ESPECIAL: Fidel Castro, un sobreviviente a cientos de atentados

Spanish.xinhuanet.com   2017-11-26 01:06:22

Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 25 nov (Xinhua) -- A pesar de ser el blanco de más de 600 planes de atentados, solo la vejez acabó con la vida del ex presidente cubano Fidel Castro, de cuya muerte hoy se cumple el primer aniversario.

Castro fue un enconado adversario de Estados Unidos, país que planificó buena parte de esos intentos de magnicidio, pero murió tranquilamente en su casa en las afueras de La Habana a los 90 años de edad y convertido en un símbolo de resistencia dentro y fuera de Cuba.

"Tengo un chaleco moral, es fuerte. Ese me ha protegido siempre", dijo Castro a periodistas en 1979, mientras mostraba el pecho durante un viaje a Estados Unidos para intervenir en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El desafío que significó instaurar un gobierno socialista a 150 kilómetros de las costas de Estados Unidos, le ganó a Fidel Castro el encono de una decena de administraciones norteamericanas.

En una lista que incluye a Dwight Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush, Bill Clinton y George W. Bush, casi todos los presidentes estadounidenses fueron duros adversarios del barbudo mandatario cubano.

Castro fue blanco de 634 atentados "documentados", muchos de ellos organizados en Estados Unidos, según recuerda el general retirado Fabián Escalante, ex jefe de la inteligencia cubana y autor del libro "La guerra secreta. Operación ZR Rifle".

La Operación ZR Rifle es el criptónimo que utilizó la Agencia Central de Inteligencia (CIA por siglas en inglés) de Estados Unidos para denominar un complot para asesinar a Castro, aprobado por John F. Kennedy, y reconocido en 2007 en documentos desclasificados.

Muchos de esas tentativas de asesinato han sido reveladas por los servicios secretos cubanos, además de antiguos conspiradores, agentes, políticos estadounidenses o escritores.

Los intentos de la eliminación física, que otorgaron a Castro un singular récord difícil de igualar, se acrecentaron en los primeros años de la llegada al poder del líder, como detalló el periodista cubano Luis Báez en el libro "El mérito es estar vivo", publicado en 2005.

Báez enumeró varios planes, entre ellos uno para liquidarlo con un disparo de bazuca durante un acto público en el antiguo Palacio Presidencial de La Habana en 1961 o intentos fallidos que tuvieron por escenario el estadio Latinoamericano durante partidos de béisbol, uno de los deportes de los que el líder era gran aficionado.

Muchas de esas tentativas, frustradas casi siempre por los órganos cubanos de la seguridad de estado o a veces por la casualidad, fueron reconocidas por el Comité Church, presidido por el senador demócrata de Estados Unidos, Frank Church.

Ese comité, que funcionó entre 1975 y 1976, fue constituido para investigar las actividades de la comunidad de inteligencia estadounidense y, en particular, los planes de asesinatos de dirigentes políticos, como Fidel Castro o el congolés Patricio Lumumba.

Dicho Comité reveló que la CIA utilizó al abogado neoyorquino James Donovan, quien negociaba con el gobierno cubano la liberación de los prisioneros de la frustrada invasión de Playa Girón o Bahía de Cochinos, en 1961.

Donovan debía regalar al líder cubano un traje de buceo, otra de las aficiones de Castro, contaminado con bacterias y esporas que debían causarle una grave enfermedad cutánea.

Ese plan se abortó debido a que el abogado, que no conocía las intenciones de la CIA, le regaló antes a Castro otro traje de neopreno convencional por iniciativa propia.

También el Comité Church hizo público un complot en el que se preveía la fabricación de un "caracol-bomba" que sería colocado en el lecho marino en uno de los lugares donde Castro solía bucear.

Otra sonada conspiración fue reportada en 1967 por la publicación mensual estadounidense The Saturday Evening Post, que informó que la CIA había barajado en 1960 un intento de asesinar a Castro durante una visita a la ONU entregándole un habano cargado con un potente explosivo.

El mandatario moriría con la explosión del puro mientras fumaba, una de las costumbres que tenía el líder en esa fecha.

En 2001, la alemana Marita Lorenz publicó la autobiografía "Querido Fidel: Mi vida, mi amor, mi traición", en la que narró cómo la CIA le dio dos cápsulas para envenenar a Castro durante un encuentro que sostuvieron en La Habana, aunque ella desistió del plan a último minuto y tiró las cápsulas en un retrete.

Uno de los últimos planes conocidos y desarticulados fue el intento organizado en noviembre del 2000 por el anticastrista Luis Posada Carriles, quien había planificado volar con explosivos el Paraninfo de la Universidad Nacional de Panamá, donde Castro hablaría en una concentración popular tras participar en la X Cumbre Iberoamericana.

"Ojalá todos muramos de muerte natural. No queremos que se adelante ni un segundo la hora de la muerte", dijo Castro en 1991 y la vida y, a veces, la suerte, le permitieron cumplir ese deseo, a pesar de los planes de sus adversarios.

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ESPECIAL: Fidel Castro, un sobreviviente a cientos de atentados

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Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 25 nov (Xinhua) -- A pesar de ser el blanco de más de 600 planes de atentados, solo la vejez acabó con la vida del ex presidente cubano Fidel Castro, de cuya muerte hoy se cumple el primer aniversario.

Castro fue un enconado adversario de Estados Unidos, país que planificó buena parte de esos intentos de magnicidio, pero murió tranquilamente en su casa en las afueras de La Habana a los 90 años de edad y convertido en un símbolo de resistencia dentro y fuera de Cuba.

"Tengo un chaleco moral, es fuerte. Ese me ha protegido siempre", dijo Castro a periodistas en 1979, mientras mostraba el pecho durante un viaje a Estados Unidos para intervenir en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El desafío que significó instaurar un gobierno socialista a 150 kilómetros de las costas de Estados Unidos, le ganó a Fidel Castro el encono de una decena de administraciones norteamericanas.

En una lista que incluye a Dwight Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush, Bill Clinton y George W. Bush, casi todos los presidentes estadounidenses fueron duros adversarios del barbudo mandatario cubano.

Castro fue blanco de 634 atentados "documentados", muchos de ellos organizados en Estados Unidos, según recuerda el general retirado Fabián Escalante, ex jefe de la inteligencia cubana y autor del libro "La guerra secreta. Operación ZR Rifle".

La Operación ZR Rifle es el criptónimo que utilizó la Agencia Central de Inteligencia (CIA por siglas en inglés) de Estados Unidos para denominar un complot para asesinar a Castro, aprobado por John F. Kennedy, y reconocido en 2007 en documentos desclasificados.

Muchos de esas tentativas de asesinato han sido reveladas por los servicios secretos cubanos, además de antiguos conspiradores, agentes, políticos estadounidenses o escritores.

Los intentos de la eliminación física, que otorgaron a Castro un singular récord difícil de igualar, se acrecentaron en los primeros años de la llegada al poder del líder, como detalló el periodista cubano Luis Báez en el libro "El mérito es estar vivo", publicado en 2005.

Báez enumeró varios planes, entre ellos uno para liquidarlo con un disparo de bazuca durante un acto público en el antiguo Palacio Presidencial de La Habana en 1961 o intentos fallidos que tuvieron por escenario el estadio Latinoamericano durante partidos de béisbol, uno de los deportes de los que el líder era gran aficionado.

Muchas de esas tentativas, frustradas casi siempre por los órganos cubanos de la seguridad de estado o a veces por la casualidad, fueron reconocidas por el Comité Church, presidido por el senador demócrata de Estados Unidos, Frank Church.

Ese comité, que funcionó entre 1975 y 1976, fue constituido para investigar las actividades de la comunidad de inteligencia estadounidense y, en particular, los planes de asesinatos de dirigentes políticos, como Fidel Castro o el congolés Patricio Lumumba.

Dicho Comité reveló que la CIA utilizó al abogado neoyorquino James Donovan, quien negociaba con el gobierno cubano la liberación de los prisioneros de la frustrada invasión de Playa Girón o Bahía de Cochinos, en 1961.

Donovan debía regalar al líder cubano un traje de buceo, otra de las aficiones de Castro, contaminado con bacterias y esporas que debían causarle una grave enfermedad cutánea.

Ese plan se abortó debido a que el abogado, que no conocía las intenciones de la CIA, le regaló antes a Castro otro traje de neopreno convencional por iniciativa propia.

También el Comité Church hizo público un complot en el que se preveía la fabricación de un "caracol-bomba" que sería colocado en el lecho marino en uno de los lugares donde Castro solía bucear.

Otra sonada conspiración fue reportada en 1967 por la publicación mensual estadounidense The Saturday Evening Post, que informó que la CIA había barajado en 1960 un intento de asesinar a Castro durante una visita a la ONU entregándole un habano cargado con un potente explosivo.

El mandatario moriría con la explosión del puro mientras fumaba, una de las costumbres que tenía el líder en esa fecha.

En 2001, la alemana Marita Lorenz publicó la autobiografía "Querido Fidel: Mi vida, mi amor, mi traición", en la que narró cómo la CIA le dio dos cápsulas para envenenar a Castro durante un encuentro que sostuvieron en La Habana, aunque ella desistió del plan a último minuto y tiró las cápsulas en un retrete.

Uno de los últimos planes conocidos y desarticulados fue el intento organizado en noviembre del 2000 por el anticastrista Luis Posada Carriles, quien había planificado volar con explosivos el Paraninfo de la Universidad Nacional de Panamá, donde Castro hablaría en una concentración popular tras participar en la X Cumbre Iberoamericana.

"Ojalá todos muramos de muerte natural. No queremos que se adelante ni un segundo la hora de la muerte", dijo Castro en 1991 y la vida y, a veces, la suerte, le permitieron cumplir ese deseo, a pesar de los planes de sus adversarios.

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