Por Huang Xin
BEIJING, 30 mar (Xinhua) -- Compartir, lo que sea. Compartirlo todo. En los últimos meses, compartir bicicletas, automóviles, propiedades u otros activos se ha hecho inmensamente popular en muchas áreas urbanas de China, como un mecanismo de la gente para llevar una vida más cómoda y ahorrar recursos.
Un informe reciente muestra que en 2016 cerca de 600 millones de chinos participaron de alguna forma en actividades de este tipo, cifra que supone casi la mitad de la población nacional.
El año pasado, el volumen comercial de la economía compartida se duplicó, sobre una base anual, para llegar a 3,45 billones de yuanes (500.000 millones de dólares), según el documento, que fue dado a conocer por el Centro de Información del Consejo de Estado (gabinete).
La economía compartida crecerá a una tasa anual promedio del 40 por ciento en los próximos años, y para 2020 representará más del 10 por ciento del Producto Interno Bruto del país, pronostica el informe.
Atraído por el enorme potencial del mercado, el capital ha fluido hacia sectores como las bicicletas compartidas, uno de los más activos del momento. En los últimos seis meses, más de 12.000 millones de yuanes fueron inyectados en empresas dedicadas a alquilar este tipo de vehículos, según estimativos de la firma de acciones privadas Yuan Pu Investment, con sede en Shanghai.
Como resultado, toda la cadena industrial se ha visto beneficiada, desde las marcas más reconocidas hasta las fábricas de tamaña mediano y las empresas pequeñas.
De acuerdo con la firma de consultoría de Internet iResearch, las bicicletas de Mobike, una de las compañías más fuertes en este sector, fueron utilizadas por 7,693 millones de usuarios activos entre el 20 y el 26 de febrero.
El modelo de negocio es tan exitoso que las compañías chinas están tratando de incursionar en mercados en el ultramar.
El 21 de marzo, Mobike lanzó sus servicios en Singapur, su primer experimento en el extranjero, y ese mismo día, Ofo, uno de sus competidores, también puso sus bicicletas al servicio de los singapurenses.
Los beneficios de compartir son obvios desde el punto de vista económico, y también desde el ambiental. Pero el emergente modelo comercial no ha escapado a la controversia, debido a actitudes cuestionables en el uso y posterior disposición de activos compartidos, así como a las experiencias divergentes de los jugadores del mercado.
Para los vendedores de bicicletas, por ejemplo, las perspectivas parecen mixtas. Los vendedores que se concentran en las bicicletas de carreras y de montaña están felices de que andar en bicicleta se haya puesto de moda nuevamente y la gente quiera llevar un estilo de vida cada vez más sano. Pero en muchos otros, los rápidos cambios del mercado generan preocupación.
El fracaso y la escasez de regulaciones coexisten en el mercado chino de las bicicletas compartidas, asegura Gao Peng, investigador de la Sociedad de Finanza Pública, un centro de estudios.
"La economía compartida funciona en un área gris en cuanto a legislación y supervisión", dice, a su vez, Chen Chi, director ejecutivo de una compañía de alojamientos compartidos con sede en Beijing, similar en su modelo a AirBnB.
"Si una persona comparte su vivienda, ¿qué ley regula la transacción y qué institución la supervisa? En la actualidad, no hay respuestas a estas preguntas", asegura.
Tian Hongqi, vicepresidente de la Academia de Ingeniería de China, dice que dado que los negocios compartidos son nuevos en China, hay bastantes problemas que antes tampoco existían, algunos de ellos relacionados con el crédito y la infraestructura de la información.
Una medida eficaz para hacer frente a estos problemas, sugiere Tian, es establecer un sistema unificado en el que toda la información relacionada con los créditos pueda ser analizada y compartida.
Otra estrategia sería establecer un servicio de crédito y un sistema de calificación para los usuarios, agrega.
Luego de numerosas quejas por parte de los clientes, el jueves pasado las asociaciones de bicicletas de China elaboraron un borrador de directriz para regular la industria.
Encabezado por asociaciones de bicicletas en Shanghai y Tianjin, el proyecto incluye el concepto de los principales fabricantes y compañías de bicicletas compartidas de China, incluidas Mobike y Ofo. El documento fija estándares para la producción, el uso y el mantenimiento de las bicicletas compartidas.
La acción de compartir se ha ganado el respaldo de la comunidad, y cada día más y más industrias están explorando nuevas formas de aplicar este modelo en sus negocios. Para impulsar exitosamente la innovación y que todos salgan ganando, se necesita una buena relación entre las plataformas de Internet, las empresas y los departamentos gubernamentales.
"Continuaremos apoyando y orientando el desarrollo de la economía compartida, a fin de elevar la eficiencia en el aprovechamiento de los recursos sociales y mejorar la vida de la gente", sostiene el Informe sobre la Labor del Gobierno, dado a conocer a comienzos de este mes.
La administración formulará regulaciones tendientes a alentar la innovación, y será a la vez tolerante y prudente, según el informe.
Compartir, más que una estrategia para ganar dinero, es también importante para la gobernanza global, a ojos de los líderes chinos.
China ha establecido una red global de asociaciones, proporcionando un ambiente externo favorable y también apoyo estratégico para el desarrollo nacional, señaló recientemente el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi.
Mientras tanto, el país ha hecho esfuerzos notables en el fomento del desarrollo inclusivo en todos los aspectos, ayudando a otros países, especialmente a aquellos en vías de desarrollo, a compartir los frutos del progreso.
La iniciativa de la Franja y la Ruta, por ejemplo, marcará un nuevo capítulo de apertura y cooperación de ganancia compartida a nivel mundial.
En una palabra, compartir, al nivel que sea, requerirá de la sabiduría y la responsabilidad de todos los involucrados.