HOHHOT, 24 may (Xinhua) -- Normalmente, Burenjargal prefiere montar a caballo que en motocicleta, demostrando así su fidelidad a una tradición de siglos de su amada etnia mongola.
"Durante algún tiempo estuvo muy de moda montar en moto, pero ahora ha regresado la moda de montar a caballo", dice Burenjargal, un pastor mongol de 34 años que habita en Bolgen Sumu, en los alrededores de la ciudad de Xilinhot de la región autónoma de Mongolia Interior, en el norte de China.
A Burenjargal le ha encantado montar a caballo desde su infancia, y ahora es el orgulloso dueño de 60 equinos. El año pasado, sus ingresos por la venta de leche de yegua y por actividades turísticas relacionadas con los caballos, llegaron a 200.000 yuanes (29.000 dólares).
De una de las paredes de su casa cuelga un instrumento tradicional de cuerda semejante a una cabeza de caballo, un Matouqin. Es solo uno de los muchos objetos decorativos relacionados con su animal favorito.
Los caballos son importantes en la cultura mongola, que cuenta con más de 300 palabras para referirse a ellos, y más de 200 solo para sus colores. Sin embargo, el número de equinos que los pastores de la región poseen ha caído dramáticamente. De los 2,4 millones que tenían en 1975 pasaron a menos de 700.000 en 2007.
"En el pasado, criar caballos no era rentable. Cuando yo era niño, las familias aficionadas a los caballos sólo tenían uno o dos. Otras los vendieron y compraron motocicletas y automóviles. Hoy en día, como parte de la cultura que nuestros ancestros nos dejaron como herencia, los caballos se han convertido en una fuente de ingresos para los pastores", dice Burenjargal.
"Muchos habitantes locales crían caballos para preservar la cultura equina, que aún está en vías de extinción, o para aumentar los ingresos de la familia", comenta.
En 2011, con una inversión anual planeada de 18 millones de yuanes, Mongolia Interior estableció tres bases de cría de caballos mongoles, con el objetivo de preservar la especie.
Esa y otras estrategias de protección han contribuido al incremento en el número de caballos en la región en un 25 por ciento en una década, gracias a lo cual el año pasado llegó a 880.000.
Así mismo, las actividades relacionadas con este animal se han multilpicado.
Altanoqir, otro joven pastor del mismo poblado, ha ganado una docena de premios en varios concursos relacionados con la equitación y la cría de caballos.
Él vive con sus padres, quienes tienen más de 300 de estos animales. Este verano (de junio a agosto), la familia planea acoger a turistas procedentes de ciudades grandes.
"A pesar del incremento, aún es necesario hacer más esfuerzos para proteger de forma más efectiva a los caballos mongoles", advierte Manglai, un investigador de la especie.
