónomos.

El viernes pasado, la Asociación Brasileña de Camioneros (Abcam) amenazó con una huelga a partir del lunes si el gobierno no bajaba el precio del diesel. La entidad se quejó de que intentaron en vano desde octubre del año pasado reducir el precio del crudo, sin encontrar respuesta del gobierno.

El ministro de Minas y Energía, Wellington Moreira Franco, aseguró el mismo sábado que el gobierno estaba sensibilizado con el aumento de los precios y que estaba estudiando reducir los impuestos, sin ver que la crisis estaba al borde de estallar.

Los precios no solamente no bajaron, sino que el sábado, Petrobras reajustó al alza por quinto día seguido los precios en las refinerías: un 0,80 por ciento en el caso del diésel y un 1,34 por ciento en la gasolina.

El lunes, miles de camioneros bloquearon carreteras en 21 de los 27 estados brasileños. El gobierno aseguró que intentaría tener un poco más de control sobre los precios de los combustibles. Ya el martes, las protestas aumentaron a 24 estados, y los primeros efectos de los bloqueos empezaron a sentirse, con falta de combustible, principalmente en los aeropuertos, que necesitan grandes cantidades para abastecer los aviones.

El gobierno anunció por la noche que eliminaría uno de los tributos que hay sobre el diésel, con lo que el precio debería bajar.

El miércoles es cuando los efectos del bloqueo empezaron a sentirse en todo el país. La falta de transportes hizo que no llegara combustible a las gasolineras, con lo que la gasolina empezó a escasear y en algunos casos, a acabarse. Con ello, empezó el efecto dominó.

Sin gasolina, las compañías de autobuses municipales sacaron menos vehículos a las calles, dificultando los desplazamientos de las personas y su llegada al trabajo. También salieron menos ambulancias, lo que provocó que muchas operaciones fueran canceladas al no poder ser transportado el paciente.

Los supermercados empezaron a sufrir la falta de algunos productos, igual que las farmacias y las empresas. El caso más expresivo fue el de la industria automotor, con la mayoría de las ensambladoras suspendiendo la producción por falta de piezas.

La población, que también sufre los aumentos de los precios, se solidarizó con los camioneros, por lo que toda la presión recayó sobre el gobierno y sobre Petrobras. Aunque inicialmente Parente aseguró que la petrolera no modificaría su política de reajustes, se vio forzado a anunciar una disminución del 10 por ciento en el precio del combustible en las refinerías durante quince días.

Con los efectos de la paralización cada vez más perjudiciales, gobierno y representantes de los camioneros se reunieron durante más de seis horas para buscar una solución. Aunque diez de las once entidades de los camioneros aceptaron la propuesta del gobierno para una tregua, la principal entidad del sector, la Abcam, se retiró de la reunión y ya anunció que no aceptaba las condiciones.

Este viernes, a pesar del acuerdo, miles de camioneros continuaron paralizando el país, provocando incluso la cancelación de vuelos porque en algunos aeropuertos, como el de la capital Brasilia o Recife, no había combustible para reabastecer las aeronaves.

Temer se vio forzado a convocar las fuerzas de seguridad nacionales para poner fin a la huelga, aunque nadie sabe si surgirá efecto. Los camioneros no podrán cortar carreteras ni quedarse en el arcén de las carreteras, pero tienen varias maneras todavía de no entregar las mercancías o dificultar el paso de otros camiones de transporte.

Aunque el gobierno aseguró que a primera hora de la tarde de este viernes ya se habían desbloqueado la mitad de las carreteras, los efectos pueden continuar en algunos sectores. La falta de alimentos en las granjas puede provocar la muerte de miles de animales, así como varios alimentos pueden haber caducado por tantos días guardados en condiciones que no son las más apropiadas.

El gobierno ya ha admitido que la huelga puede tener efectos muy negativos para la economía brasileña, que se recupera a marchas forzadas de la grave crisis económica sufrida entre 2015 y 2016. Nadie sabe qué ocurrirá en los próximos días, pero por el momento, la Abcam ya ha pedido a sus camioneros que no bloqueen las carreteras, aunque ha dejado claro que ello no significa el fin de la huelga.

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ESPECIAL: Camioneros paralizan Brasil y obligan al gobierno a usar el Ejército para intentar poner fin a la huelga

Spanish.xinhuanet.com 2018-05-26 13:05:10

RIO DE JANEIRO, 25 may (Xinhua) -- Tras cinco días que han dejado el país al borde del caos y colapso, el gobierno brasileño recurrió al Ejército y las fuerzas de seguridad para poner fin a la huelga de los camioneros, que ha paralizado la mayor economía de América Latina.

Las imágenes de gasolineras sin combustibles, supermercados sin alimentos o farmacias sin medicamentos, más propias de países en guerra o con graves conflictos sociales, se han visto a lo largo de esta semana en Brasil, lo que ha puesto de manifiesto igualmente la fuerza que tienen los camioneros para poder paralizar uno de los mayores países del mundo.

El origen del problema radica en la nueva política adoptada por la petrolera estatal Petrobras, de fijar los precios en consonancia con el mercado internacional. Tras muchos años controlando los precios de los combustibles (incluso por debajo de los del mercado) como forma para intentar frenar la inflación, con el cambio de gobierno en 2016, Petrobras también sufrió cambios en su dirección.

Así, la nueva directiva, encabezada por Pedro Parente, un antiguo ministro, aseguró poco después de asumir el control de la mayor empresa del país que se adoptaría una política de reajustes en consonancia al mercado internacional.

Debido a la subida del barril de petróleo en las últimas semanas, Petrobras trasladó el aumento de los precios a las refinerías del país, encareciendo así los precios de los combustibles en Brasil.

Uno de los sectores más afectados por la subida de los precios de los combustible son los camioneros y los transportistas, principalmente los autónomos.

El viernes pasado, la Asociación Brasileña de Camioneros (Abcam) amenazó con una huelga a partir del lunes si el gobierno no bajaba el precio del diesel. La entidad se quejó de que intentaron en vano desde octubre del año pasado reducir el precio del crudo, sin encontrar respuesta del gobierno.

El ministro de Minas y Energía, Wellington Moreira Franco, aseguró el mismo sábado que el gobierno estaba sensibilizado con el aumento de los precios y que estaba estudiando reducir los impuestos, sin ver que la crisis estaba al borde de estallar.

Los precios no solamente no bajaron, sino que el sábado, Petrobras reajustó al alza por quinto día seguido los precios en las refinerías: un 0,80 por ciento en el caso del diésel y un 1,34 por ciento en la gasolina.

El lunes, miles de camioneros bloquearon carreteras en 21 de los 27 estados brasileños. El gobierno aseguró que intentaría tener un poco más de control sobre los precios de los combustibles. Ya el martes, las protestas aumentaron a 24 estados, y los primeros efectos de los bloqueos empezaron a sentirse, con falta de combustible, principalmente en los aeropuertos, que necesitan grandes cantidades para abastecer los aviones.

El gobierno anunció por la noche que eliminaría uno de los tributos que hay sobre el diésel, con lo que el precio debería bajar.

El miércoles es cuando los efectos del bloqueo empezaron a sentirse en todo el país. La falta de transportes hizo que no llegara combustible a las gasolineras, con lo que la gasolina empezó a escasear y en algunos casos, a acabarse. Con ello, empezó el efecto dominó.

Sin gasolina, las compañías de autobuses municipales sacaron menos vehículos a las calles, dificultando los desplazamientos de las personas y su llegada al trabajo. También salieron menos ambulancias, lo que provocó que muchas operaciones fueran canceladas al no poder ser transportado el paciente.

Los supermercados empezaron a sufrir la falta de algunos productos, igual que las farmacias y las empresas. El caso más expresivo fue el de la industria automotor, con la mayoría de las ensambladoras suspendiendo la producción por falta de piezas.

La población, que también sufre los aumentos de los precios, se solidarizó con los camioneros, por lo que toda la presión recayó sobre el gobierno y sobre Petrobras. Aunque inicialmente Parente aseguró que la petrolera no modificaría su política de reajustes, se vio forzado a anunciar una disminución del 10 por ciento en el precio del combustible en las refinerías durante quince días.

Con los efectos de la paralización cada vez más perjudiciales, gobierno y representantes de los camioneros se reunieron durante más de seis horas para buscar una solución. Aunque diez de las once entidades de los camioneros aceptaron la propuesta del gobierno para una tregua, la principal entidad del sector, la Abcam, se retiró de la reunión y ya anunció que no aceptaba las condiciones.

Este viernes, a pesar del acuerdo, miles de camioneros continuaron paralizando el país, provocando incluso la cancelación de vuelos porque en algunos aeropuertos, como el de la capital Brasilia o Recife, no había combustible para reabastecer las aeronaves.

Temer se vio forzado a convocar las fuerzas de seguridad nacionales para poner fin a la huelga, aunque nadie sabe si surgirá efecto. Los camioneros no podrán cortar carreteras ni quedarse en el arcén de las carreteras, pero tienen varias maneras todavía de no entregar las mercancías o dificultar el paso de otros camiones de transporte.

Aunque el gobierno aseguró que a primera hora de la tarde de este viernes ya se habían desbloqueado la mitad de las carreteras, los efectos pueden continuar en algunos sectores. La falta de alimentos en las granjas puede provocar la muerte de miles de animales, así como varios alimentos pueden haber caducado por tantos días guardados en condiciones que no son las más apropiadas.

El gobierno ya ha admitido que la huelga puede tener efectos muy negativos para la economía brasileña, que se recupera a marchas forzadas de la grave crisis económica sufrida entre 2015 y 2016. Nadie sabe qué ocurrirá en los próximos días, pero por el momento, la Abcam ya ha pedido a sus camioneros que no bloqueen las carreteras, aunque ha dejado claro que ello no significa el fin de la huelga.

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