BUENOS AIRES, abril 20, 2018 (Xinhua) -- Imagen del 19 de abril de 2018 del artista argentino Leandro Erlich (d-atrás) conversando con una de sus colaboradoras en un taller en la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina. Nubes atrapadas en vitrinas, fachadas de edificios que se pueden trepar acostándose en el piso, botes que navegan aunque no haya agua o ascensores con espejos que no reflejan la imagen de quien ingresa a ellos, son algunas de las obras de Leandro Erlich (Buenos Aires, 1973), el artista argentino que juega con la percepción y crea paradojas visuales. Con una proyección de alcance internacional, el arte conceptual de Erlich volverá en junio próximo a China con una muestra en el Museo How, de la ciudad de Shanghai, lo que le genera una "gran expectativa". "El How Museum es un museo nuevo, que se inauguró el año pasado", señaló el artista a Xinhua, luego de recorrer el taller donde trabaja, un luminoso establecimiento de tres pisos ubicado en el barrio de Villa Crespo, centro geográfico de la ciudad de Buenos Aires. (Xinhua/Martín Zabala)
BUENOS AIRES, 20 abr (Xinhua) -- Nubes atrapadas en vitrinas, fachadas de edificios que se pueden trepar acostándose en el piso, botes que navegan aunque no haya agua o ascensores con espejos que no reflejan la imagen de quien ingresa a ellos, son algunas de las obras de Leandro Erlich (Buenos Aires, 1973), el artista argentino que juega con la percepción y crea paradojas visuales.
Con una proyección de alcance internacional, el arte conceptual de Erlich volverá en junio próximo a China con una muestra en el Museo How, de la ciudad de Shanghai, lo que le genera una "gran expectativa".
"El How Museum es un museo nuevo, que se inauguró el año pasado", señaló el artista a Xinhua, luego de recorrer el taller donde trabaja, un luminoso establecimiento de tres pisos ubicado en el barrio de Villa Crespo, centro geográfico de la ciudad de Buenos Aires.
El artista irá a China "con la expectativa de poder presentar mi obra, no un proyecto, sino varias obras, en una muestra grande, a un público nuevo pero que, de alguna manera, me conoce y nos hemos encontrado previamente", dijo.
Agregó que se siente "muy contento y con muchas ganas de la inauguración y atento a las expectativas. Esperemos que la gente se entusiasme con la muestra".
Con el respaldo de colaboradores que vuelcan bocetos en computadoras y técnicos que ultiman detalles en diversos materiales, Erlich da luz a sus creaciones.
"Soy un artista conceptual. Lo que va llevando mis ideas tiene que ver más con las ideas, justamente, que con el material de las obras", dijo.
"Me interesa construir proyectos, obras en las cuales la gente participa, interactúa y están, en lo general, sujetas al orden cotidiano, a espacios y situaciones que la gente reconoce como familiares y donde se desata una experiencia distinta", agregó el creador.
Con una legión de seguidores tanto en Argentina como en Europa y Estados Unidos, la obra de Erlich se expuso recientemente en el Museo Mori de Tokio, con singular éxito y más de 600.000 visitantes.
La inspiración, explicó, "está en general en lo cotidiano, en mi vida cotidiana, en los espacios, en las ideas, en las conversaciones que tengo con gente, y que van despertando en mí" la creatividad.
Añadió que la inspiración también está "en la arquitectura, por supuesto, que para mí ha devenido en una suerte de lenguaje. Son situaciones y espacios que, articulados, pueden generar una experiencia y transmitir una idea".
La obra de Erlich ha recibido elogios por parte de la Academia y la critica especializada, al igual que de los grandes públicos.
"Es una suerte que eso suceda. Es, evidentemente, implanificable. Detrás del juego, de estos aspectos lúdicos, que hacen que la obra sea sumamente accesible, hay reflexiones que me hago, que tienen una cierta profundidad conceptual, filosófica", expresó.
"Creo que la manera en la cual estas reflexiones, o estas ideas, están comunicadas, es de una manera atractiva y de una manera simple. Y creo que es interesante que suceda esto, la convergencia entre el gran público y el público erudito en encontrar en la obra algo que les significa", explicó.
La obra de Erlich hace eje en la ilusión óptica, aunque el artista se encarga de remarcar que ése es sólo un aspecto y prefiere hablar de "la percepción", que "a veces es visual, a veces es sonora".
"La percepción también tiene que ver con el elemento que hace que la obra sea accesible a cualquiera, porque la percepción es inherente a todos. Nacemos con esta capacidad, es aquello que nos permite interpretar el orden de las cosas, es lo que nos permite dar existencia, a través de la vista, a través del oído, a través de los sentidos, dar existencia a las cosas que nos rodean", expresó.
Erlich se formó en Buenos Aires, en la reconocida escuela de arte Prilidiano Pueyrredón y su primera muestra individual fue en el Centro Cultural Recoleta cuando tenía 18 años.
Luego obtuvo una beca de la Fundación Antorchas y otra del Fondo Nacional de las Artes, para, en 1997, viajar a Estados Unidos, donde residió varios años.
En 2001 montó en la Bienal de Arte de Venecia una piscina en la que se podía caminar y que generaba al espectador la visión de nadar vestido debajo del agua.
Participó también en las Bienales de Whitney (EEUU) en el 2000, Estambul (Turquía) en 2001, Shanghai (China) en 2002 y Sao Paulo (Brasil) en 2004. Tomó parte de la Nuit Blanche en París en 2004 y exhibió nuevamente en la Bienal de Venecia en 2005.
Además de su presencia en muestras colectivas, la obra de Erlich ha estado expuesta en centros culturales como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Seúl o en el Centro Georges Pompidou de París, Francia, país en el que vivió cinco años.
Para distanciarse del "ruido" de una descomunal Buenos Aires, el artista se traslada parte del año a Montevideo, la capital de Uruguay, al otro lado del Río de la Plata, para trabajar en un entorno reflexivo.
A tono con ese espíritu rioplatense, en 2015 el artista se propuso, y logró, la deconstrucción del Obelisco de Buenos Aires, un ícono de la ciudad.
El artista "quitó" la punta al monumento ubicado en la avenida 9 de julio y la "llevó" a la vereda del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), donde visitantes podían ingresar para ver una presentación multimedia con una vista aérea de la capital argentina.
En realidad, el extremo superior del obelisco había sido cubierto y lo que se mostraba en el Malba era una reproducción a escala real del ápice.
"Lo que me interesa de la percepción es, justamente, tomar esa herramienta, la herramienta que tenemos para interpretar lo real, la realidad, para encontrarse con algo que se asemeja a aquello que conocemos y que requiere de la misma herramienta, que tiene que ver con la percepción, para volver a ser interpretado", dijo.
"Cuando nuestra percepción nos devuelve otras conclusiones o modifica aquello que anticipábamos, es una forma también de repensar lo que existe", reflexionó Leandro Erlich.