BEIJING, 31 ene (Xinhua) -- Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mencionó a China como un rival que desafiará a Estados Unidos, en su primer discurso sobre el Estado de la Unión el martes, debió haber estado consciente de cómo una mayor reciprocidad entre las dos economías podría ayudar a iluminar su "nuevo momento estadounidense".
En uno de los discursos más largos sobre el Estado de la Unión de que se tenga memoria, Trump ofreció una economía estadounidense fuerte con salarios más altos, caída del desempleo y regreso de los manufactureros. "Nunca ha habido un tiempo mejor para empezar a vivir el sueño estadounidense", afirmó.
Trump señaló a China y a Rusia como rivales de Estados Unidos que desafían los intereses, economía y valores estadounidenses. El presidente indicó que se requiere de un comercio "justo y recíproco".
Las palabras fueron poco sorprendentes al venir de un hombre que prometió en su discurso de toma de posesión hace un año proteger a Estados Unidos de otros países que fabrican productos y roban sus compañías y empleos.
Es importante recordar las diferentes etapas de desarrollo económico y la creciente complementariedad en estructuras económicas entre China y Estados Unidos. Esto sienta una base sólida para la cooperación, de la cual pueden salir beneficiados ambos.
Es mejor que Estados Unidos vea a China como socio, en lugar de como rival, con un futuro conjunto en lugar de uno separado. China contribuyó al sueño estadounidense en lugar de desestabilizarlo.
En opinión de Ha Jiming, un destacado investigador del grupo de consultoría Finance 40 Forum de China, la complementariedad sigue predominando sobre la competencia entre las dos economías.
La complementariedad esencial entre ambos es resultado del hecho de que China tiene abundancia de mano de obra de bajo costo, mientras que Estados Unidos tiene abundante capital. China se está volviendo más rica en capital, pero el costo de su mano de obra y productividad, aunque han crecido en los años recientes, siguen siendo muy inferiores a los de Estados Unidos. La base para la complementariedad sigue intacta.
El espacio para la cooperación se vislumbra más amplio en industria, infraestructura y pagos en línea. El presidente Trump pidió financiamiento masivo para construir carreteras, puentes, autopistas, vías férreas y vías navegables nuevos y relucientes que necesita desesperadamente el país. China posee cerca de 22.000 kilómetros de ferrocarriles de alta velocidad. Cerca de 13 por ciento de sus ventas minoristas domésticas son hechas por vendedores en línea, en comparación con el 8 por ciento en Estados Unidos. China está dispuesta a compartir sus recursos y experiencias con Estados Unidos.
La relación comercial bilateral es una vía de dos direcciones. Estados Unidos ha superado a la Unión Europea para reclamar su posición como el mayor socio comercial de China. China tiene un superávit en el comercio de productos, mientras que Estados Unidos tiene un superávit en el comercio de servicios, y el segundo está creciendo más rápido que la primera.
También es importante saber que cuestiones estructurales contribuyen al desequilibrio comercial entre los dos países.
Mientras que China y la pérdida de empleos son equiparados por ciertas partes en el Capitolio, la realidad no podría ser más diferente. Las compañías chinas están abriendo nuevas plantas y contratando a gente en Estados Unidos, un escenario ausente en gran parte en la retórica de algunos políticos estadounidenses.
De acuerdo con un informe del Comité Nacional sobre Relaciones Estados Unidos-China y Rhodium Group, el empleo de firmas chinas en todo Estados Unidos aumentó nueve veces entre 2009 y 2016, para ubicarse en 140.000.
Para resolver los desequilibrios y la reducción de empleos de manufactura en Estados Unidos se requieren visiones de más largo plazo y más amplias en lugar del proteccionismo. Éste reducirá la eficiencia económica y el bienestar de los consumidores.
China se encamina a reequilibrar su economía doméstica y a impulsar la reforma orientada al mercado. Estos cambios finalmente ayudarán a reducir los déficits comerciales entre ambos países y a aliviar las preocupaciones estadounidenses sobre prácticas de comercio injustas.
El mundo está experimentando un crecimiento global sincrónico, pero sus bases no son lo suficientemente sólidas. El riesgo de errores políticos entre China y Estados Unidos podría ser elevado y asestar un fuerte golpe a la economía mundial.
Ante el alto riesgo, el mundo estará mejor cuando China y Estados Unidos se comporten como socios y no como rivales.
