BEIJING, 2 oct (Xinhua) -- ¿Existe alguna conexión entre una selva de bicicletas aparentemente abandonadas apiñadas a la salida del metro y el olor a dinero en el centro del mercado financiero?
En China, sí.
Montado en la ola de las bicicletas compartidas, el nuevo modelo de negocio emergente de China, la compañía Changzhou Youon Public Bicycle System empezó a cotizar el 17 de agosto en la Bolsa de Shanghai, la primera empresa del sector en hacerlo.
Youon se disponía a llamar la atención del mercado con sus bicis amarillas y azules listas para usar con el simple escaneado de un código de QR con el teléfono móvil
El primer día de cotización, las acciones subieron hasta el límite diario. Lo mismo sucedió los 10 siguientes.
El éxito de la salida a bolsa de Youon es el epítome de los cambios tranquilos pero generalizados en la economía china, generados por una nueva hornada de negocios basados en internet e impulsados por la innovación.
Youon y sus rivales más prominentes, Mobike y Ofo, han dado un vuelco a la industria del transporte. La nueva moda en la calle es hacer sonar el timbre de las bicis, en lugar de tocar la bocina desde el coche.
En la salida de la estación de metro de Anheqiao Norte, en el extremo noroccidental de Beijing, las bicicletas forman en la hora punta de la mañana una selva que desaparece por la noche, cuando las multitudes vuelven del trabajo y pedalean a casa.
"Compartir la bici es mucho más barato que tomar un taxi y una buena manera de hacer ejercicio", opina el señor Zhao, cuya casa está a cinco minutos en bici de la estación.
Se calcula que el mercado de las bicicletas compartidas llegará a generar este año unos ingresos de 10.300 millones de yuanes (1.500 millones de dólares), un incremento interanual de 736 por ciento respecto a los 1.200 millones de yuanes de 2016, de acuerdo con un informe publicado por Iimedia Research.
El número de usuarios de bicis compartidas en China alcanzará los 209 millones este año, según los cálculos, cuando el pasado era de 28 millones.
No sólo es el transporte. Los nuevos modelos de negocio inspirados por la tecnología de la información y la demanda del consumidor moderno se han extendido por todos los sectores de la economía.
El aumento de las compras por internet ha forzado a las tiendas físicas a echar el cierre o centrarse en dar mejores servicios y trato a los clientes.
Los pagos con el teléfono móvil han hecho posible encargar comida, pagar la factura de la tarjeta de crédito y manejar las cuentas bursátiles en cualquier momento y lugar, así como comprar una torta en un puesto de comida callejero sin sacar la billetera.
El valor de los pagos electrónicos a través de terceros se ha incrementado en China a un ritmo anual de más del 100 por ciento desde 2015. El sistema ofrece a los consumidores una alternativa a los canales de pago bancarios a un coste inferior, analizó la agencia de calificación Moody's en un informe publicado este año.
En el campo, los agricultores están estudiando cómo hacer publicidad y vender las frutas mediante canales en línea como Taobao o Wechat. En los hogares urbanos, una variedad de aplicaciones de teléfonos inteligentes han fomentado el consumo de nuevos servicios como los masajes o la manicura a domicilio.
Lo digital ocupa ahora un trozo mayor de la tarta económica del país. El valor colectivo de la economía digital de China representó el año pasado más del 30 por ciento del producto interior bruto (PIB), de acuerdo con la Academia de Información y Tecnología de las Comunicaciones de China (AITCCh).
La marea de cambio es evidente en el mercado de capitales, y sus olas han traspasado las fronteras del país.
El valor total de mercado de las compañías chinas de internet cotizadas subió un 48,7 por ciento interanual para alcanzar un récord de 7,24 billones de yuanes (en torno a 1,1 billones de dólares) en el segundo trimestre, según la AITCCh.
El valor de mercado de las empresas chinas del sector cotizadas en Estados Unidos supone el 57 por ciento de la capitalización total de mercado. A nivel mundial, nueve compañías chinas, entre ellas Alibaba y Tencent, estuvieron entre las 30 mayores compañías de internet en valor de mercado, y sus acciones combinadas superaron el 30 por ciento del total por primera vez.
Esta nueva fuerza está reformando la estructura económica de China. La economía, antaño dependiente de la inversión en activos fijos y las exportaciones, está siendo impulsada cada vez más por los servicios y el consumo, e internet está acelerando este proceso.
Las ventas al por menor por internet aumentaron un 33,7 por ciento interanual durante los primeros siete meses del año, mientras que las ventas de artículos en línea representaron el 13,8 por ciento de las ventas totales al por menor de bienes de consumo del país, una subida interanual de 2,2 puntos porcentuales respecto al año pasado, de acuerdo con los datos publicados por el Buró Nacional de Estadísticas.
Gracias a la revolución de la tecnología de la información y los modelos de comercio innovadores, el coste del consumo está bajando, lo que ayuda a fomentar el crecimiento económico, apunta el experto del Centro de Investigación sobre el Desarrollo del Consejo de Estado Lyu Wei.
Durante la primera mitad del año, el consumo final aportó el 63,4 por ciento del PIB, y es probable que la cifra se incremente en el futuro.
A largo plazo, el desarrollo de los pagos y el comercio electrónico animarán el reequilibrio económico de China desde la inversión hacia el consumo, de acuerdo con Moody's.
El consumo es el primer sector en beneficiarse de la aplicación intensiva de la tecnología de internet, porque el umbral de acceso al mercado en este sector es relativamente bajo, indica Wu Hequan, de la Academia China de Ingeniería y presidente de la Sociedad de Internet de China.
"Con el tiempo, internet acabará transformando el sector industrial tradicional", prevé.
Los macrodatos, por ejemplo, pueden utilizarse para analizar las preferencias de los consumidores de coches y guiar la producción, millones de pequeños fabricantes pueden modernizar sus productos buscando ayuda de diseñadores profesionales mediante las plataformas de internet, mientras que los sensores y el software pueden hacer que el proceso de fabricación sea más inteligente.
La regulación gubernamental está poniéndose al día ante este entorno económico cambiante. Las autoridades chinas han reducido las formalidades burocráticas y rebajado los impuestos para apoyar los negocios innovadores, al tiempo que han reforzado el control de algunos nuevos sectores de riesgo como los préstamos por internet.
El primer ministro chino, Li Keqiang, avisó en junio en una reunión del gabinete que las autoridades deben evitar aplicar sin más la metodología tradicional a la economía del intercambio, y regularla de manera "tolerante y prudente".
Es necesario hacer más, ya que los nuevos modelos comerciales y la tecnología pueden generar nuevos problemas y demandas, dijo Zhang Zhanbin, un experto de la Academia China de Gobernanza.
El marco regulador sigue estando fragmentado, con demasiado agencias vigilando un sector y sin un estándar único, añadió.









