LHASA, 28 may (Xinhua) -- Cuando era una niña, Dorlma veía el monte Qomolangma (Everest) a través de la ventana de su habitación cada mañana al despertar.
Años después, la cima más alta del mundo ha traído la fortuna a esta mujer, de 29 años de edad.
A una altitud de 5.200 metros, donde el camino de hormigón llega a su fin, el campamento base está compuesto por cerca de 60 tiendas para alojar a los turistas antes de que inicien sus viajes para conquistar la montaña, de más de 8.800 metros.
Dorlma gestiona una posada en una de las tiendas.
"Los turistas pueden dormir en un lugar cálido y probar el estilo de vida tibetano comiendo comida tibetana y escuchando canciones tibetanas", destacó Dorlma.
El lunes se cumple el 64º aniversario de la primera expedición de alpinismo exitosa de la humanidad al Qomolangma, en la que el neozelandés Edmund Hillary y el nepalí Tenzing Norgay llegaron a la cima el 29 de mayo de 1953.
Décadas después de la épica escalada a la cima del mundo, los tibetanos que viven a pie del Qomolangma han superado la pobreza recibiendo a alpinistas profesionales y aficionados, así como a turistas.
Como en las casas tradicionales de los pastores tibetanos, la posada de Dorlma cuenta con un suelo de madera sobre piedras, cama compartida para seis personas, tres sillas grandes tibetanas para sentarse y dormir y una estufa en el centro que quema estiércol de vaca.
"Estas son las mejores condiciones de vida que podemos ofrecer aquí", indicó la mujer mientras echaba alcohol a la estufa para hacer un fuego.
A pesar de estar a finales de mayo es necesario algún tipo de calefacción en el campamento base.
La posada le proporciona a Dorlma unos ingresos de más de 100.000 yuanes (14.600 dólares) al año, 100 veces la cantidad que ganaba cuando trabajaba en una tierra de labranza. Los terrenos de cultivo son escasos a más de 4.000 metros de altitud.
Dorlma abrió su posada en 2008, cuando solo había cuatro tiendas en el campamento base.
Ella ha presenciado los grandes cambios en la infraestructura de la base, incluidos la puesta en servicio de una carretera de hormigón, el suministro de electricidad, la red móvil y la oficina de correos más alta del mundo.
La cartera Tsomo empezó su trabajo a mediados de abril y recoge y pone sellos a las postales diariamente. Un juego de diez tarjetas postales impresas con el Qomolangma está disponible en la oficina.
"Algunas veces, tengo poner sellos decenas de miles veces en un día ocupado", señaló Tsomo, que añadió que los carteros del correo del distrito acuden al lugar una vez cada semana, con lo que se asegura la entrega de las tarjetas postales en un plazo de 10 días en el país y 20 días en el resto del mundo.
Chimed Tsering, secretario del comité del Partido Comunista de China (PCCh) de la aldea de Qoizong, en el poblado de Zhaxizom, donde se ubica el campamento base, dijo que cada una de las personas que gestiona una tienda debe pagar un alquiler anual de 40.000 yuanes, que es distribuido entre los aldeanos pobres como un dividendo.
"Ninguna familia debe ser dejada atrás en el camino hacia la prosperidad", agregó.
Los beneficios del turismo también son compartidos por otras aldeas.
El subjefe del poblado de Zhaxizom, Penlo, señaló que las 20 aldeas del poblado tienen permitido gestionar posadas en la base y los habitantes de otras 10 aldeas ofrecen servicios de entrega en yak.
"El año pasado, el poblado entero se había liberado de la pobreza", afirmó Penlo.
Los recién casados Li Dongzhouyi y su esposa, de la provincia noroccidental china de Shaanxi, condujeron hasta el Tíbet para pasar la luna de miel. El Qomolangma fue el punto más occidental de su viaje.
Tras mandar tarjetas postales, entraron en la tienda de Dorlma para probar la comida tibetana y tomar té de mantequilla.
"No nos esperábamos que hubiera una posada cálida al pie del Qomolangma. El jefe local es muy hospitalario. Nos sentimos como en casa", manifestó Li.