ESPECIAL: La cultura china echa raíces en la soleada Palm Beach, Florida

Spanish.xinhuanet.com   2017-04-02 14:40:03

PALM BEACH, Estados Unidos, 1 abr (Xinhua) -- Emplazado en el centro de la isla de Palm Beach, rodeado por mansiones, campos de golf y hoteles "boutique", un arco de entrada lacado en rojo con aleros azules conduce a los visitantes a un pequeño y apacible jardín. I Ho Yuan, reza la placa que hay en él.

El nombre remite al Palacio de Verano de China, un famoso y vasto conjunto de lagos, jardines y palacios situado en Beijing y que fue construido en 1750 como lugar de descanso para los emperadores de la dinastía Qing.

Al margen del arco de entrada, en el lugar hay casi todo lo que se supone que un jardín chino debe tener: leones de piedra, la estatua de Kwan Yin (la deidad budista de la piedad) y varias plantas que, automáticamente, llevan a pensar en China.

Se trata del jardín chino en la Sociedad de las Cuatro Artes de Palm Beach, en estado estadounidense de Florida, donde hay varios tipos de jardines botánicos. Desde que fueron construidos en 1938, estos jardines diseñados por Lorenzo Woodhouse han servido como guía para que los nuevos propietarios se inspiren a la hora de embellecer sus propias casas. Ofrecen a los visitantes una amplia gama de plantas que pueden cultivarse en la zona.

EL MUSEO DE ARTE CUENTA MAS

Dado que solo menos de un 1 por ciento de la población del pueblo es asiática, un jardín como este sobresale entre el vecindario. A solo cinco minutos en coche, en el Museo Norton de Arte, en Palm Beach Oeste, una exposición permanente de arte chino también impresiona a los visitantes.

"En la cultura china, los dragones traen buena suerte, no dan miedo", explica la responsable de la parte china del museo Laurie Barnes, de unos 60 años de edad.

La mujer explica pacientemente a un grupo de visitantes, la mayoría niños, en frente del caballete de un tejado con imágenes de dragones en él. Los paneles están hechos de cerámica y los ojos del dragón, decorados con ámbar, resplandecen en el sol.

Dirigiéndose a los chicos, Barnes compara los dragones con "cachorros de perro jugando con joyas flameantes", lo que casi de inmediato provoca la cercanía de los niños con este legendario animal de Lejano Oriente.

"Esta es la primera vez que mis niños ven este tipo de exposición en un museo; creo que la están disfrutando, los dragones son geniales para mi hijo", comenta Fabiola Williams, una joven madre que visita la muestra con sus dos pequeños, un niño y una niña.

La colección de arte chino del museo ha crecido desde las 125 obras adquiridas por el fundador, Ralph Norton, hasta unos 600 objetos, que van desde delicados jades tallados, pinturas, estatuas de Buda y unas pocas piezas de porcelana.

La colección no es grande, pero sí especializada y minuciosamente cuidada. En un pueblo tradicionalmente americano, las porcelanas chinas de colores azul y blanco parecen exóticas y refrescantes al mismo tiempo.

En el museo Norton también se celebran exhibiciones culturales chinas especiales de vez en cuando. Barnes cuenta que dedicó tres años a una muestra sobre cerámicas relacionadas con el té, explicando el impacto de la bebida y de los recipientes. Cautivó a muchos visitantes.

"Todavía hay personas que vienen a la entrada diciendo: '¿Quien hizo esa exhibición? Nunca la olvidaré. Fue una de las mejores que he visto'", asegura Barnes, cuyos ojos están llenos de orgullo y gratificación.

El museo también ha celebrado algunos festivales tradicionales chinos con sus programas correspondientes, como la Fiesta del Medio Otoño y el Año Nuevo Chino.

El director de comunicación del museo, Scott Benarde, dice a Xinhua que, en la última ocasión cada día más de 2.000 personas acudieron con motivo del Año Nuevo Chino, mientras 600 o 700 se acercaron durante la Fiesta del Medio Otoño.

"Diría que el pueblo está interesado", comenta Bernarde, quien agrega que "es difícil pasear por nuestra colección china y no ver la gran cabeza de un Buda, y no quedarse asombrado e impresionado, no importa quien sea".

"Digo a la gente que el siglo XX es el americano, el XIX fue británico, pero el XXI va a ser chino", relata Barnes en un día soleado desde el patio del museo, donde los visitantes pasan de tanto en tanto, haciendo una pausa en su visita.

"Por eso creo que cualquier persona en el mundo debe estar interesada en la cultura china, porque es la hora de China", sentencia.

  
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ESPECIAL: La cultura china echa raíces en la soleada Palm Beach, Florida

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PALM BEACH, Estados Unidos, 1 abr (Xinhua) -- Emplazado en el centro de la isla de Palm Beach, rodeado por mansiones, campos de golf y hoteles "boutique", un arco de entrada lacado en rojo con aleros azules conduce a los visitantes a un pequeño y apacible jardín. I Ho Yuan, reza la placa que hay en él.

El nombre remite al Palacio de Verano de China, un famoso y vasto conjunto de lagos, jardines y palacios situado en Beijing y que fue construido en 1750 como lugar de descanso para los emperadores de la dinastía Qing.

Al margen del arco de entrada, en el lugar hay casi todo lo que se supone que un jardín chino debe tener: leones de piedra, la estatua de Kwan Yin (la deidad budista de la piedad) y varias plantas que, automáticamente, llevan a pensar en China.

Se trata del jardín chino en la Sociedad de las Cuatro Artes de Palm Beach, en estado estadounidense de Florida, donde hay varios tipos de jardines botánicos. Desde que fueron construidos en 1938, estos jardines diseñados por Lorenzo Woodhouse han servido como guía para que los nuevos propietarios se inspiren a la hora de embellecer sus propias casas. Ofrecen a los visitantes una amplia gama de plantas que pueden cultivarse en la zona.

EL MUSEO DE ARTE CUENTA MAS

Dado que solo menos de un 1 por ciento de la población del pueblo es asiática, un jardín como este sobresale entre el vecindario. A solo cinco minutos en coche, en el Museo Norton de Arte, en Palm Beach Oeste, una exposición permanente de arte chino también impresiona a los visitantes.

"En la cultura china, los dragones traen buena suerte, no dan miedo", explica la responsable de la parte china del museo Laurie Barnes, de unos 60 años de edad.

La mujer explica pacientemente a un grupo de visitantes, la mayoría niños, en frente del caballete de un tejado con imágenes de dragones en él. Los paneles están hechos de cerámica y los ojos del dragón, decorados con ámbar, resplandecen en el sol.

Dirigiéndose a los chicos, Barnes compara los dragones con "cachorros de perro jugando con joyas flameantes", lo que casi de inmediato provoca la cercanía de los niños con este legendario animal de Lejano Oriente.

"Esta es la primera vez que mis niños ven este tipo de exposición en un museo; creo que la están disfrutando, los dragones son geniales para mi hijo", comenta Fabiola Williams, una joven madre que visita la muestra con sus dos pequeños, un niño y una niña.

La colección de arte chino del museo ha crecido desde las 125 obras adquiridas por el fundador, Ralph Norton, hasta unos 600 objetos, que van desde delicados jades tallados, pinturas, estatuas de Buda y unas pocas piezas de porcelana.

La colección no es grande, pero sí especializada y minuciosamente cuidada. En un pueblo tradicionalmente americano, las porcelanas chinas de colores azul y blanco parecen exóticas y refrescantes al mismo tiempo.

En el museo Norton también se celebran exhibiciones culturales chinas especiales de vez en cuando. Barnes cuenta que dedicó tres años a una muestra sobre cerámicas relacionadas con el té, explicando el impacto de la bebida y de los recipientes. Cautivó a muchos visitantes.

"Todavía hay personas que vienen a la entrada diciendo: '¿Quien hizo esa exhibición? Nunca la olvidaré. Fue una de las mejores que he visto'", asegura Barnes, cuyos ojos están llenos de orgullo y gratificación.

El museo también ha celebrado algunos festivales tradicionales chinos con sus programas correspondientes, como la Fiesta del Medio Otoño y el Año Nuevo Chino.

El director de comunicación del museo, Scott Benarde, dice a Xinhua que, en la última ocasión cada día más de 2.000 personas acudieron con motivo del Año Nuevo Chino, mientras 600 o 700 se acercaron durante la Fiesta del Medio Otoño.

"Diría que el pueblo está interesado", comenta Bernarde, quien agrega que "es difícil pasear por nuestra colección china y no ver la gran cabeza de un Buda, y no quedarse asombrado e impresionado, no importa quien sea".

"Digo a la gente que el siglo XX es el americano, el XIX fue británico, pero el XXI va a ser chino", relata Barnes en un día soleado desde el patio del museo, donde los visitantes pasan de tanto en tanto, haciendo una pausa en su visita.

"Por eso creo que cualquier persona en el mundo debe estar interesada en la cultura china, porque es la hora de China", sentencia.

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