BUENOS AIRES, 10 oct (Xinhua) -- Festejos en todo el país. Algunos exultantes, otros más medidos. La mayoría con el grito "Gracias Messi". Los ciudadanos argentinos se unieron este martes para celebrar la clasificación al Mundial de Rusia 2018.
En Buenos Aires, la alegría se trasladó en forma medida a las calles, sin el fervor de las páginas doradas de la historia, pero con el alivio por haberse quitado una pesada mochila ante la posibilidad de que no hubiese existido Copa para los albicelestes.
Los más entusiastas se enfundaron con la bandera nacional para ir al Obelisco, el tradicional punto de festejos en la capital argentina.
Los tres goles del astro Lionel Messi, en la victoria 3-1 sobre Ecuador en Quito, se gritaron a través de las ventanas en cada edificio de viviendas.
En los 2.850 metros sobre nivel del mar, 40 segundos bastaron para que el local marcara el 1-0 parcial y se paralizaran los corazones argentinos.
Con la derrota, el conjunto de Jorge Sampaoli se quedaba afuera del Mundial, un título que consiguió en dos ocasiones (Argentina 1978 y México 1986) y que estuvo muy cerca en Brasil 2014, con ajustada derrota 0-1 en la final ante Alemania.
Pero el mago (Messi) frotó la lámpara y anotó un hattrick para cerrarle la boca a sus detractores, que le cuestionan que "no aparece" en los momentos clave.
Las redes sociales fueron las preferidas para que la gente expresara sus sentimientos tras esta victoria que le dio la clasificación directa a Rusia, junto a Brasil, Uruguay y Colombia.
Así, se llenaron de fotos de los usuarios con la camiseta albiceleste y, sobre todo, la imagen del capitán Messi, artífice de este logro deportivo.
Con esta clasificación, esta generación de futbolistas (Messi, Ángel Di María, Sergio Romero y Javier Mascherano, entre otros) tendrá revancha luego de tres finales perdidas (la de Brasil más las dos últimas Copas América).
"Firmo la repesca", decían muchos fanáticos antes del partido. "Ahora vamos por la Copa", se envalentonaban después.
Muchos irán a trabajar este miércoles con alegría, con la satisfacción de que no tendrán que ver el Mundial por televisión y sin Argentina, como pudo haber pasado.
Sampaoli tendrá tiempo de analizar lo que se hizo bien y también lo que hizo mal, tras haber pasado cuatro partidos con la presión a pleno (tres empates consecutivos y el triunfo final) y cambios de esquema permanentes.
Los jugadores, enfrentados con el periodismo, también podrán replantearse algunas actitudes y reconciliarse con los simpatizantes, ya con la tranquilidad de saber que volverán a representar a un país futbolero en la máxima competición mundial.
