Por Raúl Menchaca
Imagen del 9 de junio de 2017, de trabajadoras por cuenta propia vendiendo café elaborado por ellas, en la provincia de Granma, Cuba. Los trabajadores por cuenta propia, como se les llama en Cuba a los privados, hasta abril último habían aportado al presupuesto provincial casi 40 millones de pesos. El vicepresidente del gobierno local, Daniel Silveira, dice a Xinhua que las nuevas formas de gestión estatal son una fuente de empleo que beneficia a cerca de 100,000 personas si se tiene en cuenta a los familiares de los trabajadores privados. (Xinhua/Joaquín Hernández)
BAYAMO, Cuba, 12 jun (Xinhua) -- Luis Chacón todavía no es totalmente consciente del éxito que ha logrado la cooperativa "La Bodega", la unión de una decena de socios para gestionar un restaurante del centro histórico de Bayamo, una ciudad del este de Cuba, ubicada 675 kilómetros al este de La Habana.
Chacón, de 36 años, es el presidente de la cooperativa fundada hace tres años para revivir un viejo restaurante estatal con 34 mesas y capacidad para 120 comensales, convertido ahora en una empresa con grandes ganancias, y gestionada por 13 personas.
"Hemos ido avanzado como quien dice a pasos agigantados y aprendiendo sobre la marcha las cosas que no dominábamos, y aún estamos aprendiendo de las cosas que nos falta por conocer", afirma quien además dirige la cocina de "La Bodega".
Con su gorro de cocinero en la mano, admite que la cooperativa, primera fundada en la oriental provincia cubana de Granma, le ha cambiado la vida para bien, porque hoy su situación económica es más favorable.
"Ganamos por lo que trabajamos", asevera y para explicarse recuerda que desde la creación de la cooperativa, el 20 de marzo de 2014, las ventas del restaurante han crecido 94 por ciento y en lo que va de año han facturado más de tres millones 300.000 pesos (igual en dólares al cambio oficial).
"La Bodega" es una de las siete cooperativas no agropecuarias recién fundadas en este caluroso territorio, donde además unas 24.000 personas tienen sus propios emprendimientos económicos fuera de la sombrilla estatal.
Los trabajadores por cuenta propia, como se les llama en Cuba a los privados, hasta abril último habían aportado al presupuesto provincial casi 40 millones de pesos.
El vicepresidente del gobierno local, Daniel Silveira, dice a Xinhua que las nuevas formas de gestión estatal son una fuente de empleo que beneficia a cerca de 100.000 personas si se tiene en cuenta a los familiares de los trabajadores privados.
"El trabajo por cuenta propia está definido en la actualización del modelo económico del país como una nueva forma de gestión que va a convivir con la empresa estatal socialista o las empresas mixtas", afirma Silveira en referencia a la decisión adoptada por el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) en abril de 2011.
El PCC estableció entonces una hoja de ruta que abrió la puerta al empleo privado, algo que prácticamente había desaparecido en Cuba después del triunfo de la Revolución, en enero de 1959.
Por eso en la actualidad el trabajo privado se aprecia también en pequeños negocios familiares que permiten mayores ingresos, como es el caso de Heriberto Durán, un jubilado que después de trabajar 30 años en una empresa estatal montó su propio negocio de venta de dulces tradicionales.
Durán dice con orgullo que es el único en la provincia que vende esos dulces, los que además elabora de conjunto con su esposa, hijos, nietos y hasta bisnietos en un complicado proceso con la mandioca (tapioca), una vianda que en Cuba denominan yuca.
"Se vive más desahogado hasta cierto límite, porque esto requiere de un proceso que va desde que se recoge la yuca, raspándola, rayándola, prensándola, secándola y tostándola", explica con una sonrisa.
El septuagenario vendedor, quien dice que desde hace una década tiene su tarima en la misma esquina de Bayamo, asegura que con ese negocio vive mejor, aunque no se vuelve rico, pero lo que más le enorgullece es mantener una tradición culinaria casi perdida.
Apenas a unos metros de la esquina donde Durán pregona las bondades de sus dulces, Yurenia Llamis tiene un pequeño puesto en un portal donde sirve café que ella misma muele en un pilón y elabora con un método muy viejo y artesanal.
Como si fuera poco Llamis, quien durante 20 años trabajó en un restaurante estatal, no sirve en tazas sino en jícaras hechas de güira, como se hacía hace muchos años en el campo cubano.
"Me va muy bien y además me gusta trabajar con el público", afirma a Xinhua mientras prepara en un viejo fogón esa infusión muy apreciada por los cubanos.
Los emprendimientos particulares de esos cubanos sencillos, que han tenido mayor o menor éxito, constituyen hoy la evidencia más palpable de la marcha de las reformas impulsadas por el gobierno de Raúl Castro.
