ESPECIAL: Malak Hadi la iraquí que encontró en Colombia una esperanza como refugiada

Spanish.xinhuanet.com   2017-06-21 14:37:53

Por Sylvia B. Zárate y César Mariño

BOGOTA, 20 jun (Xinhua) -- Entre sus planes nunca estuvo caminar por las calles bogotanas. Nacida en Irak, Malak Hadi, una joven de 22 años, se ha esforzado durante casi dos en conocer una cultura completamente nueva para ella en la que, a pesar de la manera azarosa en que arribó junto a su familia, ha logrado poco a poco incorporarse.

Huyendo del grupo radical Estado Islámico (EI), también conocido como ISIS, la familia de Malak, compuesta por cinco personas, emprendió una odisea que comenzó en Turquía en septiembre de 2015. Pagando 7 mil dólares por cada uno en el mercado negro, abordaron un barco que sus coyotes aseguraban iba rumbo a Miami.

Pero llegaron a Buenaventura, un puerto marítimo del Pacífico de un país del que nunca habían oído hablar. Sin más equipaje que la frustración por el engaño y el hurto de todas sus pertenencias, comenzó un peregrinaje por Colombia en busca de darle una nueva orientación a sus vidas.

En entrevista con Xinhua, el colombiano Nicolás Espitia Frasser, el novio de Malak, contó cómo fue que la joven y su familia llegaron al país andino después de pagar 70 mil dólares para viajar ilegalmente hacia Estados Unidos, en donde los esperaba un familiar.

"Ella llegó a Colombia por equivocación. Ellos habían hecho un pago para llegar a Estados Unidos, obviamente por el mercado negro. En el Oriente Medio es muy común ver este tipo de cosas. Ellos eran una familia de muchísimo dinero en Irak, tenían todas las facilidades pero tu te imaginarás que si te dicen que ISIS está a media hora de tu casa tu dices, si yo tengo plata (dinero)pues me voy. Entonces los montaron en un barco y cuando llegaron acá les dijeron 'Welcome to Miami', pero estaban en Buenaventura", contó.

Partió desde Turquía en un barco junto a su padre, su madre y sus dos hermanos, quienes permanecieron por más de un mes en la embarcación bajo la vigilancia de un hombre que una vez en el barco les quitó el resto de dinero que tenían y todas sus pertenencias. Comieron sólo atún por este tiempo y no podían dejarse ver de la tripulación, pero soportaron todas estas adversidades con la esperanza de llegar a su destino a reencontrarse con su familia y comenzar una nueva vida lejos de la guerra que afronta su país.

"Te imaginarás el shock de ellos cuando vieron ese puerto destruido que definitivamente no era Miami. En el barco les robaron todo, desde las maletas hasta los pasaportes. De sus papeles iraquíes sólo conservan las fotos, nada más. En este momento tienen unas cédulas de extranjería colombianas porque si no serían N. N., no tendrían ningún documento que validara que son de allá, que son de Irak, los podrían confundir con cualquier otra persona de otra parte", agregó.

Aunque esta travesía tiene tintes de pesadilla, hoy Malak puede narrarla en medio de risas ya que el tiempo que ha pasado en Colombia le ha enseñado que los tiempos peores han fortalecido su espíritu y en este desconocido país ha podido ejercer el derecho de soñar.

Malak Hadi, narró a Xinhua el momento en el que después de haber estado en un cuarto de máquinas en un barco por más de un mes con la esperanza de llegar a Miami y de ahí a Ohio (Estados Unidos) a la casa de un tío, la recepcionista del hotel donde fueron abandonados por su supuesto guía les explicó que el lugar donde se encontraban era la ciudad de Cali, en un país llamado Colombia.

"Pensaba...¿Qué es Colombia? Nunca había escuchado algo así, o sea, yo había estudiado historia y se suponía que debía saber pero sabes que existen cientos de nombres de países y yo no sabía lo que significaba (...) En ese momento solo empezamos a reír, no sabíamos qué hacer, ya no teníamos dinero ni teléfonos, no teníamos nada, no sabíamos dónde estábamos, no sabíamos el idioma para poder comunicarnos con la gente", dice.

Además, "no teníamos a nadie en este país, no habíamos comido nada los últimos tres o cuatro días, sólo queríamos una cama para descansar, así que le pedimos ayuda a la mujer, mi papá le pidió que llamara a la policía pero ella dijo que no, que policías no y llamó a inmigración", contó.

Funcionarios de Inmigración los recogieron en un carro y fueron llevados a la cárcel en donde pasaron varios días, los sometieron a un interrogatorio y tras comprender que se trataba de un caso en el que ellos habían sido las víctimas, les ofrecieron la posibilidad de quedarse bajo el estado de refugiados y aunque no era lo que habían planeado no tuvieron otra opción que aceptar.

En medio de la travesía por Colombia, en el trayecto de Medellín a Bogotá, conocieron a un hombre paquistaní al que calificaron como un enviado de Alá para orientar su camino.

Este hombre los dirigió hacia una mezquita en Bogotá en donde recibieron la solidaridad del pueblo musulmán en Colombia por más de un año y en dónde Malak conoció a Nicolás, su prometido y quien desde entonces ha sido su guía para integrarse a la sociedad bogotana, a la cual dice amar por todas las muestras de hospitalidad que ha recibido.

Aunque vivir de la caridad tampoco estaba en sus cuentas cuando emprendieron el viaje hacia Miami, la familia de Malak ha recibido en Colombia el respaldo de una ciudadanía que por fortuna no ve a los musulmanes con los ojos discriminatorios y prejuiciosos con que son vistos en algunas partes del mundo.

Esto ha reforzado en ellos la idea de montar un restaurante de comida iraquí para aprovechar el conocimiento de la madre en este tipo de cocina y lograr mejorar los ingresos de la familia que por ahora solamente cuentan con el salario de la hermana de Malak, quien trabaja en un salón de estética.

"Estoy segura de que tendré un muy buen futuro aquí, ahora estoy segura de eso, sé que vamos a cumplir todos nuestros sueños, estoy segura de que tendremos nuestro restaurante, el gran sueño mío y de nuestra familia ahora es tener nuestro restaurante de comida iraquí, estoy segura de que será algo muy bonito y de que tendremos una vida realmente agradable aquí", dijo.

Aunque Colombia es, después de Siria, el segundo país con mayor número de desplazados internos en el mundo, son muy pocas las solicitudes para trámites de refugiados llegados de Medio Oriente.

Entre estas solicitudes fueron gestionadas las de los cinco miembros de la familia Hadi que hoy cuentan con una estadía legal en el país suramericano.

Si bien no ha sido fácil su estadía y la consecución de recursos para su manutención, esta familia iraquí ha decidido apostarle por un futuro en un país que aunque cuenta con graves problemáticas sociales, les ha demostrado que posee valores de tolerancia y solidaridad para con los ciudadanos extranjeros.

La joven dice que lo que más extraña de su país es a su familia conformada entre otros por decenas de primos cercanos con los que se comunica a diario y los lugares que solía visitar para practicar su religión y aunque lamenta el no poder volver está segura de que está mejor en Colombia y en donde aprendió lo que es verdaderamente importante para su vida.

"Bueno, yo creo que lo que nunca voy a perder sin importar en donde esté es mi fe en dios, nunca voy a perder el amor de mi familia, el de mis padres y el de mis hermanos, es lo único que no puedo perder porque el dinero viene y va, por ejemplo mi padre trabajó por años para conseguir su casa, sus carros y todo esto, pero todo eso se fue en un minuto, simplemente se fue, entonces el dinero no es nada, las casas y los carros no son nada", señala.

Malak, quien en Colombia aprendió a comunicarse en inglés, emplea sus dotes de autodidacta para mejorar el español incipiente con el que ahora busca comunicarse con más personas en el país.

Ella sostiene que aunque la ACNUR, oficina para los refugiados en Colombia, gestionó el estatus legal de su familia en este país, el respaldo gubernamental no ha sido suficiente para lograr establecer una vida estable.

Por ahora trabaja en empleos esporádicos como el de niñera, o enseñando su idioma y su cultura a quienes están interesados en ella con el objetivo de mejorar la calidad de vida de su familia que, atravesando la pesadilla del desplazamiento forzado, ha encontrado en Colombia un refugio para sus sueños.

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ESPECIAL: Malak Hadi la iraquí que encontró en Colombia una esperanza como refugiada

Spanish.xinhuanet.com 2017-06-21 14:37:53

Por Sylvia B. Zárate y César Mariño

BOGOTA, 20 jun (Xinhua) -- Entre sus planes nunca estuvo caminar por las calles bogotanas. Nacida en Irak, Malak Hadi, una joven de 22 años, se ha esforzado durante casi dos en conocer una cultura completamente nueva para ella en la que, a pesar de la manera azarosa en que arribó junto a su familia, ha logrado poco a poco incorporarse.

Huyendo del grupo radical Estado Islámico (EI), también conocido como ISIS, la familia de Malak, compuesta por cinco personas, emprendió una odisea que comenzó en Turquía en septiembre de 2015. Pagando 7 mil dólares por cada uno en el mercado negro, abordaron un barco que sus coyotes aseguraban iba rumbo a Miami.

Pero llegaron a Buenaventura, un puerto marítimo del Pacífico de un país del que nunca habían oído hablar. Sin más equipaje que la frustración por el engaño y el hurto de todas sus pertenencias, comenzó un peregrinaje por Colombia en busca de darle una nueva orientación a sus vidas.

En entrevista con Xinhua, el colombiano Nicolás Espitia Frasser, el novio de Malak, contó cómo fue que la joven y su familia llegaron al país andino después de pagar 70 mil dólares para viajar ilegalmente hacia Estados Unidos, en donde los esperaba un familiar.

"Ella llegó a Colombia por equivocación. Ellos habían hecho un pago para llegar a Estados Unidos, obviamente por el mercado negro. En el Oriente Medio es muy común ver este tipo de cosas. Ellos eran una familia de muchísimo dinero en Irak, tenían todas las facilidades pero tu te imaginarás que si te dicen que ISIS está a media hora de tu casa tu dices, si yo tengo plata (dinero)pues me voy. Entonces los montaron en un barco y cuando llegaron acá les dijeron 'Welcome to Miami', pero estaban en Buenaventura", contó.

Partió desde Turquía en un barco junto a su padre, su madre y sus dos hermanos, quienes permanecieron por más de un mes en la embarcación bajo la vigilancia de un hombre que una vez en el barco les quitó el resto de dinero que tenían y todas sus pertenencias. Comieron sólo atún por este tiempo y no podían dejarse ver de la tripulación, pero soportaron todas estas adversidades con la esperanza de llegar a su destino a reencontrarse con su familia y comenzar una nueva vida lejos de la guerra que afronta su país.

"Te imaginarás el shock de ellos cuando vieron ese puerto destruido que definitivamente no era Miami. En el barco les robaron todo, desde las maletas hasta los pasaportes. De sus papeles iraquíes sólo conservan las fotos, nada más. En este momento tienen unas cédulas de extranjería colombianas porque si no serían N. N., no tendrían ningún documento que validara que son de allá, que son de Irak, los podrían confundir con cualquier otra persona de otra parte", agregó.

Aunque esta travesía tiene tintes de pesadilla, hoy Malak puede narrarla en medio de risas ya que el tiempo que ha pasado en Colombia le ha enseñado que los tiempos peores han fortalecido su espíritu y en este desconocido país ha podido ejercer el derecho de soñar.

Malak Hadi, narró a Xinhua el momento en el que después de haber estado en un cuarto de máquinas en un barco por más de un mes con la esperanza de llegar a Miami y de ahí a Ohio (Estados Unidos) a la casa de un tío, la recepcionista del hotel donde fueron abandonados por su supuesto guía les explicó que el lugar donde se encontraban era la ciudad de Cali, en un país llamado Colombia.

"Pensaba...¿Qué es Colombia? Nunca había escuchado algo así, o sea, yo había estudiado historia y se suponía que debía saber pero sabes que existen cientos de nombres de países y yo no sabía lo que significaba (...) En ese momento solo empezamos a reír, no sabíamos qué hacer, ya no teníamos dinero ni teléfonos, no teníamos nada, no sabíamos dónde estábamos, no sabíamos el idioma para poder comunicarnos con la gente", dice.

Además, "no teníamos a nadie en este país, no habíamos comido nada los últimos tres o cuatro días, sólo queríamos una cama para descansar, así que le pedimos ayuda a la mujer, mi papá le pidió que llamara a la policía pero ella dijo que no, que policías no y llamó a inmigración", contó.

Funcionarios de Inmigración los recogieron en un carro y fueron llevados a la cárcel en donde pasaron varios días, los sometieron a un interrogatorio y tras comprender que se trataba de un caso en el que ellos habían sido las víctimas, les ofrecieron la posibilidad de quedarse bajo el estado de refugiados y aunque no era lo que habían planeado no tuvieron otra opción que aceptar.

En medio de la travesía por Colombia, en el trayecto de Medellín a Bogotá, conocieron a un hombre paquistaní al que calificaron como un enviado de Alá para orientar su camino.

Este hombre los dirigió hacia una mezquita en Bogotá en donde recibieron la solidaridad del pueblo musulmán en Colombia por más de un año y en dónde Malak conoció a Nicolás, su prometido y quien desde entonces ha sido su guía para integrarse a la sociedad bogotana, a la cual dice amar por todas las muestras de hospitalidad que ha recibido.

Aunque vivir de la caridad tampoco estaba en sus cuentas cuando emprendieron el viaje hacia Miami, la familia de Malak ha recibido en Colombia el respaldo de una ciudadanía que por fortuna no ve a los musulmanes con los ojos discriminatorios y prejuiciosos con que son vistos en algunas partes del mundo.

Esto ha reforzado en ellos la idea de montar un restaurante de comida iraquí para aprovechar el conocimiento de la madre en este tipo de cocina y lograr mejorar los ingresos de la familia que por ahora solamente cuentan con el salario de la hermana de Malak, quien trabaja en un salón de estética.

"Estoy segura de que tendré un muy buen futuro aquí, ahora estoy segura de eso, sé que vamos a cumplir todos nuestros sueños, estoy segura de que tendremos nuestro restaurante, el gran sueño mío y de nuestra familia ahora es tener nuestro restaurante de comida iraquí, estoy segura de que será algo muy bonito y de que tendremos una vida realmente agradable aquí", dijo.

Aunque Colombia es, después de Siria, el segundo país con mayor número de desplazados internos en el mundo, son muy pocas las solicitudes para trámites de refugiados llegados de Medio Oriente.

Entre estas solicitudes fueron gestionadas las de los cinco miembros de la familia Hadi que hoy cuentan con una estadía legal en el país suramericano.

Si bien no ha sido fácil su estadía y la consecución de recursos para su manutención, esta familia iraquí ha decidido apostarle por un futuro en un país que aunque cuenta con graves problemáticas sociales, les ha demostrado que posee valores de tolerancia y solidaridad para con los ciudadanos extranjeros.

La joven dice que lo que más extraña de su país es a su familia conformada entre otros por decenas de primos cercanos con los que se comunica a diario y los lugares que solía visitar para practicar su religión y aunque lamenta el no poder volver está segura de que está mejor en Colombia y en donde aprendió lo que es verdaderamente importante para su vida.

"Bueno, yo creo que lo que nunca voy a perder sin importar en donde esté es mi fe en dios, nunca voy a perder el amor de mi familia, el de mis padres y el de mis hermanos, es lo único que no puedo perder porque el dinero viene y va, por ejemplo mi padre trabajó por años para conseguir su casa, sus carros y todo esto, pero todo eso se fue en un minuto, simplemente se fue, entonces el dinero no es nada, las casas y los carros no son nada", señala.

Malak, quien en Colombia aprendió a comunicarse en inglés, emplea sus dotes de autodidacta para mejorar el español incipiente con el que ahora busca comunicarse con más personas en el país.

Ella sostiene que aunque la ACNUR, oficina para los refugiados en Colombia, gestionó el estatus legal de su familia en este país, el respaldo gubernamental no ha sido suficiente para lograr establecer una vida estable.

Por ahora trabaja en empleos esporádicos como el de niñera, o enseñando su idioma y su cultura a quienes están interesados en ella con el objetivo de mejorar la calidad de vida de su familia que, atravesando la pesadilla del desplazamiento forzado, ha encontrado en Colombia un refugio para sus sueños.

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