ESPECIAL: El arte de hacer habanos en las manos de una mujer cubana

Actualizado 2018-01-17 03:37:19 | Spanish. xinhuanet. com

Por Raúl Menchaca

(1)CUBA-HABANA-INDUSTRIA-TABACO

Imagen del 15 de enero de 2018 de Yolanda Medina trabajando en la confección de puros habanos Premium, en la Casa del Habano del Hotel Meliá Habana, en La Habana, Cuba. Yolanda Medina acaba de regresar por enésima vez a Cuba de China, donde estuvo en las ciudades de Beijing y Shanghai para mostrar cómo se confeccionan los puros habanos Premium, que son los elaborados a mano. Cada año, desde hace 17, hace un viaje a esas ciudades chinas para laborar durante tres meses en el creciente mercado de la compañía Habanos S.A., una empresa mixta entre la estatal Cubatabaco y Altadis, filial franco-alemana de la multinacional británica Imperial Tobacco. El resto del año, Yolanda trabaja cada día en la Casa del Habano del Hotel Meliá Habana, una lujosa institución donde se pueden adquirir los más exclusivos y aristocráticos puros cubanos. Medina es considerada hoy en día a nivel internacional como una de las mejores maestras torcedoras, de un selecto grupo de mujeres que ha alcanzado un alto grado de maestría en la complicada elaboración de los habanos. Los puros más difíciles de elaborar para Yolanda son los llamados "figurados", que son los que tienen ambas puntas finas o redondeadas, como los citados Diadema, así como los conocidos como Salomón y Pirámide. Yolanda entró en la lista de los Récords Guinnes con la confección del puro "fumable" más grande de la historia, que torció en la ciudad alemana de Stuttgart en 1984 y midió 1,26 metros. Años después, en 2016 superó esa marca al confeccionar otro de 2 metros como celebración del cumpleaños 90 del fallecido presidente cubano, Fidel Castro. A pesar de las dimensiones, esos dos habanos se consumieron en los labios de un afortunado fumador, a diferencia de los gigantescos puros elaborados por el también torcedor cubano José "Cueto" Castelar, quien confeccionó uno de 90 metros, igualmente por el cumpleaños de Castro. (Xinhua/Joaquín Hernández)

LA HABANA, 16 ene (Xinhua) -- Yolanda Medina acaba de regresar por enésima vez a Cuba de China, donde estuvo en las ciudades de Beijing y Shanghai para mostrar cómo se confeccionan los puros habanos Premium, que son los elaborados a mano.

Cada año, desde hace 17, hace un viaje a esas ciudades chinas para laborar durante tres meses en el creciente mercado de la compañía Habanos S.A., una empresa mixta entre la estatal Cubatabaco y Altadis, filial franco-alemana de la multinacional británica Imperial Tobacco.

El resto del año, Yolanda trabaja cada día en la Casa del Habano del Hotel Meliá Habana, una lujosa institución donde se pueden adquirir los más exclusivos y aristocráticos puros cubanos.

Medina es considerada hoy en día a nivel internacional como una de las mejores maestras torcedoras, de un selecto grupo de mujeres que ha alcanzado un alto grado de maestría en la complicada elaboración de los habanos.

Pero esa excelencia no se logró de la noche a la mañana, sino que es el resultado de un largo camino de esfuerzos que inició, casi por casualidad, hace 51 años, cuando después de hacerse enfermera decidió darle un vuelco a su vida.

La hoy fallecida dirigente revolucionaria Vilma Espín, esposa del presidente cubano, Raúl Castro, impulsó la inauguración en 1967 de una escuela para enseñar a las mujeres a torcer el tabaco, un oficio hasta entonces reservado a los hombres.

"Yo no fui para quedarme en ese curso, porque había estudiado como auxiliar de enfermería pero no me gustó, y mi madre me dijo 'estudias o trabajas'", comentó Yolanda.

Rememoró para Xinhua que entonces se le dio la facilidad de entrar a esa escuela, "y lo hice para probar algo diferente, pero sin grandes expectativas".

El curso duró nueve meses y después fue ubicada en la afamada fábrica de puros H. Upmann, sin saber que unos años más tarde, ya con mayor experiencia, dirigiría esa instalación cuya producción tiene un alto reconocimiento internacional.

"Me fui enamorando tanto del oficio, que en 1974 fui la primera cubana que fue al exterior, a Francia, a hacer las primeras demostraciones del mundo del habano", contó sin poder esconder su orgullo, al ser la primera de su familia vinculada a la industria tabacalera.

Aquello fue el despegue de una exitosa carrera profesional que la llevó a dirigir, además de la ya mencionada fábrica de H. Upmann, otras instalaciones con marcas de reconocido prestigio como Partagás y Romeo y Julieta.

Durante 27 años, Yolanda alternó responsabilidades entre esas fábricas, pero al mismo tiempo perfeccionó las habilidades en el torcido, una labor en la que ha llegado a hacer en una jornada 300 puros Gran Corona.

Ese tipo de habano, con casi 19 centímetros de largo, es el segundo en longitud en la vitola cubana, solo superado por los Diademas que miden casi 22 centímetros.

Los puros más difíciles de elaborar para Yolanda son, no obstante, los llamados "figurados", que son los que tienen ambas puntas finas o redondeadas, como los citados Diadema, así como los conocidos como Salomón y Pirámide.

Yolanda entró en la lista de los Récords Guinnes con la confección del puro "fumable" más grande de la historia, que torció en la ciudad alemana de Stuttgart en 1984 y midió 1,26 metros.

Años después, en 2016 superó esa marca al confeccionar otro de 2 metros como celebración del cumpleaños 90 del fallecido presidente cubano, Fidel Castro.

A pesar de las dimensiones, esos dos habanos se consumieron en los labios de un afortunado fumador, a diferencia de los gigantescos puros elaborados por el también torcedor cubano José "Cueto" Castelar, quien confeccionó uno de 90 metros, igualmente por el cumpleaños de Castro.

Sea cuál sea el tamaño, la elaboración de los habanos es un riguroso proceso que comienza con la siembra en las plantaciones y termina con el sellado de los envases de los puros, luego de pasar por la curación, la fermentación, el añejamiento y la selección.

En ese largo proceso, los torcedores son un eslabón principal, pues elaboran el producto final valiéndose solo de una tabla, una cuchilla, conocida como chaveta, y un poco de pegamento vegetal, lo que implica que de sus habilidades depende el acabado de los puros.

En la actualidad hay un alto porcentaje de mujeres entre los torcedores de las fábricas de habanos de la isla, resultado de aquel primer curso de 1967, que ha demostrado la valía femenina en el elegante mundo del habano.

"No todo el mundo puede ser un buen torcedor, porque hay que tener mucho tacto en las manos y eso es fundamental", afirmó con contundencia Yolanda.

Compartió además no tener ningún secreto adicional en unos dedos cuidados, con una inocultable coquetería femenina que guarda todo el arte de hacer habanos.

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Por Raúl Menchaca

(1)CUBA-HABANA-INDUSTRIA-TABACO

Imagen del 15 de enero de 2018 de Yolanda Medina trabajando en la confección de puros habanos Premium, en la Casa del Habano del Hotel Meliá Habana, en La Habana, Cuba. Yolanda Medina acaba de regresar por enésima vez a Cuba de China, donde estuvo en las ciudades de Beijing y Shanghai para mostrar cómo se confeccionan los puros habanos Premium, que son los elaborados a mano. Cada año, desde hace 17, hace un viaje a esas ciudades chinas para laborar durante tres meses en el creciente mercado de la compañía Habanos S.A., una empresa mixta entre la estatal Cubatabaco y Altadis, filial franco-alemana de la multinacional británica Imperial Tobacco. El resto del año, Yolanda trabaja cada día en la Casa del Habano del Hotel Meliá Habana, una lujosa institución donde se pueden adquirir los más exclusivos y aristocráticos puros cubanos. Medina es considerada hoy en día a nivel internacional como una de las mejores maestras torcedoras, de un selecto grupo de mujeres que ha alcanzado un alto grado de maestría en la complicada elaboración de los habanos. Los puros más difíciles de elaborar para Yolanda son los llamados "figurados", que son los que tienen ambas puntas finas o redondeadas, como los citados Diadema, así como los conocidos como Salomón y Pirámide. Yolanda entró en la lista de los Récords Guinnes con la confección del puro "fumable" más grande de la historia, que torció en la ciudad alemana de Stuttgart en 1984 y midió 1,26 metros. Años después, en 2016 superó esa marca al confeccionar otro de 2 metros como celebración del cumpleaños 90 del fallecido presidente cubano, Fidel Castro. A pesar de las dimensiones, esos dos habanos se consumieron en los labios de un afortunado fumador, a diferencia de los gigantescos puros elaborados por el también torcedor cubano José "Cueto" Castelar, quien confeccionó uno de 90 metros, igualmente por el cumpleaños de Castro. (Xinhua/Joaquín Hernández)

LA HABANA, 16 ene (Xinhua) -- Yolanda Medina acaba de regresar por enésima vez a Cuba de China, donde estuvo en las ciudades de Beijing y Shanghai para mostrar cómo se confeccionan los puros habanos Premium, que son los elaborados a mano.

Cada año, desde hace 17, hace un viaje a esas ciudades chinas para laborar durante tres meses en el creciente mercado de la compañía Habanos S.A., una empresa mixta entre la estatal Cubatabaco y Altadis, filial franco-alemana de la multinacional británica Imperial Tobacco.

El resto del año, Yolanda trabaja cada día en la Casa del Habano del Hotel Meliá Habana, una lujosa institución donde se pueden adquirir los más exclusivos y aristocráticos puros cubanos.

Medina es considerada hoy en día a nivel internacional como una de las mejores maestras torcedoras, de un selecto grupo de mujeres que ha alcanzado un alto grado de maestría en la complicada elaboración de los habanos.

Pero esa excelencia no se logró de la noche a la mañana, sino que es el resultado de un largo camino de esfuerzos que inició, casi por casualidad, hace 51 años, cuando después de hacerse enfermera decidió darle un vuelco a su vida.

La hoy fallecida dirigente revolucionaria Vilma Espín, esposa del presidente cubano, Raúl Castro, impulsó la inauguración en 1967 de una escuela para enseñar a las mujeres a torcer el tabaco, un oficio hasta entonces reservado a los hombres.

"Yo no fui para quedarme en ese curso, porque había estudiado como auxiliar de enfermería pero no me gustó, y mi madre me dijo 'estudias o trabajas'", comentó Yolanda.

Rememoró para Xinhua que entonces se le dio la facilidad de entrar a esa escuela, "y lo hice para probar algo diferente, pero sin grandes expectativas".

El curso duró nueve meses y después fue ubicada en la afamada fábrica de puros H. Upmann, sin saber que unos años más tarde, ya con mayor experiencia, dirigiría esa instalación cuya producción tiene un alto reconocimiento internacional.

"Me fui enamorando tanto del oficio, que en 1974 fui la primera cubana que fue al exterior, a Francia, a hacer las primeras demostraciones del mundo del habano", contó sin poder esconder su orgullo, al ser la primera de su familia vinculada a la industria tabacalera.

Aquello fue el despegue de una exitosa carrera profesional que la llevó a dirigir, además de la ya mencionada fábrica de H. Upmann, otras instalaciones con marcas de reconocido prestigio como Partagás y Romeo y Julieta.

Durante 27 años, Yolanda alternó responsabilidades entre esas fábricas, pero al mismo tiempo perfeccionó las habilidades en el torcido, una labor en la que ha llegado a hacer en una jornada 300 puros Gran Corona.

Ese tipo de habano, con casi 19 centímetros de largo, es el segundo en longitud en la vitola cubana, solo superado por los Diademas que miden casi 22 centímetros.

Los puros más difíciles de elaborar para Yolanda son, no obstante, los llamados "figurados", que son los que tienen ambas puntas finas o redondeadas, como los citados Diadema, así como los conocidos como Salomón y Pirámide.

Yolanda entró en la lista de los Récords Guinnes con la confección del puro "fumable" más grande de la historia, que torció en la ciudad alemana de Stuttgart en 1984 y midió 1,26 metros.

Años después, en 2016 superó esa marca al confeccionar otro de 2 metros como celebración del cumpleaños 90 del fallecido presidente cubano, Fidel Castro.

A pesar de las dimensiones, esos dos habanos se consumieron en los labios de un afortunado fumador, a diferencia de los gigantescos puros elaborados por el también torcedor cubano José "Cueto" Castelar, quien confeccionó uno de 90 metros, igualmente por el cumpleaños de Castro.

Sea cuál sea el tamaño, la elaboración de los habanos es un riguroso proceso que comienza con la siembra en las plantaciones y termina con el sellado de los envases de los puros, luego de pasar por la curación, la fermentación, el añejamiento y la selección.

En ese largo proceso, los torcedores son un eslabón principal, pues elaboran el producto final valiéndose solo de una tabla, una cuchilla, conocida como chaveta, y un poco de pegamento vegetal, lo que implica que de sus habilidades depende el acabado de los puros.

En la actualidad hay un alto porcentaje de mujeres entre los torcedores de las fábricas de habanos de la isla, resultado de aquel primer curso de 1967, que ha demostrado la valía femenina en el elegante mundo del habano.

"No todo el mundo puede ser un buen torcedor, porque hay que tener mucho tacto en las manos y eso es fundamental", afirmó con contundencia Yolanda.

Compartió además no tener ningún secreto adicional en unos dedos cuidados, con una inocultable coquetería femenina que guarda todo el arte de hacer habanos.

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