ESPECIAL: "Se llenó la terapia intensiva": historia de un hospital de la Ciudad de México tras el sismo

Spanish.xinhuanet.com   2017-09-23 13:29:50

Por Luis Brito

MEXICO, 22 sep (Xinhua) -- A Ilda Corella, una enfermera de 58 años, el temblor de magnitud7,1 del pasado martes la sorprendió viajando en el metro de la Ciudad de México. Corrió igual que el resto de los pasajeros cuando el tren abrió sus puertas, pero su pie izquierdo se atoró en un hueco donde el costado del vagón chocaba con la acera del andén a causa de la sacudida.

Su hija, Alejandra Ruiz, describe lo que ocurrió con la mujer que iba camino a su turno en un hospital público: "El vagón le destrozó su pie por el movimiento del temblor, le aplastó el pie... Ya le hicieron cirugía, pero pues sí le amputaron su pie".

La enfermera es una de las 50 personas que el hospital general de Xoco, en el sur de la capital, atendió en las horas posteriores al temblor por fracturas o lesiones internas. Algunos pacientes las sufrieron cuando su hogar se derrumbó, otros cuando un muro les cayó encima y otros al ser atropellados mientras corrían despavoridos porque la capital del país se mecía.

Ruiz dice que un vecino encontró a su madre tirada en el andén de la estación Nopalera y la cargó a la calle. Policías la subieron en su patrulla para llevarla a un hospital cercano, pero la lesión de su pie necesitaba atención especializada.

Casi de inmediato, un helicóptero de la Policía la trasladó a Xoco porque es un nosocomio conocido por su servicio en traumatología.

"Ella dice que cuando vio la gravedad sabía lo que probablemente pudiera pasarle. La veo muy serena, muy tranquila, es un proceso muy duro pero hay que echarle ganas", expresa la hija, una policía de 28 años, a las puertas del hospital.

La alcaldía informó, al corte de la noche de hoy, que el temblor ha dejado 157 muertos y aproximadamente 800 heridos, de los cuales solo 40 permanecían hospitalizados en distintos nosocomios.

Según el gobierno mexicano, el saldo total del sismo es de 295 víctimas fatales sumando las muertes en los estados de Morelos, Puebla, México, Guerrero y Oaxaca.

Para enfrentar la situación, el hospital de Xoco tuvo que evacuar pacientes que atendía antes del temblor en su área de Urgencias y su personal trabajar bajo un plan de emergencias por desastres para recibir a los heridos, dice en entrevista su director, Jorge Aviña. "Se llenó la terapia intensiva", comenta.

Detalla que recibieron al primer herido a las 13:51 hora local, menos de 40 minutos después del sismo. En las siguientes 19 horas, sus médicos y enfermeras escayolaron a 37 personas y practicaron cirugía a 11 más por la gravedad de sus fracturas o de sus lesiones en tórax o abdomen.

"La gente se quedó a laborar después de su turno de salida", señala el jefe del centro médico perteneciente a la red de hospitales de la Secretaría de Salud de la ciudad.

La sacudida llegó a la hora del día con más demanda de trabajo. Aviña, un reconocido ortopedista y traumatólogo que en el devastador terremoto de 1985 dirigía un hospital público que atendió a 2.500 heridos, tuvo que abrazarse a una columna ante la fuerza del movimiento.

"Entró la planta de luz (generador), no tuvimos problemas en esos aspectos. No tuvimos problema de agua ni de insumos", destaca.

Aviña expone que en Xoco permanecían hoy internos 13 pacientes del medio centenar que atendieron, cuyas edades iban de los 31 a los 89 años. Cuatro de ellos están en el área de terapia intensiva porque su salud es más delicada.

"¿Cuál es el problema que tenemos? Que son fracturas de tibia, tobillo, (que son) fracturas expuestas de pierna, para que entienda mejor. Tres con traumatismos craneoncefálicos, un paciente con fractura bilateral de fémur, fracturas de tórax y lesiones de abdomen", enumera.

A pesar de los esfuerzos de los médicos, dos de sus 50 pacientes murieron por lesiones a consecuencia de derrumbes. El primero fue una mujer de 50 años a la que le cayó encima un muro de tres metros de altura cuando caminaba por una calle del céntrico barrio Narvarte.

En el hospital subieron su presión arterial para pasarla al quirófano, pero las fracturas de cráneo y húmero, así como lesiones en hígado y vaso, resultaron demasiado graves para la mujer, rescatada por vecinos de entre los escombros y llevada a Xoco en una camioneta.

Así como enfrentaron esa muerte, los médicos lograron una historia de éxito durante las horas más arduas: salvaron al bebé de una embarazada de 34 años que rescatistas internaron casi siete horas después del sismo. La mujer, inconsciente por un trauma tras caerle una marquesina en la cabeza, fue sometida a una cesárea en Urgencias para extraerle al hijo de 34 semanas de gestación.

Ella es una de las pacientes que permanece en terapia intensiva y tres días después no sabe que ya es madre de un bebé sano, pues no ha despertado.

"Vivimos mucha solidaridad entre las compañeras y las jefas. Estábamos concentradas en las áreas que eran prioridad", relata una enfermera en torno a la jornada de emergencia.

Ruiz, la hija de Ilda, recuerda que la tarde del martes era desoladora para quienes, como ella, aguardaban en el hospital por información sobre la salud de parientes heridos por el temblor que derrumbó 38 edificios y fracturó al menos otros 87 en la capital del país.

"No nos queda más que seguir adelante. Mucha fuerza para la Ciudad de México y para todos los damnificados que hay", manifiesta.

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ESPECIAL: "Se llenó la terapia intensiva": historia de un hospital de la Ciudad de México tras el sismo

Spanish.xinhuanet.com 2017-09-23 13:29:50

Por Luis Brito

MEXICO, 22 sep (Xinhua) -- A Ilda Corella, una enfermera de 58 años, el temblor de magnitud7,1 del pasado martes la sorprendió viajando en el metro de la Ciudad de México. Corrió igual que el resto de los pasajeros cuando el tren abrió sus puertas, pero su pie izquierdo se atoró en un hueco donde el costado del vagón chocaba con la acera del andén a causa de la sacudida.

Su hija, Alejandra Ruiz, describe lo que ocurrió con la mujer que iba camino a su turno en un hospital público: "El vagón le destrozó su pie por el movimiento del temblor, le aplastó el pie... Ya le hicieron cirugía, pero pues sí le amputaron su pie".

La enfermera es una de las 50 personas que el hospital general de Xoco, en el sur de la capital, atendió en las horas posteriores al temblor por fracturas o lesiones internas. Algunos pacientes las sufrieron cuando su hogar se derrumbó, otros cuando un muro les cayó encima y otros al ser atropellados mientras corrían despavoridos porque la capital del país se mecía.

Ruiz dice que un vecino encontró a su madre tirada en el andén de la estación Nopalera y la cargó a la calle. Policías la subieron en su patrulla para llevarla a un hospital cercano, pero la lesión de su pie necesitaba atención especializada.

Casi de inmediato, un helicóptero de la Policía la trasladó a Xoco porque es un nosocomio conocido por su servicio en traumatología.

"Ella dice que cuando vio la gravedad sabía lo que probablemente pudiera pasarle. La veo muy serena, muy tranquila, es un proceso muy duro pero hay que echarle ganas", expresa la hija, una policía de 28 años, a las puertas del hospital.

La alcaldía informó, al corte de la noche de hoy, que el temblor ha dejado 157 muertos y aproximadamente 800 heridos, de los cuales solo 40 permanecían hospitalizados en distintos nosocomios.

Según el gobierno mexicano, el saldo total del sismo es de 295 víctimas fatales sumando las muertes en los estados de Morelos, Puebla, México, Guerrero y Oaxaca.

Para enfrentar la situación, el hospital de Xoco tuvo que evacuar pacientes que atendía antes del temblor en su área de Urgencias y su personal trabajar bajo un plan de emergencias por desastres para recibir a los heridos, dice en entrevista su director, Jorge Aviña. "Se llenó la terapia intensiva", comenta.

Detalla que recibieron al primer herido a las 13:51 hora local, menos de 40 minutos después del sismo. En las siguientes 19 horas, sus médicos y enfermeras escayolaron a 37 personas y practicaron cirugía a 11 más por la gravedad de sus fracturas o de sus lesiones en tórax o abdomen.

"La gente se quedó a laborar después de su turno de salida", señala el jefe del centro médico perteneciente a la red de hospitales de la Secretaría de Salud de la ciudad.

La sacudida llegó a la hora del día con más demanda de trabajo. Aviña, un reconocido ortopedista y traumatólogo que en el devastador terremoto de 1985 dirigía un hospital público que atendió a 2.500 heridos, tuvo que abrazarse a una columna ante la fuerza del movimiento.

"Entró la planta de luz (generador), no tuvimos problemas en esos aspectos. No tuvimos problema de agua ni de insumos", destaca.

Aviña expone que en Xoco permanecían hoy internos 13 pacientes del medio centenar que atendieron, cuyas edades iban de los 31 a los 89 años. Cuatro de ellos están en el área de terapia intensiva porque su salud es más delicada.

"¿Cuál es el problema que tenemos? Que son fracturas de tibia, tobillo, (que son) fracturas expuestas de pierna, para que entienda mejor. Tres con traumatismos craneoncefálicos, un paciente con fractura bilateral de fémur, fracturas de tórax y lesiones de abdomen", enumera.

A pesar de los esfuerzos de los médicos, dos de sus 50 pacientes murieron por lesiones a consecuencia de derrumbes. El primero fue una mujer de 50 años a la que le cayó encima un muro de tres metros de altura cuando caminaba por una calle del céntrico barrio Narvarte.

En el hospital subieron su presión arterial para pasarla al quirófano, pero las fracturas de cráneo y húmero, así como lesiones en hígado y vaso, resultaron demasiado graves para la mujer, rescatada por vecinos de entre los escombros y llevada a Xoco en una camioneta.

Así como enfrentaron esa muerte, los médicos lograron una historia de éxito durante las horas más arduas: salvaron al bebé de una embarazada de 34 años que rescatistas internaron casi siete horas después del sismo. La mujer, inconsciente por un trauma tras caerle una marquesina en la cabeza, fue sometida a una cesárea en Urgencias para extraerle al hijo de 34 semanas de gestación.

Ella es una de las pacientes que permanece en terapia intensiva y tres días después no sabe que ya es madre de un bebé sano, pues no ha despertado.

"Vivimos mucha solidaridad entre las compañeras y las jefas. Estábamos concentradas en las áreas que eran prioridad", relata una enfermera en torno a la jornada de emergencia.

Ruiz, la hija de Ilda, recuerda que la tarde del martes era desoladora para quienes, como ella, aguardaban en el hospital por información sobre la salud de parientes heridos por el temblor que derrumbó 38 edificios y fracturó al menos otros 87 en la capital del país.

"No nos queda más que seguir adelante. Mucha fuerza para la Ciudad de México y para todos los damnificados que hay", manifiesta.

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