Enfoque de China: De un simple árbol hasta un bosque, la historia de Saihanba

Actualizado 2017-08-06 00:56:23 | Spanish. xinhuanet. com

(2)CHINA-HEBEI-MEDIO AMBIENTE-PAISAJE

HEBEI, agosto 5, 2017 (Xinhua) -- Imagen de archivo sin fechar del paisaje de Saihanba en el Condado Autónomo Manchu y Mongol de Weichang en Chengde, en la provincia de Hebei, en el norte de China. Saihanba es una combinación de chino y mongol que significa "hermosas tierras altas". (Xinhua/Wang Long)

SHIJIAZHUANG, China, 5 ago (Xinhua) -- A unos 400 kilómetros al norte de Beijing se encuentran largas franjas de árboles que tienen una importancia crítica para la calidad del agua y del aire en la capital de China.

Se trata de un escudo ambiental que reduce las tormentas de arena.

El bosque Saihanba purifica 137 millones de metros cúbicos de agua para el área de Beijing-Tianjin y puede emitir medio millón de toneladas de oxígeno, pero hace más de medio siglo no había ahí nada más que terrenos áridos.

Zhao Yunguo, director de la oficina de manejo forestal, apuntó hacia un árbol, de unos 20 metros de alto, al que llamó "un árbol de mérito".

"Hace 56 años, había sólo un árbol, éste. Sin él, no hubiera existido Saihanba", afirmó Zhao.

Saihanba es una combinación de palabras chino y mongol que significa "bellas tierras altas". Hasta la Dinastía Qing (1616-1912), era una área de cacería real.

Cuando la dinastía estaba en sus últimos tiempos, el emperador Tongzhi abrió el área para obtener madera y hacer frente al déficit del Estado. El área rápidamente se volvió estéril.

Los esfuerzos para rehabilitar las tierras empezaron en la década de 1960. En octubre de 1961, un grupo de seis arboricultores realizaron una expedición al área y estudiaron la posibilidad de cultivar árboles ahí.

"Encontraron este único árbol, parado solo en la vasta zona. Literalmente abrazaron el árbol, y todos lloraron", comenta Zhao.

Si un árbol puede sobrevivir aquí, entonces millones de árboles pueden, y esa fue la esperanza de la gente en Saihanba. Alrededor de 56 años después, la esperanza se convirtió en realidad. El páramo árido es ahora un vasto bosque de 7,5 hectáreas.

CULTIVAR SOBRE SUELO PEDREGOSO

Plantar árboles en Saihanba, donde las temperaturas pueden descender a menos 43 grados, parecía algo difícil.

En la década de 1960, jóvenes reclutas plantaron 427 hectáreas de alerces, pero difícilmente sobrevivieron, menos de ocho por ciento.

"Traíamos retoños del noreste de China, y del sur, pero fue difícil para ellas sobrevivir al clima local", dijo Yi Guizhi, un cultivador retirado de árboles.

La gente cultivó retoños, y los cuidó todo el año. "Sembramos semillas en primavera, las cuidamos en verano y otoño, y las protegimos en el invierno. Los retoños crecieron y echaron fuertes raíces, no eran tan altos, pero sí resistentes", señaló Yi.

A través de los años, los árboles de Saihanba sobrevivieron a algunas de las peores sequías, heladas y plagas.

"Casi conocíamos todas las técnica para mantener vivos a los árboles", comentó Wang Jianfeng, otro veterano cultivador de árboles.

"Algunas plantas las cultivábamos en tierra durante dos años, y luego las poníamos en tarros por dos años para fortalecerlas lo suficiente, y después las trasplantábamos de nuevo a la tierra", cuenta.

Los esfuerzos de cultivo no son raros en China, pero en ocasiones son inútiles debido a la falta de constancia en el cuidado.

Para tener éxito, la gente de Saihanba fue persistente. En 2012, quedaban alrededor de 6.000 hectáreas de áreas pedregosas, donde plantar árboles era extremadamente costoso y difícil.

"Nunca esperamos hasta que hubiera suficiente dinero, o suficiente mano de obra. Decidimos que era lo correcto hacerlo, convertir la última pieza de tierras áridas en áreas verdes", dijo Liu Haiying, jefe de la oficina de administración del bosque.

En los últimos cinco años, los trabajadores plantaron árboles en 83 por ciento de las tierras. El resto del trabajo de cultivo de árboles terminará el próximo año, explicó Liu.

HABILIDAD Y ARTE

Los trabajadores cortan árboles regularmente para permitir que otros crezcan, dejando alrededor de 15 grandes árboles por cada hectárea. Ellos plantan diferentes tipos de árboles para mejorar la resistencia a plagas y enfermedades.

"Plantar un árbol en el suelo es una habilidad, pero conservarlo a largo plazo es un arte", expresó Zhang Xiangzhong, funcionario de la oficina de administración del bosque.

China tiene 200 millones de hectáreas de bosque, pero muchas son de baja calidad. "La clave de la buena repoblación forestal es el buen manejo", afirmó Zhang.

Saihanba tiene un excelente manejo. Algunos de sus estándares han sido adoptados por otros bosques. Nunca se ha reportado un incendio en Saihanba durante 55 años. La precipitación local se ha incrementado en 60 milímetros comparado con años anteriores, y su microclima ha mejorado, señalan expertos.

"La gente de Saihanba mantienen un credo de convertir el medio ambiente en uno verde. Sus esfuerzos son muy encomiables, y esa debe ser la manera que otros trabajadores de administración forestal deben aprender", declaró Shen Guofang, académico de la Academia de Ingeniería de China.

 
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Enfoque de China: De un simple árbol hasta un bosque, la historia de Saihanba

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HEBEI, agosto 5, 2017 (Xinhua) -- Imagen de archivo sin fechar del paisaje de Saihanba en el Condado Autónomo Manchu y Mongol de Weichang en Chengde, en la provincia de Hebei, en el norte de China. Saihanba es una combinación de chino y mongol que significa "hermosas tierras altas". (Xinhua/Wang Long)

SHIJIAZHUANG, China, 5 ago (Xinhua) -- A unos 400 kilómetros al norte de Beijing se encuentran largas franjas de árboles que tienen una importancia crítica para la calidad del agua y del aire en la capital de China.

Se trata de un escudo ambiental que reduce las tormentas de arena.

El bosque Saihanba purifica 137 millones de metros cúbicos de agua para el área de Beijing-Tianjin y puede emitir medio millón de toneladas de oxígeno, pero hace más de medio siglo no había ahí nada más que terrenos áridos.

Zhao Yunguo, director de la oficina de manejo forestal, apuntó hacia un árbol, de unos 20 metros de alto, al que llamó "un árbol de mérito".

"Hace 56 años, había sólo un árbol, éste. Sin él, no hubiera existido Saihanba", afirmó Zhao.

Saihanba es una combinación de palabras chino y mongol que significa "bellas tierras altas". Hasta la Dinastía Qing (1616-1912), era una área de cacería real.

Cuando la dinastía estaba en sus últimos tiempos, el emperador Tongzhi abrió el área para obtener madera y hacer frente al déficit del Estado. El área rápidamente se volvió estéril.

Los esfuerzos para rehabilitar las tierras empezaron en la década de 1960. En octubre de 1961, un grupo de seis arboricultores realizaron una expedición al área y estudiaron la posibilidad de cultivar árboles ahí.

"Encontraron este único árbol, parado solo en la vasta zona. Literalmente abrazaron el árbol, y todos lloraron", comenta Zhao.

Si un árbol puede sobrevivir aquí, entonces millones de árboles pueden, y esa fue la esperanza de la gente en Saihanba. Alrededor de 56 años después, la esperanza se convirtió en realidad. El páramo árido es ahora un vasto bosque de 7,5 hectáreas.

CULTIVAR SOBRE SUELO PEDREGOSO

Plantar árboles en Saihanba, donde las temperaturas pueden descender a menos 43 grados, parecía algo difícil.

En la década de 1960, jóvenes reclutas plantaron 427 hectáreas de alerces, pero difícilmente sobrevivieron, menos de ocho por ciento.

"Traíamos retoños del noreste de China, y del sur, pero fue difícil para ellas sobrevivir al clima local", dijo Yi Guizhi, un cultivador retirado de árboles.

La gente cultivó retoños, y los cuidó todo el año. "Sembramos semillas en primavera, las cuidamos en verano y otoño, y las protegimos en el invierno. Los retoños crecieron y echaron fuertes raíces, no eran tan altos, pero sí resistentes", señaló Yi.

A través de los años, los árboles de Saihanba sobrevivieron a algunas de las peores sequías, heladas y plagas.

"Casi conocíamos todas las técnica para mantener vivos a los árboles", comentó Wang Jianfeng, otro veterano cultivador de árboles.

"Algunas plantas las cultivábamos en tierra durante dos años, y luego las poníamos en tarros por dos años para fortalecerlas lo suficiente, y después las trasplantábamos de nuevo a la tierra", cuenta.

Los esfuerzos de cultivo no son raros en China, pero en ocasiones son inútiles debido a la falta de constancia en el cuidado.

Para tener éxito, la gente de Saihanba fue persistente. En 2012, quedaban alrededor de 6.000 hectáreas de áreas pedregosas, donde plantar árboles era extremadamente costoso y difícil.

"Nunca esperamos hasta que hubiera suficiente dinero, o suficiente mano de obra. Decidimos que era lo correcto hacerlo, convertir la última pieza de tierras áridas en áreas verdes", dijo Liu Haiying, jefe de la oficina de administración del bosque.

En los últimos cinco años, los trabajadores plantaron árboles en 83 por ciento de las tierras. El resto del trabajo de cultivo de árboles terminará el próximo año, explicó Liu.

HABILIDAD Y ARTE

Los trabajadores cortan árboles regularmente para permitir que otros crezcan, dejando alrededor de 15 grandes árboles por cada hectárea. Ellos plantan diferentes tipos de árboles para mejorar la resistencia a plagas y enfermedades.

"Plantar un árbol en el suelo es una habilidad, pero conservarlo a largo plazo es un arte", expresó Zhang Xiangzhong, funcionario de la oficina de administración del bosque.

China tiene 200 millones de hectáreas de bosque, pero muchas son de baja calidad. "La clave de la buena repoblación forestal es el buen manejo", afirmó Zhang.

Saihanba tiene un excelente manejo. Algunos de sus estándares han sido adoptados por otros bosques. Nunca se ha reportado un incendio en Saihanba durante 55 años. La precipitación local se ha incrementado en 60 milímetros comparado con años anteriores, y su microclima ha mejorado, señalan expertos.

"La gente de Saihanba mantienen un credo de convertir el medio ambiente en uno verde. Sus esfuerzos son muy encomiables, y esa debe ser la manera que otros trabajadores de administración forestal deben aprender", declaró Shen Guofang, académico de la Academia de Ingeniería de China.

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