CHONGQING, 20 feb (Xinhua) -- En una vivienda abandonada en la municipalidad suroccidental china de Chongqing, Zhou Zhihou y sus colegas graban cuidadosamente fotografías sobre madera.
Las paredes de la vivienda están llenas de xilografías. En el medio, un cubo de madera para hervir arroz está sobre una mesa larga y los pinceles están apretados en los agujeros del mismo.
Zhou, de 72 años, está ocupado preparándose para un regalo especial por sus familiares y amigos para la Fiesta de la Primavera de este año: una xilografía de un perro, que coincide con el Año del Perro.
Zhou, un campesino en el poblado Shangchang, empezó a pintar el año pasado.
"Soy algo así como una celebridad en la localidad estos días", apunta Zhou. "Incluso tengo mi propio estudio", añade.
Zhou es uno de las decenas de pintores campesinos exitosos que se hicieron famosos por grabar la vida rural con xilografías en Shangchang, a unos 100 kilómetros del centro de Chongqing.
Las xilografías surgieron durante la dinastía Ming (1368-1644). Los pintores grababan dibujos en bloques de madera y luego los coloreaban antes de estamparlos en papeles para obtener un cuadro. Cada bloque puede ayudar a estampar montones de cuadros.
Los negocios de las pinturas han sido prósperos en Shangchang, con turistas que llegan para admirar este arte y comprar cuadros. Las autoridades gubernamentales están planeando promover las xilografías en otras localidades rurales en Chongqing para incentivar el turismo local.
El maestro de Zhou, Li Yili, profesional de la xilografía, vino a Shangchang en agosto para ayudar a enseñar este arte. "Sólo les dije que grabasen lo que vieran", señala Li.
Peng Shuzhen, otra aldeana en Shangchang, explica que ella representó muchos aspectos de la vida rural.
"Pinté lo que vi: traviesos niños mordidos por cangrejos al lado del río, personas que beben licor hecho en casa con cañas de paja", señala Peng, de 69 años. "No es tan complicado: un círculo es la cabeza, y dos puntos son ojos", agrega.
La idílica belleza del campo, los bailes de los ancianos y los niños cuyos padres se marchan de casa para trabajar en ciudades grandes o la construcción de nuevas viviendas son todos un buen contenido para los cuadros.
"Las pinturas de los campesinos son abiertas", destaca Li Yili. "Los colores son enérgicos, y los imágenes se ven simples y divertidas", agrega.
Los cuadros se pusieron rápidamente de moda entre los visitantes a la aldea de Shangchang. En menos de seis meses, Zhou, que ganaba dinero vendiendo huevos, recaudó casi 7.000 yuanes (1.110 dólares) gracias a la venta de sus cuadros.
"Las xilografías no sólo transformaron la fortuna de Shangchang, sino también enriquecieron la vida de la gente", resume Cai Chunqi, director del comité del Partido Comunista de China de la aldea. "Anteriormente, el pasatiempo para los locales era principalmente jugar al póker. Sin embargo, ahora lo más importante es la xilografía", concluye.