BEIJING, 3 mar (Xinhua) -- La inseguridad en la península de Corea y la región en su conjunto se está incrementando ante la determinación de Corea del Sur de acoger un controvertido escudo antimisiles estadounidense y unirse a Estados Unidos en unos ejercicios militares de una amplitud sin precedentes.
De acuerdo con las informaciones, estos juegos de guerra, que arrancaron el miércoles, están movilizando a un nivel nunca visto tropas y recursos estratégicos en un escenario que simula un despliegue del sistema antimisiles Defensa Terminal de Area a Gran Altitud (THAAD, por sus siglas en inglés).
Seúl y Washington han dicho que las maniobras están destinadas a estabilizar la situación pero, al contrario, lo que están haciendo es exponer la región a un peligro mayor.
La República Popular Democrática de Corea (RPDC), objetivo designado del despliegue del THAAD, ha amenazado con "las contramedidas más duras" en respuesta a los provocadores ejercicios.
Una vez más, la violencia provoca violencia y el alarde de poder militar sólo añade incertidumbre e inseguridad. Como ha quedado demostrado muchas veces en anteriores ejercicios conjuntos, hacer una demostración de fuerza nunca soluciona los problemas, sino que los complica y exacerba.
Las acciones deliberadas e imprudentes de Corea del Sur irritan también a sus vecinos, cuyos intereses de seguridad estratégica se han visto gravemente socavados. Aunque Seúl y Washington argumentan que el alcance de la batería del THAAD que se pretende instalar es "muy limitado", su radar es capaz de llegar muy al interior de países de la región como China y Rusia.
China ha asegurado que tomará las medidas necesarias para proteger sus intereses de seguridad y Moscú ha dicho que está dispuesta a trabajar con Beijing para reforzar su oposición coordinada al despliegue.
"Es como si un amigo te clavara un puñal", dijo un antiguo alto diplomático chino.
Un sentimiento negativo ya se está diseminando entre la gente de la calle en China. Muchos han iniciado voluntariamente un boicot contra productos surcoreanos, especialmente los del grupo Lotte, después de que este aprobara una permuta de terrenos para desplegar el sistema THAAD. Eso podría suponer un fuerte golpe a las exportaciones de Corea del Sur.
Las protestas dentro de Corea del Sur tampoco son desdeñables. Como el radar de banda-X de THAAD emite microondas perjudiciales para cuerpo humano y el medioambiente, un grupo de irritados residentes locales ha demandado al Ministerio de Defensa del país.
Corea del Sur está colocándose en una oposición adversa a sus propios intereses. Tiene que asumir todas las consecuencias en la región de sus temerarias acciones, mientras EEUU está a miles de kilómetros.
China ha pedido repetidas veces la desnuclearización de la península Coreana y una vuelta a las negociaciones entre Pyongyang y las potencias mundiales.
Las carreras armamentísticas no son, claramente, una solución, y no se deben abandonar los esfuerzos por buscar la paz con la RPDC.
Corea del Sur debe evitar ir demasiado lejos por la ruta equivocada. Debe revertir su rumbo antes de que sea demasiado tarde.