ESPECIAL: Un inmigrante español mantiene vivo el oficio de paragüero en Argentina

Spanish.xinhuanet.com   2017-07-13 08:06:41

BUENOS AIRES, 12 jul (Xinhua) -- Un inmigrante español que llegó a Argentina en 1950 mantiene vivo el oficio de paragüero en esta ciudad, actividad que aún desempeña a sus 86 años, 72 de ellos dedicados al arte de reparar y confeccionar las sombrillas que protegen tanto del agua como del sol.

Se trata de Elías Fernández, quien recibe a un equipo de Xinhua en su local "Paragüería Víctor", de la avenida Independencia 3701, en el barrio bonaerense de Boedo en la capital Buenos Aires.

El taller de Elías funciona en el sótano del local comercial que hoy administra su hijo Víctor, de allí el nombre.

"Vine de Galicia, de España, en el año 1950. Cuando llegué había que tener una carta de llamada, tener alguien aquí que se hiciera responsable de darte trabajo. Era menor, tenía 18 años y tenía un tío y mi mamá", rememora el paragüero.

Respecto a su vínculo inicial con el oficio, Elías recuerda, "llegué el 16 de enero y el día 7 (de ese mes) falleció mi tío. Sus hijos y él eran paragüeros ambulantes".

Al principio, según cuenta Elías, trabajó cinco años en la Papelera Argentina, en la localidad de Bernal, al sur de Buenos Aires.

El migrante gallego recuerda que en ese entonces habló con sus primos "que tenían un establecimiento y confeccionaban paraguas. Me hicieron un atado de paraguas y empecé a venderlos por la calle. Estuve dos años trabajando, me casé y me establecí en un local que tenía mi suegro".

"En el año 67 me cambié para aquí, para Independencia, en el negocio que está al lado y desde 1979 estamos en la esquina, siempre trabajando con el mismo oficio. Confeccionábamos paraguas, hacíamos composturas, pero era más bien familiar, vendíamos al por mayor a tiendas, pero era muy familiar", explica Férnandez.

El migrante español afirma que la actividad tuvo vaivenes hasta que en el año 1990 ocurrió "algo terrible, porque vino el amigo Menem (el ex presidente Carlos Menen, 1989-1999) y entró todo importado. Los aranceles eran bajos y el rubro nuestro fue el que más sufrió".

Ahora, explica el artesano, la mayoría de los paraguas son importados y "descartables", sin embargo, afirma, su local vende productos "razonablemente buenos en lo que hace a la mercancía, prácticamente los mejores, pero la duración no se puede asegurar, porque no están hechos con el material que estaban hechos antes".

El diálogo con el artesano, tiene como telón de fondo un sinfín de colores, con paraguas y sombrillas orientales de distintos tamaños, también hay bastones y abanicos.

Pese a que Elías está jubilado aún mantiene su pasión por el oficio, pues según cuenta, "la paragüería está a nombre de mi hijo. Yo vengo aquí a darle una mano y se puede hacer algo siempre. Vengo en las mañanas, practico un poco aquí, hago lo que puedo, me divierto a veces y a veces reniego".

"Ya no se trata de ganar dinero, sino de un pasatiempo que, si te sale bien, quedas contento y si no te sale bien, no es como cuando uno es joven", aseveró el hombre de mirada cansada y manos hábiles.

"Tengo 86 años y (sigo) haciendo un poco de todo. En las tardes me voy a la Facultad, bromea, de ahí a Bartolomé Mitre 1.500 y a San José, al Centro de Galicia y a la Casa de Galicia, ahí vamos los que tenemos unos cuantos años a tirar a las cartas, al dominó y a pasar el rato tres o cuatro horas ahí. Así es la cosa".

El octogenario artesano se despide con una sonrisa, quizá sabedor de que es el único en Buenos Aires que mantiene viva la tradición de arreglar paraguas.

Para cualquier sugerencia o consulta puede ponerse en contacto con nosotros a través del siguiente correo
electrónico:spanish@xinhuanet.com
  
FOTOS  >>
VIDEO  >>
  TEMAS ESPECIALES  >>
XI G20
HK20
Xinhuanet

ESPECIAL: Un inmigrante español mantiene vivo el oficio de paragüero en Argentina

Spanish.xinhuanet.com 2017-07-13 08:06:41

BUENOS AIRES, 12 jul (Xinhua) -- Un inmigrante español que llegó a Argentina en 1950 mantiene vivo el oficio de paragüero en esta ciudad, actividad que aún desempeña a sus 86 años, 72 de ellos dedicados al arte de reparar y confeccionar las sombrillas que protegen tanto del agua como del sol.

Se trata de Elías Fernández, quien recibe a un equipo de Xinhua en su local "Paragüería Víctor", de la avenida Independencia 3701, en el barrio bonaerense de Boedo en la capital Buenos Aires.

El taller de Elías funciona en el sótano del local comercial que hoy administra su hijo Víctor, de allí el nombre.

"Vine de Galicia, de España, en el año 1950. Cuando llegué había que tener una carta de llamada, tener alguien aquí que se hiciera responsable de darte trabajo. Era menor, tenía 18 años y tenía un tío y mi mamá", rememora el paragüero.

Respecto a su vínculo inicial con el oficio, Elías recuerda, "llegué el 16 de enero y el día 7 (de ese mes) falleció mi tío. Sus hijos y él eran paragüeros ambulantes".

Al principio, según cuenta Elías, trabajó cinco años en la Papelera Argentina, en la localidad de Bernal, al sur de Buenos Aires.

El migrante gallego recuerda que en ese entonces habló con sus primos "que tenían un establecimiento y confeccionaban paraguas. Me hicieron un atado de paraguas y empecé a venderlos por la calle. Estuve dos años trabajando, me casé y me establecí en un local que tenía mi suegro".

"En el año 67 me cambié para aquí, para Independencia, en el negocio que está al lado y desde 1979 estamos en la esquina, siempre trabajando con el mismo oficio. Confeccionábamos paraguas, hacíamos composturas, pero era más bien familiar, vendíamos al por mayor a tiendas, pero era muy familiar", explica Férnandez.

El migrante español afirma que la actividad tuvo vaivenes hasta que en el año 1990 ocurrió "algo terrible, porque vino el amigo Menem (el ex presidente Carlos Menen, 1989-1999) y entró todo importado. Los aranceles eran bajos y el rubro nuestro fue el que más sufrió".

Ahora, explica el artesano, la mayoría de los paraguas son importados y "descartables", sin embargo, afirma, su local vende productos "razonablemente buenos en lo que hace a la mercancía, prácticamente los mejores, pero la duración no se puede asegurar, porque no están hechos con el material que estaban hechos antes".

El diálogo con el artesano, tiene como telón de fondo un sinfín de colores, con paraguas y sombrillas orientales de distintos tamaños, también hay bastones y abanicos.

Pese a que Elías está jubilado aún mantiene su pasión por el oficio, pues según cuenta, "la paragüería está a nombre de mi hijo. Yo vengo aquí a darle una mano y se puede hacer algo siempre. Vengo en las mañanas, practico un poco aquí, hago lo que puedo, me divierto a veces y a veces reniego".

"Ya no se trata de ganar dinero, sino de un pasatiempo que, si te sale bien, quedas contento y si no te sale bien, no es como cuando uno es joven", aseveró el hombre de mirada cansada y manos hábiles.

"Tengo 86 años y (sigo) haciendo un poco de todo. En las tardes me voy a la Facultad, bromea, de ahí a Bartolomé Mitre 1.500 y a San José, al Centro de Galicia y a la Casa de Galicia, ahí vamos los que tenemos unos cuantos años a tirar a las cartas, al dominó y a pasar el rato tres o cuatro horas ahí. Así es la cosa".

El octogenario artesano se despide con una sonrisa, quizá sabedor de que es el único en Buenos Aires que mantiene viva la tradición de arreglar paraguas.

010020070760000000000000011100001364398891