Por Zhu Dongyang y Kan Jiangwen
BEIJING, 12 may (Xinhua) -- Al tiempo que China avanza en la materialización de su ambiciosa iniciativa de la Franja y la Ruta, los trabajadores chinos han ido dejando de ser extraños para los países a lo largo de la centenaria ruta comercial y para sus gentes. Los constructores chinos están jugando un papel crucial en la creación de lo que podría significar el mayor proyecto económico del siglo.
UN TOPOGRAFO VEINTEAÑERO EN EL DURO TERRENO ARGELINO
En Argelia, el mayor país de Africa, un joven equipo chino de la Corporación Estatal de Ingeniería de Construcción de China (CSCEC, siglas en inglés) está construyendo una autopista que penetra en la cordillera del Atlas, un proyecto que vincula el Mediterráneo con el Sáhara.
Entre los trabajadores figura Yang Yang, un topógrafo veinteañero que ha trabajado en el proyecto desde 2013.
Las complicadas formaciones geológicas han hecho de la autopista la tarea más difícil de entre los proyectos de infraestructuras de Argelia. Yang lideraba cada mañana a sus compañeros trabajadores por los difíciles caminos que atraviesan los peligrosos cañones del Atlas, sin importar cómo de severo eran el clima o de difícil el terreno.
Yang sabe de la importancia de su trabajo para todo el proyecto; solo un error minúsculo podría resultar en enormes pérdidas. Se ha estrujado el cerebro programando, solo con la ayuda de una calculador y un ordenador, para garantizar la exactitud y eficiencia de los datos.
Como dice el dicho, no hay gloria sin pena. El túnel 2 fue integrado con éxito en el cuerpo principal de la autopista el 15 de diciembre de 2016. Con una longitud de 2.425 metros, este fue el túnel de autopista más largo de Argelia hasta la fecha.
GENERANDO ENERGIA BAJO EL CALOR DE GUINEA
El sello de "fabricado en China" también se ha estampado en la esquina occidental de Africa.
A unos 150 kilómetros al noreste de Conakry, la capital de Guinea, aparece por encima del río Konkoure una gran cascada. Es la central hidroeléctrica de Kaleta, un proyecto para suministrar energía construido en apenas tres años por la Corporación Internacional de Agua y Electricidad de China (CWE, por sus siglas en inglés).
"Como constructores, teníamos que trabajar bajo el calor. Nuestro pelo siempre estaba mojado y, después de un día de labor, nuestras ropas se quedaban empapadas de sudor", relata Wang Xiaoyi, un trabajador de la planta.
Los obreros chinos padecían las temperaturas asfixiantes por la noche. Sus dormitorios provisionales estaban equipados pobremente y su minigenerador no podía aportar la suficiente energía para el aire acondicionado o ventiladores eléctricos, lo que les dificultaba quedarse dormidos.
Pero Wang se animaba a sí mismo para continuar. "Pensaba en la gente que vivía en la oscuridad y me decía: 'eres una vela para ellos'", rememora.
Ahora, después de suministrar electricidad suficiente a la capital y a 11 provincias, la central ha recibido un nuevo encargo: producir energía en un futuro próximo para países vecinos como Gambia, Senegal, Mali y Guinea-Bissau.
En el mismo río, a 135 kilómetros de Conakry, la CWE está construyendo la planta hidroeléctrica de Souapiti, incluso más grande que la de Kaleta. Cuando se finalice, Guinea, que en el pasado sufría escasez de energía, se convertirá en una potencia exportadora de electricidad en Africa Occidental.
"MAESTROS CHINOS" EN TIERRA DE DESOLACION CAMBOYANA
A través del océano Indico, la luz ha iluminado una tierra de desolación en Camboya, país del Sudeste Asiático.
El Stung Russei Chrum, un río que serpentea por un valle despoblado en el suroeste del país, no había visto sino una "isla aislada" excluida de la red eléctrica nacional hasta 2010, cuando la China Huadian Corporation (CHD) empezó a construir la mayor planta hidroeléctrica de Camboya.
La construcción de la central concluyó con una anticipación de nueve meses, una hazaña considerable teniendo en cuenta las dificultades que enfrentaban los trabajadores chinos: campos minados, tormentas y constante escasez de técnicos.
"Desenterramos granadas en las zonas de construcción incluso después de que el personal de las Naciones Unidas desminara el área", dice Le Jianhua, jefe del proyecto, referiéndose a la guerra civil de cerca de 30 años que concluyó oficialmente en 1999.
El ministro de Minas y Energía camboyano, Suy Sem, alabó la experiencia, el arduo trabajo y la cooperación amistosa de los chinos con la parte camboyana durante y tras la construcción.
"Sin ellos, no se podría haber hecho sin contratiempos, y el costo hubiese sido mayor", aseveró.
Con una capacidad instalada de 338 megavatios, el proyecto proporcionó casi la mitad de la máxima demanda de energía de Camboya en 2013.
En la ceremonia inaugural oficial en enero de 2015, el primer ministro, Samdech Techo Hun Sen, resaltó el proyecto como una contribución significativa al crecimiento económico, el desarrollo social y la reducción de la pobreza de Camboya.
