ESPECIAL: Cubano sorprende con original método para fermentar vinos artesanales

Spanish.xinhuanet.com   2017-04-08 03:20:25

Por Noemí Galbán

LA HABANA, 7 abr (Xinhua) -- Un cubano de 65 años descubrió una fórmula inusual para fermentar los vinos caseros de frutas tropicales típicas de esta isla que produce desde hace más de una década.

Orestes Estévez y su familia tienen una pequeña fábrica en su casa, en el populoso barrio "El Canal", al sur de La Habana, donde llenan vasijas de vidrio con la mezcla de sabores como papaya, plátano, tamarindo, remolacha, jengibre e incluso berro antes de colocar un condón sobre cada recipiente.

Este ingenioso procedimiento artesanal para fermentar el vino ha estado funcionando en la casa de Estévez por más de 15 años, y se ha convertido en una atracción en La Habana, pues refleja la creatividad de los cubanos y sus habilidades para sorprender al mundo con sus modos de hacer las cosas.

Aunque no fue quien inventó dicho método, el cual confiesa lo aprendió en la asociación de vinicultores de la isla, es el productor de esta bebida que más lo ha aplicado y le ha traído buenos resultados.

"Empecé haciendo vinos como todo el mundo, cubriendo los botellones con gaza o las mangueras de suero que utilizan en los hospitales. Hasta que aprendí lo del condón y eso realmente es lo que me ha resultado", aseguró Estévez en entrevista con Xinhua.

Después de 30 años trabajando en el Ministerio del Interior y los Servicios de Seguridad, este cubano inició su negocio privado de hacer vinos caseros en el 2000 luego de que el gobierno caribeño ampliara las categorías del trabajo privado.

Desde entonces su "Casa del Vino" es un lugar popular no sólo por el método único para fermentar el producto, sino también por la variedad, calidad y precios de sus bebidas.

El procedimiento parece ser simple pero según Estévez implica conocimientos químicos y un poco de ingenio.

"Una vez que el vino se prepara, el condón se pone sobre el frasco para iniciar el proceso de fermentación que dura de 30 a 45 días. En este período el condón comienza a moverse hasta que se pone erecto totalmente como un hombre", agregó jaranero (divertido).

Luego de ese tiempo, el preservativo cae completamente y resulta el indicador de que el proceso de fermentación ha terminado y el vino está listo para ser embotellado.

Todos los días Orestes junto con su esposa e hijo llenan envases de 20 litros de vino con una fórmula que contiene, entre otras cosas, alcohol, levadura, azúcar, agua y extracto de frutas y vegetales tropicales.

Sin embargo, el verdadero secreto del éxito de sus licores no lo comparte con nadie.

"Nosotros aquí realizamos vinos con las frutas y vegetales típicos de nuestro país y que son fáciles de adquirir. Es realmente único cuando se puede saborear un vino de guayaba o fruta bomba (papaya), pues no creo que exista otro lugar en el mundo donde se produzca de esta forma", precisó.

Lo que más lo enorgullece no es este hecho, sino que su negocio ha disminuido los niveles de alcoholismo en el área al punto de ser elogiado y reconocido por las instituciones locales.

La sencillez de este hombre y el ejemplo que transmite a la comunidad lo han convertido en líder por méritos propios y es hoy el delegado de su barrio, cargo que se corresponde con el de alcalde de la zona en otras naciones del continente.

"Vivo muy feliz con mi familia, no tengo ninguna intención a mi edad de extenderlo por toda la ciudad. Con esta casa de vino tengo una buena vida y como dijo nuestro poeta nacional, Nicolás Guillén: tengo, vamos a ver, lo que tenía que tener", agregó.

En la "Casa del Vino" de Estévez se venden alrededor de 50 botellas cada día a precios que oscilan entre 0,50 centavos a un dólar, costos accesibles para los cubanos.

Muchos vecinos pasan a tomar un vaso de vino o incluso comprar botellas en lo que se ha convertido en un lugar de referencia en "El Canal", un barrio del capitalino municipio de el Cerro donde habitan familias de bajos ingresos.

"Me gusta venir aquí para comprar vinos de buena calidad, es mucho mejor que el ron o el alcohol que otras personas venden en la calle", expresó a Xinhua Arturo Xiques, residente del lugar.

Xiques señaló que es una opción muy atractiva por la variada oferta y los precios considerablemente menores a la de los vinos importados que se venden por más de 10 dólares en las tiendas.

Puede que el método de usar condones para fermentar sea distinto, reconoce Estévez, pero la calidad y el sabor son también únicos, característicos de una isla que a pesar de los embates y los tiempos difíciles que han debido de superar sus habitantes, se reinventa cada día y ofrece al mundo historias como ésta.

  
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ESPECIAL: Cubano sorprende con original método para fermentar vinos artesanales

Spanish.xinhuanet.com 2017-04-08 03:20:25

Por Noemí Galbán

LA HABANA, 7 abr (Xinhua) -- Un cubano de 65 años descubrió una fórmula inusual para fermentar los vinos caseros de frutas tropicales típicas de esta isla que produce desde hace más de una década.

Orestes Estévez y su familia tienen una pequeña fábrica en su casa, en el populoso barrio "El Canal", al sur de La Habana, donde llenan vasijas de vidrio con la mezcla de sabores como papaya, plátano, tamarindo, remolacha, jengibre e incluso berro antes de colocar un condón sobre cada recipiente.

Este ingenioso procedimiento artesanal para fermentar el vino ha estado funcionando en la casa de Estévez por más de 15 años, y se ha convertido en una atracción en La Habana, pues refleja la creatividad de los cubanos y sus habilidades para sorprender al mundo con sus modos de hacer las cosas.

Aunque no fue quien inventó dicho método, el cual confiesa lo aprendió en la asociación de vinicultores de la isla, es el productor de esta bebida que más lo ha aplicado y le ha traído buenos resultados.

"Empecé haciendo vinos como todo el mundo, cubriendo los botellones con gaza o las mangueras de suero que utilizan en los hospitales. Hasta que aprendí lo del condón y eso realmente es lo que me ha resultado", aseguró Estévez en entrevista con Xinhua.

Después de 30 años trabajando en el Ministerio del Interior y los Servicios de Seguridad, este cubano inició su negocio privado de hacer vinos caseros en el 2000 luego de que el gobierno caribeño ampliara las categorías del trabajo privado.

Desde entonces su "Casa del Vino" es un lugar popular no sólo por el método único para fermentar el producto, sino también por la variedad, calidad y precios de sus bebidas.

El procedimiento parece ser simple pero según Estévez implica conocimientos químicos y un poco de ingenio.

"Una vez que el vino se prepara, el condón se pone sobre el frasco para iniciar el proceso de fermentación que dura de 30 a 45 días. En este período el condón comienza a moverse hasta que se pone erecto totalmente como un hombre", agregó jaranero (divertido).

Luego de ese tiempo, el preservativo cae completamente y resulta el indicador de que el proceso de fermentación ha terminado y el vino está listo para ser embotellado.

Todos los días Orestes junto con su esposa e hijo llenan envases de 20 litros de vino con una fórmula que contiene, entre otras cosas, alcohol, levadura, azúcar, agua y extracto de frutas y vegetales tropicales.

Sin embargo, el verdadero secreto del éxito de sus licores no lo comparte con nadie.

"Nosotros aquí realizamos vinos con las frutas y vegetales típicos de nuestro país y que son fáciles de adquirir. Es realmente único cuando se puede saborear un vino de guayaba o fruta bomba (papaya), pues no creo que exista otro lugar en el mundo donde se produzca de esta forma", precisó.

Lo que más lo enorgullece no es este hecho, sino que su negocio ha disminuido los niveles de alcoholismo en el área al punto de ser elogiado y reconocido por las instituciones locales.

La sencillez de este hombre y el ejemplo que transmite a la comunidad lo han convertido en líder por méritos propios y es hoy el delegado de su barrio, cargo que se corresponde con el de alcalde de la zona en otras naciones del continente.

"Vivo muy feliz con mi familia, no tengo ninguna intención a mi edad de extenderlo por toda la ciudad. Con esta casa de vino tengo una buena vida y como dijo nuestro poeta nacional, Nicolás Guillén: tengo, vamos a ver, lo que tenía que tener", agregó.

En la "Casa del Vino" de Estévez se venden alrededor de 50 botellas cada día a precios que oscilan entre 0,50 centavos a un dólar, costos accesibles para los cubanos.

Muchos vecinos pasan a tomar un vaso de vino o incluso comprar botellas en lo que se ha convertido en un lugar de referencia en "El Canal", un barrio del capitalino municipio de el Cerro donde habitan familias de bajos ingresos.

"Me gusta venir aquí para comprar vinos de buena calidad, es mucho mejor que el ron o el alcohol que otras personas venden en la calle", expresó a Xinhua Arturo Xiques, residente del lugar.

Xiques señaló que es una opción muy atractiva por la variada oferta y los precios considerablemente menores a la de los vinos importados que se venden por más de 10 dólares en las tiendas.

Puede que el método de usar condones para fermentar sea distinto, reconoce Estévez, pero la calidad y el sabor son también únicos, característicos de una isla que a pesar de los embates y los tiempos difíciles que han debido de superar sus habitantes, se reinventa cada día y ofrece al mundo historias como ésta.

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