FUZHOU, 25 abr (Xinhua) -- Los cada vez más altos costos de producción han significado una presión adicional para que Jayanta Ghosh, un comerciante de calzado de Bangladesh, abandone la mayor base de producción de zapatos del mundo, ubicada en China, donde ha vivido durante cinco años.
"Si los costos siguen subiendo, en dos o tres años tendré que buscar un lugar donde haya insumos baratos", dijo.
Ghosh es un gerente de control de calidad del gigante bengalí del calzado Papella. Representando a la compañía, adquiere los suministros en Jinjiang, ciudad de la provincia oriental china de Fujian. Durante más de diez años, Papella ha comprado materias primas en China y producido zapatos en Bangladesh.
"Los alimentos de aquí son similares a los de Dacca, mi ciudad natal: arroz, pescado y verduras", dijo Ghosh, quien aseguró que disfruta de la vida en la ciudad china y no desea marcharse.
Según él, hace cinco años, el costo de las materias primas para un par de zapatos de tela era de 5 dólares. El precio en el mercado de Bangladesh es de 6 dólares.
"En la actualidad, el precio sigue siendo el mismo, pero los costos se han elevado hasta 5,5 dólares. Es decir que la ganancia por par de zapatos se ha reducido a la mitad", agregó.
Jinjiang es la mayor base de producción de zapatillas de deporte del mundo. Allí, 404 grandes empresas producen cada año 1.000 millones de pares de zapatos.
Con el aumento de los costos, los fabricantes de zapatos de Jinjiang han empezado a incursionar en el mercado de gama alta. Las grandes compañías chinas de calzado con sede en Jinjiang, incluidas ANTA y 361 Degrees, han contratado estrellas de la NBA como Kevin Garnett y Klay Thompson, así como atletas jamaiquinos, para promover sus marcas en el extranjero.
La transformación de productos de bajo precio a marcas de calidad reconocida no es fácil. Además del incremento en los costos de la mano de obra y los de las materias primas, como goma y derivados del petróleo, a finales del año pasado el índice de precios de los artículos exportados de la industria del calzado bajó un 10 por ciento en comparación con 2015. Durante el mismo periodo, el índice del clima del comercio exterior para el comercio de zapatos cayó un 24 por ciento, según el buró de comercio de Jinjiang.
A pesar de las dificultades, el negocio del calzado en Jinjiang sigue siendo próspero, como lo demuestra la Exposición Internacional de Industria de Calzado y Deporte de Jinjiang, una de las exhibiciones más grandes del sector a nivel mundial, que fue clausurada el sábado pasado, y donde más de 2.000 estands fueron completamente ocupados. La exposición contó, incluso, con un nuevo complejo para la venta al por mayor de textiles y zapatos. En él, el 90 por ciento de las 2.113 tiendas ofrecidas en alquiler fueron ocupadas.
Ashraf Uddin, un comerciante bengalí, asistió a la muestra en busca de socios chinos.
Wu Shaoqing, gerente general de la compañía de zapatos Chuanda, dijo a Xinhua que las empresas de calzado de China necesitan mejorar e innovar.
"Para sobrevivir, debemos seguir los cambios en la demanda y el desarrollo de la sociedad", afirmó.
Hasta hace poco, la firma vendía principalmente zapatos en colores blanco y negro hechos a mano. Pero desde 2015, Wu empezó a invitar diseñadores, a los cuales paga 10.000 yuanes (1.453 dólares) por cada nuevo diseño que sea aprobado.
Además, la compañía estableció una fábrica en Vietnam, donde los costos de mano de obra son inferiores en un 20 por ciento a los de China. El calzado producido allí es traído de vuelta al país para su comercialización.
Según Cai Wenqing, director del buró de comercio de Jinjiang, muchas compañías han hecho lo mismo, y están invirtiendo más en investigación y desarrollo para afrontar el impacto del aumento de los costos.
"La transformación necesita tiempo, pero con una respuesta activa por parte de las empresas, pronto estaremos en el camino correcto", aseguró Cai.
