Por Luis Rojas y Wu Hao
MEXICO, 18 ago (Xinhua) -- Norteamérica, una de las regiones más prósperas en el mundo, está renegociando su emblemático acuerdo de libre comercio para adaptarlo a la nueva época, pero ello podría tener severas consecuencias para los pequeños productores mexicanos de maíz.
México, Estados Unidos y Canadá comenzaron el miércoles la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que desde hace 23 años rige en la zona y que se convirtió en sinónimo de éxito para muchos sectores económicos.
No obstante, Pedro Baranda, un pequeño productor mexicano de maíz, aseveró que las más de dos décadas de libre comercio en Norteamérica no le han reportado beneficios y que, incluso, la presente renegociación podría ser el principio del fin del sector agropecuario.
"Se le está dando prioridad a otras cosas como la industria, que es lo que deja dinero", dijo Baranda, de 52 años, a Xinhua, en su pequeña plantación de maíz en las afueras de la Ciudad de México.
"El tratado de libre comercio va a beneficiar a los productores, no a los campesinos", expresó.
Para el agricultor, el caso del maíz llama poderosamente la atención al tratarse de un alimento prehispánico, "cuya tradición de siembra ha sobrevivido de generación en generación" en San Pedro Atocpan, uno de los principales poblados maiceros cercanos a la capital mexicana.
Baranda, campesino de toda la vida, siembra maíz en una superficie de 7.000 metros cuadrados, donde produce una tonelada al año, lo que le generaría una ganancia de 8.000 pesos (450 dólares), que distribuye entre los cinco miembros de su familia.
Como comparativo, la empresa mexicana líder en harina de maíz, Gruma, reportó al segundo trimestre un volumen de ventas de un millón de toneladas del producto, un aumento del 3 por ciento respecto al mismo lapso de 2016, debido en gran medida al buen comportamiento del mercado estadounidense.
"Cuando hay un aumento del comercio se sabe muy bien que los que pueden producir volúmenes mayores siempre se benefician más, es una cuestión de productividad", dijo Pedro Tuesta, economista para América Latina de la firma 4Cast Roubini Global Economics, con sede en Washington.
"Competir en lo que se llama commodities (materias primas) para los pequeños es muy complicado", agregó.
En 2016, México produjo un récord de 27,6 millones de toneladas de maíz, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, sigla en inglés), un nivel muy lejano de las 343 millones de toneladas de Estados Unidos y de las 229 de China.
TRATO DESIGUAL
Además de ganar acceso a los mercados de Estados Unidos y Canadá, entre los objetivos originales del TLCAN en materia agropecuaria se encontraban modernizar al sector paulatinamente y brindar al productor un horizonte de planeación de largo plazo.
También reducir los costos de los insumos y garantizar un sistema moderno de apoyos directos, según un estudio del Colegio de México y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Sin embargo, con el paso de los años surgieron mecanismos discriminatorios en materia de subsidios que beneficiaban a la agricultura de gran escala orientada a la exportación, al igual que a la actividad industrial, ignorando las peculiaridades de la agricultura y la economía campesina, agregó el documento.
Un estudio del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, con sede en Washington, expuso que en los primeros ocho años de operación del TLCAN, el sector manufacturero mexicano ligado al ciclo económico de Estados Unidos generó 500.000 puestos de trabajo, mientras que el sector agropecuario de México perdió 1,3 millones en el mismo lapso.
"La estadística ha sido negativa (en términos laborales) en el caso del campo específicamente", dijo Laura Amezcua, jefa de la academia de Negocios Internacionales de la ECEE de la Universidad Panamericana de México.
"Han sido más las afectaciones que los beneficios en esta materia, en una economía que tiene que alimentar a más de 120 millones de personas y que tiene los elementos para ser autosuficientes y, sin embargo, no lo somos", agregó.
En los centros de acopio destinados a comercializar los productos de los pequeños agricultores mexicanos hay intermediarios que obstaculizan la llegada de los granos para su venta, dijo Baranda.
"En Estados Unidos el campo está bien pagado, está bien apoyado y bien planeado, pero para eso a nosotros nos falta bastantísimo", expresó.
La dinámica agropecuaria de México cambió por el TLCAN y favoreció una mayor exportación de frutas y hortalizas, pero a la vez permitió un aumento en las importaciones de granos, sobre todo de Estados Unidos, de acuerdo con un informe del Centro de Estudios de Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados de México.
Las ventajas que tenía México se fueron erosionando por causas como la revaluación cambiaria, el aumento de los subsidios que otorgan Estados Unidos y Canadá a sus agricultores, y los acuerdos comerciales que el vecino del norte suscribió con otras naciones, según el documento.
Como Baranda, existen 3,5 millones de pequeños y medianos productores agrícolas en México, según la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados del país.
"ME PARTE EL QUESO"
En julio de este año, los secretarios de Agricultura de México y Estados Unidos se reunieron rumbo a la renegociación del TLCAN y acordaron crear mecanismos de colaboración para elevar el flujo comercial de agroalimentos.
El comercio de alimentos entre México y Estados Unidos ha crecido en promedio 8,5 por ciento anual desde la puesta en marcha del TLCAN, según la Secretaría (ministerio) de Agricultura mexicana.
Sin embargo, Efraín Rodríguez, propietario del molino de nixtamal "Los Nietos de Salomón", también en San Pedro Atocpan, dijo a Xinhua que la llegada de maíz importado a México ha causado que la población recurra menos a los productores locales, debido a su bajo costo y a su alto rendimiento.
La diferencia en el precio entre el maíz local y el importado es de entre cuatro o cinco pesos (poco menos de 30 centavos de dólar), según el procesado de maíz criollo azul, negro, blanco y rojo.
Las importaciones de maíz de México desde Estados Unidos fueron de 13,8 millones de toneladas en 2016, según cifras oficiales.
"Me parte el queso (me perjudican) si traen más maíz importado", agregó Rodríguez.
El exceso de maíz importado en el mercado mexicano ocasiona una caída en los precios del grano que perjudica a pequeños y grandes productores, pero no hay un efecto en el consumidor final, de acuerdo con el economista Tuesta.
"En teoría, el descenso en el precio debería pasarse al consumidor, sobre todo cuando tienes una base muy grande productora de tortillas", dijo.
"Pero el efecto resultante al final es que al menos no suben los precios, solo se mantienen en lo que respecta al consumidor", agregó.
La experta de la Universidad Panamericana explicó que en la cadena de producción solo existen ganancias para quien comercializa.
Otro factor a tomar en cuenta es el desempeño del tipo de cambio, que también hace más difícil que el beneficio de los precios bajos llegue al consumidor final.
La renegociación del TLCAN podría concluir a finales de este año o comienzos del próximo, de acuerdo con funcionarios.
Baranda es sumamente pesimista sobre el futuro. "El campo va a desaparecer", sentenció.