BEIJING, 28 feb (Xinhuanet) -- No olvidemos que China es el principal socio de 120 países en el mundo. Esta situación hace que una iniciativa regional se transforme en una global,enfatizó Diego Guelar, embajador de Argentina en China,en una entrevista con Xinhuanet.
Xinhuanet:En mayo se celebrará la primera edición del foro de cooperación internacional sobre la iniciativa de la Franja y la Ruta, uno de los principales proyectos impulsados por el presidente Xi Jinping. ¿Cuáles son los avances que ha logrado esta iniciativa? ¿Cómo ve su papel para promover la economía mundial?
Guelar: La iniciativa, que originariamente la asocio a un objetivo de incrementar la producción y exportación de las regiones al oeste de China, hoy nos incluye a todo el mundo. La globalización de China nos pone frente a un programa global de inserción y desarrollo en el mundo, tanto de China como de sus socios. No olvidemos que China es el principal socio de 120 países en el mundo. Esta situación hace que una iniciativa regional se transforme en una global. Creo que hay un programa doméstico, regional y global.
Esto se puede ajustar a un nuevo escenario de la responsabilidad. Una cuestión es que solo se piense en el bienestar de un país, y otra es que se piense en el bienestar del mundo, porque los intereses están tan diversificados que ya no se puede encerrar uno en un territorio. China está descubriendo de forma activa su nuevo rol. Estoy seguro que China es consciente de esta situación y la responsabilidad tendrá un hueco importante en las dos sesiones.
Xinhuanet:En estos momentos, problemas como la recuperación económica, el cambio climático y la protección ambiental deben ser afrontados y tratados desde una perspectiva global con la participación de todos los países. En su opinión, ¿Cómo podemos desempeñar mejor nuestro papel, tanto China como Argentina, e intensificar la cooperación en la gobernación mundial?
No hay otro escenario más que la globalización. Recuerdo que cuando a principios de los 90 apareció este término, parecía moderno, pero no es cierto. Se lleva aplicando desde hace años, aunque siempre lo protagonizaban élites. Por ejemplo con la cancillería de Reino Unido configurando las fronteras de países lejanos. Un grupo de diez personas tomaban decisiones globales. China en tiempos antiguos tenía cuestiones globales, Roma lidiaba con asuntos globales…
Lo que existe ahora es una conciencia de esa globalización, que nos permite que con un celular estemos intercomunicados con el mundo de forma instantánea. Por ejemplo, aplicaciones como Wechat hacen que el espacio y el tiempo se reduzcan. Hoy si recibes un mensaje de un amigo y no contestas a los pocos minutos hace que piense que le estás ignorando.
Esta percepción del mundo se percibe porque ahora todos somos actores de la globalización. Ahora, el conflicto entre esa globalización dirigida por élites a la actual, donde hay millones de actores, es un proceso nuevo y fascinantes para todos. Nos plantea los mismos interrogantes. ¿Cómo hacemos que el bienestar sea común y no solo para unos pocos? Creo que esta cuestión es el desafío que afrontamos en este siglo.
A China le toca participar de la globalización en esta nueva etapa. China es el primer caso de la aparición de una superpotencia sin pegar un tiro, sin ocupar un país y sin hacer imperialismo. Es un fenómeno nuevo que no tiene nada que ver con los anteriores imperios. Las anteriores etapas tuvieron elementos malos, como la guerra, pero también florecieron otros avances. El siglo XXI tiene como desafío el progreso y la paz globales. Sería dramático que todo el desarrollo de China de los últimos 30 años se transformara hoy en una amenaza global. Si todo el desarrollo interior y exterior de China se ha basado en la paz, ¿para qué se va a convertir China en una amenaza para el resto de países invadiendo o pegando tiros? Este fenómeno es nuevo. Para aquellos que hablan de la amenaza china, yo me pregunto, ¿dónde está la amenaza? El propio desarrollo del país asiático demuestra que no ha sido, y más importante, no puede ser amenazante.
(Xinhuanet/ Xu Xin)
Xinhuanet:El comercio electrónico está experimentado un enorme desarrollo y está cambiando nuestras vidas, al igual que todo lo relacionado con el mundo digital. ¿Cómo ve usted este creciente actividad? ¿Cómo cree que se conjuga la economía impulsada por internet con la tradicional?
Es la misma dicotomía que la globalización de unos pocos a otra ampliada a miles de habitantes. Las grandes transnacionales estaban históricamente comunicadas con todas sus terminales y se podría decir que estaban globalizadas. El comercio electrónico nace de esta misma globalización, en la que pueden participar también pequeños y medianos comerciantes que antes estaban al margen. Es un capítulo de este mismo fenómeno.
La digitalización va a suponer una gran interacción de sectores como el financiero, turismo o comercial, a escala masiva. La globalización dirigida por élites hay que darla por superada. No podemos plantear que se diriman conflictos de poder entre un grupo en Beijing, otro en Washington y otro en Moscú a costa de la vida de millones de personas, al igual que pasaba en otras etapas como la Primera Guerra Mundial. Estamos en un mundo que nos plantea aprender de las enseñanzas dolorosas del siglo XX, que fue un periodo muy cruel. Creo que todos estos instrumentos están ligados a este tránsito de una historia dolorosa a otra que está compuesta por el progreso, por una mayor igualdad y una mayor cantidad de actores. Por eso podemos hablar de la sociedad de mercado americana, la economía social de mercado de Europa y la economía socialista de mercado de China, donde los mercados representan a miles de millones de actores. Se lo comentaba a un grupo de estudiantes de la Universidad de Peking hace unos días: la próxima década nos pone a todos en el mismo barco, mayores y jóvenes, porque nos enfrentamos a desafíos donde somos pares. Los veteranos como yo podemos aportar lo que no hay que hacer, pero lo que se debe poner en marcha es una cuestión que atañe a todos.