BEIJING, 7 mar (Xinhua) -- Arroz de Tailandia, arándanos de Chile, mariscos de Australia, vino francés... Zheng Meiqin se encuentra entre muchos de los nuevos expertos en mercancías importadas en su supermercado local.
En la tienda, localizada en la ciudad oriental china de Fuzhou, Zheng, de 50 años, lleva a cabo una política de compras prudente pero proactiva.
"Me encanta la amplia variedad de frutas, pero la mejor oferta está en la cerveza de Alemania y la leche australiana, que son incluso más baratas que algunas marcas nacionales", indicó.
Una gran proporción de los utensilios domésticos de Zheng son también importados, desde una cocina eléctrica de Sanyo a una lavadora de Siemens.
En la década de los años 80, cuando los productos importados eran inusuales en China, el coste de una televisión japonesa representaba casi 15 veces los ingresos mensuales de una persona.
Los consumidores de clase media como Zheng son los que se benefician más del mercado chino cada vez más abierto prometido por el primer ministro chino, Li Keqiang, el domingo en su discurso en la inauguración de la sesión anual del cuerpo legislativo nacional.
De acuerdo con Li, China está avanzando hacia una apertura "a nivel tanto más profundo como más elevado".
Esto significa enormes mejoras en el ambiente para los inversores extranjeros. Habrá más oportunidades para las inversiones de forma generalizada en las industrias primaria, secundaria y terciaria. Las compañías extranjeras tendrán derecho a cotizar en las bolsas chinas y a emitir bonos. Serán bienvenidas en los proyectos nacionales de ciencia y tecnología.
Li prometió que las firmas extranjeras encontrarán la igualdad en cuanto a las solicitudes de licencias, estándares y los procedimientos gubernamentales.
"En un momento en el que el aislacionismo y el proteccionismo están en aumento en Occidente, la apertura de China servirá de referencia para una globalización continuada", dijo uno de los legisladores, Ou Chengzhong.
UNA TIERRA DE LECHE Y DISNEY
El mercado abierto está endulzando la vida en China en todas las formas imaginables.
En el nordeste, el primer tren de carga procedente de Europa pasó a través de la frontera en 2015, cargado de vodka, tiramisú y miel silvestre siberiana. Desde aquel entonces los productos rusos se han puesto de moda.
La cadena de supermercados china Yonghui se encuentra entre los negocios que se benefician de la línea internacional de ferrocarril de carga Changchun-Manzhouli-Europa, un proyecto de la Franja y la Ruta.
Deng Nanqi, propietario de uno de estos supermercados en Fuzhou, dijo que no había ningún tipo de producto importado en las tiendas Yonghui cuando abrieron en 1998. Ahora la mitad de las mercancías vendidas son importadas.
Los precios de dichos productos importados han bajado desde que se estableció una zona de libre comercio en Fuzhou en 2014.
Deng ha visto el precio de un litro de leche importada de Australia caer de 20 a 9 yuanes, compitiendo con muchas marcas nacionales.
Blancanieves y Mickey Mouse están actualmente incluso más presentes para los niños chinos desde que Disneyland, con siete millones de visitantes por el momento, abrió en junio pasado en Shanghai.
LA APERTURA VA EN LOS DOS SENTIDOS
China atrajo 130.000 millones de dólares de inversión extranjera en el año pasado, cifra que supone un alza interanual del 4 por ciento.
Nakanishi Minoru, presidente de Kao (China), dijo que la compañía japonesa se ha beneficiado de todo tipo de apoyo gubernamental durante su expansión. Las políticas que fomentan la globalización y el creciente comercio electrónico traerán aún más oportunidades para los inversores extranjeros, indicó.
Christina Zhu, directora en China de Fonterra, un exportador de lácteos de Nueva Zelanda, dijo que a pesar de ciertas incertidumbres en los mercados internacionales, la compañía cree que las políticas chinas siguen apoyando a las empresas extranjeras.
Fonterra tiene grandes esperanzas puestas en que la apertura, la inversión extranjera y la reforma estructural de China den lugar a una situación en la que todos ganen.