Por Javier Ureta
SANTIAGO, 17 nov (Xinhua) -- El candidato oficialista Alejandro Guillier aparece hoy como el único capaz de desafiar el favoritismo de Sebastián Piñera para las elecciones presidenciales de Chile del próximo domingo, debido a la imagen de "aire fresco" de su postulación.
"Los políticos antiguos pertenecen a un Estado que ya pasó. La sociedad comienza a buscar otros liderazgos en los medios de comunicación que ven todos los días", afirmó el candidato de centroizquierda durante su campaña.
Alejandro, nacido el 5 de marzo de 1953 en La Serena, capital de la región de Coquimbo (norte de Chile), es el hijo de Alejandro René Guillier y María Raquel Alvarez.
Tiene tres hijos y estudió dos carreras, sociología y periodismo y, aunque ejerció como profesor de la primera rama en la Universidad Católica del Norte, su salto a la popularidad se lo dieron las cámaras.
Guillier fue uno de los rostros habituales de los canales más vistos de Chile, como TVN o Chilevisión, donde condujo los noticieros más vistos del país austral, una circunstancia que provoca que mucha parte de la sociedad chilena no le asocie con la política, lo que le vale el apoyo de muchos ciudadanos.
"Yo trabajé desde 1991 en televisión y todos los días me veían al despertar. Los ciudadanos no me ven contaminado con la corrupción política ni desgastado por las prácticas de las cúpulas", comentó el candidato presidencial.
Debido a que la oficialista Nueva Mayoría no efectuó elecciones primarias para elegir a su candidato presidencial por falta de acuerdo, la coalición acudirá a las elecciones del 19 de noviembre con dos opciones, Guillier y Carolina Goic.
En el caso de Guiller, éste cuenta con el apoyo de los partidos Socialista, Movimiento al Socialismo, Izquierda Cristiana, Comunista, Radical, y Por la Democracia.
Guillier llega a unas urnas en las que no sólo tiene que luchar contra la potente máquina y la experiencia de Piñera, sino también contra cierto regusto amargo que ha dejado este segundo gobierno Bachelet.
"Los gobiernos anteriores no hacen ganar elecciones, pero las pueden hacer perder. Y hemos tenido problemas en la gestión y en la gobernanza de las reformas", señaló Guillier durante su campaña.
Sin embargo, el candidato oficialista dice tener la receta para solucionar los problemas que le han lastrado durante la previa al paso por las urnas.
"Chile es un país de centroizquierda, pero no quiere cambios bruscos", mencionó.
Sus críticos lo acusan de populista y de no tener programa, señalamientos de los cuales él se ha desmarcado al afirmar que todas las medidas que propone son realizables y que además se ajustan a las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Para marcar territorio, Guillier ha señalado en varias ocasiones que se siente tan lejos del gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como del líder venezolano, Nicolás Maduro.
En cuanto a las líneas maestras de su programa, propone diversificar la economía de un país que la basa en el cobre, que la educación sea gratuita para el 60 por ciento de los jóvenes más vulnerables y que el 80 por ciento de los chilenos cobre en 10 años una pensión básica igual al salario mínimo.
También propone regular la brecha salarial entre hombres y mujeres y aumentar el número de policías para que aumente la seguridad ciudadana.
De acuerdo con los sondeos, es poco probable que Guillier salga elegido presidente el domingo porque necesitaría más del 50 por ciento de apoyo en unas elecciones con ocho candidatos y en las que todas las encuestas no le auguran más del 30 por ciento de los votos, en el caso más optimista.
Pero según los últimos sondeos, su presencia en la segunda vuelta prevista para diciembre es casi segura y si consigue ser el afluente de todos los votos de la izquierda y se alía con una alta participación, quién sabe si el soplo de aire fresco de la nueva política chilena puede llegar al palacio presidencial de La Moneda.
