Por Carina López
MEXICO, 25 ago (Xinhua) -- Un grupo de ingenieros mexicanos desarrollaron el primer biodigestor en América Latina para el tratamiento de residuos, mismo que se encarga de transformar los desechos orgánicos en energía eléctrica, biogás y composta, en un intento por paliar la polución en México, uno de los países más contaminados del mundo.
El biodigestor es un contenedor hermético que permite la descomposición de la materia orgánica en condiciones anaeróbicas y facilita la extracción del gas resultante para su uso como energía.
Por sus características, el depósito es capaz de generar energía verde, logrando bajar de manera importante los niveles de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y, al mismo tiempo, brindar algunos servicios de iluminación a costos accesibles para la población.
"Por los altos niveles de contaminación en México, sobre todo en la capital del país, el Gobierno decidió apoyar el desarrollo del biodigestor con el inicio de operaciones, en mayo de este año, de la Planta Piloto del Sistema para el Tratamiento Integral en sitio de Residuos Orgánicos Mbio", explicó a Xinhua el presidente de la empresa de Sutentabilidad en Energía y Medio Ambiente (Suema), Jahir Mojica Hernández y uno de los fundadores del proyecto.
La planta, única en su tipo, es totalmente mexicana y genera ahorros para el sistema de recolección de la ciudad, ya que se ubica en el Centro de Acopio y Comercialización de Nopal-Verdura (CANV), en la delegación Milpa Alta (Ciudad de México), y procesa unas 100 toneladas de residuos orgánicos al mes en ese mismo sitio.
La idea nació hace cinco años cuando los ingenieros comenzaron a valorar y estudiar qué delegación es la que había tenido mejores resultados en la separación de residuos orgánicos y, Milpa Alta, principal productor de nopal en la urbe, alcanzó los primeros sitios por varios años consecutivos.
De esta manera, los beneficios del biodigestor lograron impactar a miles de habitantes en esta demarcación, sobre todo a comerciantes del mercado de Milpa Alta, así como a cientos de viviendas aledañas a este.
EL PROCESO
La población de Milpa Alta acude diariamente al Centro de Acopio para depositar los residuos orgánicos, mismos que se trituran, se mezclan con agua y, ya que tienen una consistencia adecuada, se bombean hacia un sistema de calentamiento que funciona con el sol.
"El método de tratamiento, que logra que los residuos orgánicos se conviertan en bioenergía, se basa en un sistema biológico denominado digestión anaerobia, en el cual hay un grupo de bacterias que van descomponiendo los residuos en moléculas más simples, hasta obtener nutrientes, los cuales son liberados", explicó el especialista.
Los hidrocarburos que va formando la materia orgánica se van descomponiendo hasta que se forma el metano y dióxido de carbono, componentes principales del biogás.
"El biogás se lleva a un proceso de endulzamiento, de purificación, y éste se canaliza a un sistema de generación donde se quema y es posible generar energía eléctrica", refirió el experto.
A su vez, los nutrientes que se generan en el digestor son llevados a un sistema de deshidratación y, posteriormente, se tienen que estabilizar para que se pueda generar un mejorador de suelos, una especie de composta.
Uno de los principales objetivos de la planta, continúo el especialista, es mermar la generación de GEI, como es el caso del metano.
"Con estas medidas, se le da un buen uso al metano para producir energía y, al quemarlo, hay una reducción importante de GEI", dijo Hernández.
Asimismo, al hacer el tratamiento en sitio se está evitando que estos residuos viajen por kilómetros hacia otros lugares.
"Al evitar el uso de transportes, existe otra reducción de gases que ya son de varios tipos, entre ellos compuestos volátiles y partículas suspendidas que dan paso a la contaminación", comentó Mojica Hernández.
Además, el investigador dijo a Xinhua que uno de los desafíos que enfrentaron al presentar el proyecto fue sensibilizar a la gente en lo que se refiere a la separación de residuos orgánicos, así como la búsqueda de patrocinadores, ya que se necesitaba una inversión millonaria para lograr concretar el proyecto.
"La sensibilización de la gente fue tardada, dedicamos unos dos años en hacerle saber a los pobladores la importancia de este proyecto tan novedoso; sin embargo, una vez que dieron su aprobación a la planta, ahora colaboran y hasta presumen sus resultados en favor del medio ambiente", agregó el directivo.
