BEIJING, 30 may (Xinhua) -- Los incesantes esfuerzos por parte de los líderes europeos y chinos en los últimos años han propiciado un acercamiento no solo beneficioso para ambas partes, sino también para el mundo, en un ambiente de problemas de desarrollo.
Sin embargo, algunas mentalidades obsoletas de la Unión Europea están obstaculizando este desarrollo positivo.
Con anterioridad este mes la UE acordó nuevas reglas antidumping basadas en las llamadas distorsiones del mercado. El nuevo concepto es en esencia el mismo que la previa invención de un "país de referencia", es decir un tercer país que la UE usaba como referencia en las investigaciones antidumping contra las exportaciones chinas.
Según el artículo 15 del protocolo de adhesión, firmado por China cuando al unirse a la Organización Mundial del Comercio en 2001, los precios domésticos en China deberían usarse como referencia en las investigaciones antidumping a los 15 años de la adhesión del país asiático a la organización.
Esto significa que el parámetro de tercer país perdió su base legal el 11 de diciembre de 2016, y debería, como ha pedido China en repetidas ocasiones, ser abandonado.
El nuevo método de la UE muestra una obstinada insistencia en imponer aranceles antidumping a los productos chinos, esta vez con la excusa de "corregir distorsiones significativas del mercado".
Los legisladores de la UE han obviado las reformas económicas de China para asegurar que el mercado juegue un rol decisivo en la distribución de los recursos.
Internamente, China ha estado apoyando la globalización y defendiendo el libre comercio cuando las principales economías del mundo están favoreciendo el proteccionismo, como bien ilustra la política del presidente estadounidense, Donald Trump, "Comprar estadounidense y contratar estadounidense".
En un momento en el que las fisuras en la alianza transatlántica se ha ensanchado tras la primera gira por el extranjero de Trump como presidente de EEUU, la canciller alemana, Angela Merkel, ha avisado de que Europa ya no puede contar plenamente con su aliado tradicional y debe hacerse cargo de su propio destino.
En este contexto, con ambos abogando por el comercio libre y un comportamiento responsable en los asuntos mundiales, Europa y China verán sus intereses comunes ampliados.
Una asociación más fuerte entre China y Europa es buena para ambos, y no deberían distraerse de la gran causa de la cooperación China-UE.
El premier chino, Li Keqiang, visitará europa por novena vez desde que juró su cargo en 2013. La frecuencia de sus visitas son testigo de los intereses comunes entre las dos partes.
Europa debería corresponder acabando con las mentalidades obsoletas y trabajando por unos lazos Europa-China mejores y por un mundo mejor.
