Por Luis Alberto Sierra G.
PANAMA, 11 jul (Xinhua) -- A inicios de este mes se lanzó una nueva temporada para el avistamiento de las ballenas jorobadas que llegarán a aguas panameñas para tener a sus crías, tras un viaje de más de 8.000 kilómetros desde el Sur, y que se extenderá hasta noviembre.
Funcionarios y expertos reconocieron avances pero también desafíos frente a una promisoria actividad turística que requiere aún de ajustes para no poner en riesgo el recurso.
Magdalena Velásquez, gerente de comunicaciones de la ambientalista Fundación MarViva, que desde hace años adiestra el servicio de transporte en bote a los visitantes que quieren vivir el espectáculo de la presencia de estos grandes mamíferos marinos, reconoció a Xinhua que "hay muchas denuncias y gente haciendo las cosas mal en relación con la actividad, pero que es el momento de empezar a hacerlas bien, y como un compromiso de todos".
El comienzo de la temporada fue formalizado recientemente en un club de navegación frente a aguas del Pacífico en la capital panameña, con la participación de representantes de los boteros y de organizaciones que apoyan la iniciativa.
Lissette Trejos Lasso, médica veterinaria especialista en mamíferos marinos, resaltó que se ha comprobado que en Panamá hay convergencia de poblaciones tanto del norte como del sur en una fecha del año, y que por esto poblaciones del norte vienen a aguas en Panamá de enero a abril, y que las que vienen del Polo Sur en época de invierno llegan desde cerca de mitad del año.
"Las aguas de Panamá son muy importantes por la reproducción, las crías, y la alimentación de las crías", destacó, agregando que esto último es muy importante para que puedan resistir al ir luego hacia los polos.
Explicó que en Panamá hay una población de ballenas locales, la Bray, una población muy pequeña que se mueve entre Coiba y la Bahía de Panamá -frente a la capital panameña y bañada por aguas del Pacífico-, pero que la Ballena Jorobada, la más conocida por sus acrobacias, es la que emigra hacia Panamá.
Según MarViva, ha trabajado en proyectos en la materia con aliados como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el ministerio de Ambiente (Miambiente) de Panamá y la Universidad Marítima Internacional de Panamá (UMIP), produciendo materiales como guías y manuales sobre buenas prácticas, y que están disponibles digitalmente en la página www.marviva.net/publicaciones.
Velásquez explicó que entre los conocimientos que se han estado impartiendo está la obligación de hacer el avistamiento de manera paralela a 250 metros, y que si una ballena está con una cría se debe reducir el avistamiento de 30 minutos a 15 minutos, teniendo en cuenta que estas madres están amamantando.
Subrayó que es vital cuidar el recurso para que estos animales regresen, y seguir promocionando mejores prácticas.
Admitió que hay mucho por hacer, y consideró importante que la gente consuma el servicio de los boteros que han sido capacitados, y cuyos contactos tiene en la Fundación, y poder apreciar el mejor espectáculo en el Golfo de Montijo (en la provincia panameña de Veraguas), y hacer posible el avistamiento responsable de los cetáceos.
También se mencionó el interés en promover destinos panameños como Bocas del Toro, en el norte del país, los manglares de David (capital de la occidental provincia panameña de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica), Pedasí en el Pacífico, provincia de Los Santos y el archipiélago de Las Perlas en el Pacífico, en donde aliados como Miambiente, PNUD y UMIP trabajan en la capacitación de boteros para al avistamiento responsable de cetáceos.
Para Juan Portugal, jefe del departamento de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Comunitario, de la dirección de planificación de la estatal Autoridad de Turismo de Panamá (ATP), ya hay una oferta y gente equipada, capacitada y con un manejo responsable, en relación con un producto turístico con el que se ha venido trabajando hace unos seis a siete años.
"Empezamos sensibilizando sobre la materia, formalizamos la capacitación, y estamos llegando a la certificación de los guías y de las naves, que cuenten con sus seguros y todo lo que exige la Autoridad Marítima de Panamá (AMP)", estableció también a Xinhua.
Portugal estimó que unos 1.000 boteros participan en la actividad relacionada con los cetáceos en Panamá.
Malena Sarlo, coordinadora de proyectos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Panamá, observó que en este país existen las normas y la reglamentación para el avistamiento responsable de cetáceos, y que recientemente hubo un ejercicio de actualización al respecto, avalado por el comité directivo del corredor marino de Panamá, y que está pendiente de aprobación en el ministerio de Ambiente.
Resaltó que está además elaborado bajo los estándares internacionales, considerando las recomendaciones del comité científico de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), y que adicionalmente hay otros dos documentos que son nuevos, a la legislación que tiene que ver con la conservación y el uso sostenible de los recursos, especialmente los mamíferos marinos.
Resaltó la relevancia de Panamá para el sostenimiento de todos los procesos ecológicos que mantienen estas poblaciones migratorias que viajan miles de kilómetros cada año.
Además, subrayó la relevancia que los operadores y consumidores de estos servicios sean conscientes de seguir los lineamientos demarcados, y para que estas buenas prácticas aseguren el avistamiento de cetáceos en el presente y en el futuro.
La representante del PNUD recalcó que la Agenda 2030, que se refiere a 17 objetivos de Desarrollo Sostenible y que son indivisibles y están relacionados, tiene que ver en uno de los objetivos a la vida submarina y la conservación de los recursos marinos y costeros, internalizando la relevancia de proveer un beneficio económico a las poblaciones que usufructúan del uso sostenible de esos recursos.
