ESPECIAL: De cómo la Franja y la Ruta cambia vidas a lo largo del mundo

Spanish.xinhuanet.com   2017-05-05 21:26:34

BEIJING, 5 may (Xinhua) -- Una niña laosiana que perdió algunos dientes, una mujer camboyana que se vio obligada a dejar el colegio por una enfermedad y un artesano de la ciudad siria de Alepo, una de las más devastadas por la guerra ... A primera vista, tienen poco en común. Sin embargo, la Franja y la Ruta ha entrelazado sus vidas como jamás se hubieran imaginado.

Fue en el año 2013 cuando China propuso la iniciativa de la Franja y la Ruta con el propósito de construir redes de infraestructuras y comercio para sacar de la pobreza a aldeas, pueblos, ciudades y países o llevar más prosperidad a las zonas más ricas a lo larg o de su recorrido.

La Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI, los dos grandes ramales de la propuesta china, están diseñadas para conectar países y pueblos de Asia, Africa y Europa a lo largo de las antiguas rutas comerciales.

NUEVOS DIENTES Y NUEVO POZO

Sonreír ha dejado de avergonzar a Anuo, una niña laosiana de 12 años que hace poco recuperó los dos dientes delanteros.

"Ahora, cuando me río, parece que estoy mucho más contenta", explica la pequeña, que vive en Hakai, una población a la vera del río Nam Mang.

Hace más de tres años, perdió la mitad de uno de sus dientes frontales durante su "lucha" con un siluro que su tío había pescado. Más tarde, perdió otro de ellos al caerse en un camino enlodado tras un aguacero.

La mala dentadura de los locales, floja, débil y amarilla, se suele atribuir al agua turbia y maloliente que llegaba del único pozo de la ciudad durante las sequías, un agua que, por si fuera poco, era insuficiente para abastecer la aldea.

Sin embargo, la situación cambió drásticamente cuando la compañía china Dongfang Electric Corporation, que estaba construyendo una central hidroeléctica en el río Nam Mang, cavó un pozo nuevo y mejoró la principal carretera de la localidad de forma gratuita.

Más sorprendente para Anuo fue la revisión médica gratis que, para los habitantes, dispuso la firma china. Fue entonces cuando la niña consiguió sus dos nuevos dientes.

"El pescado que cocina mamá durante los días de sequía sabe ahora bastante bien", dice Anuo.

Como ella, millones de personas alrededor del mundo se están beneficiando directamente de los proyectos de la Franja y la Ruta, entre ellos la central eléctrica del río Nam Mang, que fue concluida en 2016.

UNA SENDA A TRAVES DE LA GUERRA

Un camión repleto de agujeros de bala y marcas de metralla circula por la carretera entre la ciudad siria de Alepo y Latakia, un puerto al noroeste del país. Su conductor está curtido en situaciones de emergencia. De repente, un proyectil vuela por la carretera. Ameer Anis, de 32 años, da un volantazo para esquivar la muerte.

Ahora recuerda lo afortunado que fue de que el camión y la carga, cerca de una tonelada de jabones de aceita de oliva que él mismo ayuda a fabricar, saliesen intactos.

La carretera era dura, pero no más que la vida que los Anis y otras familias sirias han tenido durante la guerra.

Los jabones que llevaba Ameer en su camión tenían como destino la ciudad china de Tianjin, a unos 7.000 kilómetros de distancia. Li Jianwei, empresario de esa localidad porturia, a unos 120 kilómetros al sureste de la capital china, Beijing, había hecho el pedido como en muchas ocasiones anteriores.

Li descubrió el jabón de Alepo durante un viaje en el año 2000 a Siria y, desde entonces, ha sido un gran admirador. Después de una mala experiencia tras comprar jabones falsos en 2015, decidió importar los auténticos desde su origen para venderlos por comercio electrónico.

Desde el río Haihe hasta el mar de Bohai, bajando por el Mar Oriental de China y el Mar Meridional de China, y a través del estrecho de Malaca hasta el oceáno Indico, el mar Rojo para llegar a Latakia por el mar Mediterrános, se extiende una vía de la antigua Ruta de la Seda marítima.

Los encargos de jabón procedentes de China han evitado que los hermanos Anis hayan tenido que huir de Siria.

UN LENGUAJE PARA EL CAMBIO

La vida tomó un giro drástico cuando una enfermedad grave golpeó a la camboyana Chamraeun Sreytouch y forzó a la buena estudiante a alejarse de la escuela secundaria durante cinco años, lo que también privó a su familia de un mejor bienestar económico.

Sin embargo, la vida cambió cuando ella siguió el consejo de su padre de estudiar en la escuela elemental de lengua china en una zona rural de la provincia de Kandal. Ella no se había recuperado por completo pero se sentía en la obligación de ganar dinero para poder ayudar a su familia. Varias personas chinas habían llegado a la zona para abrir nuevas fábricas y conseguir un trabajo de traductor para ellos podría ser un buen trabajo, le recomendó su padre.

La vida cambió de nuevo hacia un punto adelante. Aprender chino fue divertido y trajo de nuevo esperanza a la joven Khmer cuando fue llevada a realizar estudios más avanzados en la reconocida Escuela de Chino Duan Hua (Toun Fa), ubicada en la capital Phnom Penh, y después a la Universidad Real de Phnom Penh.

Debido a su excelencia académica, ella fue escogida para realizar los dos últimos años de su carrera universitaria en la Universidad Dali, ubicada en la provincia china de Yunnan (suroeste).

A Chamraeun entonces se le ocurrió una idea: ¿Por qué no ayudar a más camboyanos a aprender chino y así mejorar sus oportunidades de una vida mejor? Después de su graduación, ella abrió la Escuela de Lenguaje Chino Pei De en su ciudad natal. Con el deseo de seguir aprendiendo por ella misma, la directora escolar es ahora una estudiante del Instituto Confucio en Phnom Penh y tiene el objetivo de ir a China para realizar sus estudios de posgrado.

Ella podría haber terminado en cualquiera de los dos trabajos, en una fabrica o en un restaurante, dice ella, pero en cambio, ahora es una de los más de cinco millones de estudiantes registrados en los más de 1.500 institutos Confucio y con salones de clase en 140 países alrededor del mundo.

EL CAMBIO DE LA PLUMA POR LA ESPADA

Para Timur Katayamovich Kuvatov practicar dos horas de Kung Fu chino ha sido durante mucho tiempo parte de su rutina diaria y una forma de aliviar el estrés de su trabajo como presidente y editor en jefe de la agencia de noticias Kazajistán Hoy.

El no es conocido por su trabajo en la agencia noticiosa. Sin embargo, se hizo un nombre propio ganando medallas en competiciones de artes marciales en Kazajistán, en Asia y en todo el mundo, y como jefe de entrenadores del equipo nacional de artes marciales.

Kuvatov hizo un cambio de carrera en medio de las consecuencias económicas de la independencia kazaja de la ex Unión Soviética. Rápidamente creció en las filas de la empresa de noticias. Sin embargo, para Kuvatov la práctica del Kung Fu era su verdadera pasión y anhelaba avanzar en sus habilidades.

Antes de llegar a sus 50 años, Kuvatov decidió empezar a aprender chino para comprender mejor la cultura china y las raíces del Kung Fu. "El Kung Fu no es solamente un deporte, es también una filosofía", asegura.

En años recientes, Kuvatov ha sido testigo de un incremento de sus amigos que viajan a China y más viajeros chinos y empresas llegando a Kazajistán. El cree que la iniciativa china de la Franja y la Ruta, de la cual hace parte su país, llevará a un aumento de los intercambios culturales y de personas entre los dos países.

También subraya que la tendencia del Kung Fu está ganando terreno entre los jóvenes kazajos, algo de lo que Kuvatov está muy feliz de poder observar.

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ESPECIAL: De cómo la Franja y la Ruta cambia vidas a lo largo del mundo

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BEIJING, 5 may (Xinhua) -- Una niña laosiana que perdió algunos dientes, una mujer camboyana que se vio obligada a dejar el colegio por una enfermedad y un artesano de la ciudad siria de Alepo, una de las más devastadas por la guerra ... A primera vista, tienen poco en común. Sin embargo, la Franja y la Ruta ha entrelazado sus vidas como jamás se hubieran imaginado.

Fue en el año 2013 cuando China propuso la iniciativa de la Franja y la Ruta con el propósito de construir redes de infraestructuras y comercio para sacar de la pobreza a aldeas, pueblos, ciudades y países o llevar más prosperidad a las zonas más ricas a lo larg o de su recorrido.

La Franja Económica de la Ruta de la Seda y la Ruta de la Seda Marítima del siglo XXI, los dos grandes ramales de la propuesta china, están diseñadas para conectar países y pueblos de Asia, Africa y Europa a lo largo de las antiguas rutas comerciales.

NUEVOS DIENTES Y NUEVO POZO

Sonreír ha dejado de avergonzar a Anuo, una niña laosiana de 12 años que hace poco recuperó los dos dientes delanteros.

"Ahora, cuando me río, parece que estoy mucho más contenta", explica la pequeña, que vive en Hakai, una población a la vera del río Nam Mang.

Hace más de tres años, perdió la mitad de uno de sus dientes frontales durante su "lucha" con un siluro que su tío había pescado. Más tarde, perdió otro de ellos al caerse en un camino enlodado tras un aguacero.

La mala dentadura de los locales, floja, débil y amarilla, se suele atribuir al agua turbia y maloliente que llegaba del único pozo de la ciudad durante las sequías, un agua que, por si fuera poco, era insuficiente para abastecer la aldea.

Sin embargo, la situación cambió drásticamente cuando la compañía china Dongfang Electric Corporation, que estaba construyendo una central hidroeléctica en el río Nam Mang, cavó un pozo nuevo y mejoró la principal carretera de la localidad de forma gratuita.

Más sorprendente para Anuo fue la revisión médica gratis que, para los habitantes, dispuso la firma china. Fue entonces cuando la niña consiguió sus dos nuevos dientes.

"El pescado que cocina mamá durante los días de sequía sabe ahora bastante bien", dice Anuo.

Como ella, millones de personas alrededor del mundo se están beneficiando directamente de los proyectos de la Franja y la Ruta, entre ellos la central eléctrica del río Nam Mang, que fue concluida en 2016.

UNA SENDA A TRAVES DE LA GUERRA

Un camión repleto de agujeros de bala y marcas de metralla circula por la carretera entre la ciudad siria de Alepo y Latakia, un puerto al noroeste del país. Su conductor está curtido en situaciones de emergencia. De repente, un proyectil vuela por la carretera. Ameer Anis, de 32 años, da un volantazo para esquivar la muerte.

Ahora recuerda lo afortunado que fue de que el camión y la carga, cerca de una tonelada de jabones de aceita de oliva que él mismo ayuda a fabricar, saliesen intactos.

La carretera era dura, pero no más que la vida que los Anis y otras familias sirias han tenido durante la guerra.

Los jabones que llevaba Ameer en su camión tenían como destino la ciudad china de Tianjin, a unos 7.000 kilómetros de distancia. Li Jianwei, empresario de esa localidad porturia, a unos 120 kilómetros al sureste de la capital china, Beijing, había hecho el pedido como en muchas ocasiones anteriores.

Li descubrió el jabón de Alepo durante un viaje en el año 2000 a Siria y, desde entonces, ha sido un gran admirador. Después de una mala experiencia tras comprar jabones falsos en 2015, decidió importar los auténticos desde su origen para venderlos por comercio electrónico.

Desde el río Haihe hasta el mar de Bohai, bajando por el Mar Oriental de China y el Mar Meridional de China, y a través del estrecho de Malaca hasta el oceáno Indico, el mar Rojo para llegar a Latakia por el mar Mediterrános, se extiende una vía de la antigua Ruta de la Seda marítima.

Los encargos de jabón procedentes de China han evitado que los hermanos Anis hayan tenido que huir de Siria.

UN LENGUAJE PARA EL CAMBIO

La vida tomó un giro drástico cuando una enfermedad grave golpeó a la camboyana Chamraeun Sreytouch y forzó a la buena estudiante a alejarse de la escuela secundaria durante cinco años, lo que también privó a su familia de un mejor bienestar económico.

Sin embargo, la vida cambió cuando ella siguió el consejo de su padre de estudiar en la escuela elemental de lengua china en una zona rural de la provincia de Kandal. Ella no se había recuperado por completo pero se sentía en la obligación de ganar dinero para poder ayudar a su familia. Varias personas chinas habían llegado a la zona para abrir nuevas fábricas y conseguir un trabajo de traductor para ellos podría ser un buen trabajo, le recomendó su padre.

La vida cambió de nuevo hacia un punto adelante. Aprender chino fue divertido y trajo de nuevo esperanza a la joven Khmer cuando fue llevada a realizar estudios más avanzados en la reconocida Escuela de Chino Duan Hua (Toun Fa), ubicada en la capital Phnom Penh, y después a la Universidad Real de Phnom Penh.

Debido a su excelencia académica, ella fue escogida para realizar los dos últimos años de su carrera universitaria en la Universidad Dali, ubicada en la provincia china de Yunnan (suroeste).

A Chamraeun entonces se le ocurrió una idea: ¿Por qué no ayudar a más camboyanos a aprender chino y así mejorar sus oportunidades de una vida mejor? Después de su graduación, ella abrió la Escuela de Lenguaje Chino Pei De en su ciudad natal. Con el deseo de seguir aprendiendo por ella misma, la directora escolar es ahora una estudiante del Instituto Confucio en Phnom Penh y tiene el objetivo de ir a China para realizar sus estudios de posgrado.

Ella podría haber terminado en cualquiera de los dos trabajos, en una fabrica o en un restaurante, dice ella, pero en cambio, ahora es una de los más de cinco millones de estudiantes registrados en los más de 1.500 institutos Confucio y con salones de clase en 140 países alrededor del mundo.

EL CAMBIO DE LA PLUMA POR LA ESPADA

Para Timur Katayamovich Kuvatov practicar dos horas de Kung Fu chino ha sido durante mucho tiempo parte de su rutina diaria y una forma de aliviar el estrés de su trabajo como presidente y editor en jefe de la agencia de noticias Kazajistán Hoy.

El no es conocido por su trabajo en la agencia noticiosa. Sin embargo, se hizo un nombre propio ganando medallas en competiciones de artes marciales en Kazajistán, en Asia y en todo el mundo, y como jefe de entrenadores del equipo nacional de artes marciales.

Kuvatov hizo un cambio de carrera en medio de las consecuencias económicas de la independencia kazaja de la ex Unión Soviética. Rápidamente creció en las filas de la empresa de noticias. Sin embargo, para Kuvatov la práctica del Kung Fu era su verdadera pasión y anhelaba avanzar en sus habilidades.

Antes de llegar a sus 50 años, Kuvatov decidió empezar a aprender chino para comprender mejor la cultura china y las raíces del Kung Fu. "El Kung Fu no es solamente un deporte, es también una filosofía", asegura.

En años recientes, Kuvatov ha sido testigo de un incremento de sus amigos que viajan a China y más viajeros chinos y empresas llegando a Kazajistán. El cree que la iniciativa china de la Franja y la Ruta, de la cual hace parte su país, llevará a un aumento de los intercambios culturales y de personas entre los dos países.

También subraya que la tendencia del Kung Fu está ganando terreno entre los jóvenes kazajos, algo de lo que Kuvatov está muy feliz de poder observar.

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