Por Victoria Argüello
CARACAS, 27 abr (Xinhua) -- Venezuela, que decidió este miércoles retirarse de la Organización de Estados Americanos (OEA), debe ahora iniciar una serie de trámites formales que acabarán con su salida del organismo en un plazo de 24 meses.
El abandono de la OEA ya había asomado durante el mandato del expresidente Hugo Chávez (1998-2013), una vez surgidas las primeras discrepancias con el organismo.
Con todo, a día de hoy la nación caribeña es todavía Estado miembro, aunque en su horizonte diplomático se reafirman mecanismos de integración distintos.
El proceso se iniciará con el envío formal, de parte del Gobierno venezolano a la Secretaría General del organismo, de una notificación de denuncia de la Carta de la OEA, explica a Xinhua el abogado especialista en Derecho Internacional Mariano de Alba.
Asegura el experto que esto no impide que Caracas decida desde mañana no hacer más vida en el organismo, con lo cual quedaría obstruida cualquier vía de comunicación bilateral.
En lo político, sostiene De Alba, las repercusiones de esta salida son, de acuerdo al ámbito que se analice, positivas o negativas para el país latino, que enfrenta complicaciones diplomáticas externas y una crisis política interna, con el trasfondo de una incipiente recuperación económica.
En términos de soberanía, Venezuela impide que la comunidad internacional tenga mucha voz y capacidad de emitir juicios con respecto a su situación interna, pero también trunca la posibilidad de que desde el exterior pueda ofrecerse una respuesta a la misma.
"Al salirse de la OEA, Venezuela cierra un importante canal de comunicación y debate con muchos países de la región, eso significa que se hace menos probable o más difícil que la comunidad internacional a través de la OEA pueda jugar un papel relevante", argumenta.
Dentro de las implicaciones negativas para Caracas, varios analistas aluden al aspecto mediático y comunicativo, puesto que empieza a mostrarse como un Gobierno aislado internacionalmente.
A juicio del abogado venezolano, lo más indicativo de que esta decisión representa un "golpe a la imagen" del Gobierno es que países aliados como Bolivia, Nicaragua, Ecuador o El Salvador van a continuar en la OEA.
"Si tuviésemos un escenario donde no solo estuviera Venezuela con esta postura, sino también los otros países que votaron en contra de abordar en sesión extraordinaria la realidad de este país, quedaría más debilitada la OEA que el Gobierno venezolano", esgrime.
No obstante, para la OEA también implica un escenario complejo, pues da la imagen de que el organismo internacional fue incapaz de cambiar el comportamiento de las autoridades venezolanas.
De "libérrima, autónoma e internacionalmente clara" califica la acción de Venezuela el politólogo José Luis González Villegas, actual director de comunicación del Ministerio de Industrias Básicas, Estratégicas y Socialistas.
"Venezuela se va tardíamente de la OEA, porque la iniciativa de (organizaciones alternativas) como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) era la ruptura definitiva de esta organización", defiende González Villegas en entrevista a Xinhua.
Mantiene que Venezuela apalancó, en los últimos 17 años, una estructura internacional que ya empezaba a contrastar con la OEA, dentro de las cual se encuentran la CELAC, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA).
En una visión análoga, el economista Luis Gavazut considera que tener dos organizaciones en el continente que agrupen a los mismos países, a excepción de dos de ellos (Estados Unidos y Canadá), constituye una redundancia desde el punto de vista internacional.
"Es lógico que sea la CELAC (la nueva plataforma) porque aglutina los intereses de países y naciones que están históricamente hermanadas", opina Gavazut.
La causa fundamental del retiro, de acuerdo con el Gobierno, es la existencia de una violación expresa de la Carta fundacional de la organización al promover encuentros que tienen como punto temático central la realidad venezolana, sin previa consulta ni aval de Caracas.
"Se traicionó la Carta fundacional de la OEA, al romperse eso este organismo pierde legitimidad", comenta González Villegas.
En el terreno económico, Gavazut explica que la decisión no tendría por qué influir sobre los tenedores de bonos internacionales y destaca la solvencia del país para afrontar sus compromisos.
En cuanto al escenario de futuro que le espera a Venezuela, Villegas cree que factores adversos al presidente Maduro, dentro y fuera de Venezuela, emprenderán una "arremetida mediática" para vender la imagen de que este país se está saliendo de la estructura democrática de América.
De Alba, por su parte, no descarta que una vez erosionada la capacidad de un organismo internacional como la OEA para tratar de incidir en los asuntos internos de Venezuela, puedan empezar a divisarse otro tipo de acciones unilaterales orientadas a "presionar".
"Por ahora la intención de una gran mayoría de países de la región es emitir comunicados, manifestar preocupación, exhortar al Gobierno de Venezuela a que atienda la crisis", comenta De Alba, que sugiere que de continuar la situación, estas naciones podrían tomar acciones "más contundentes", como la ruptura de acuerdos comerciales o el retiro de embajadores.
De los 35 Estados que conforman la OEA, Venezuela podría valorar más su relación comercial con Estados Unidos por ser su principal comprador de petróleo; y es un país con el que ya mantiene permanentes tensiones y, de hecho, no cuentan con embajadores desde 2010.