BEIJING, 19 feb (Xinhua) -- El propuesto despliegue de un sistema de defensa de misiles de Estados Unidos en la República de Corea es una amenaza a la seguridad y estabilidad regionales, y el Grupo Lotte se ha convertido en un cómplice en este acto.
En el acuerdo planteado por el gobierno surcoreano, un campo de golf, actualmente propiedad de Lotte, podría usarse para el despliegue del sistema antimisiles de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD, por sus siglas en inglés), según las noticias publicadas por los medios de comunicación surcoreanos.
La Junta Directiva del Grupo Lotte aún no ha tomado su decisión final sobre el pacto de intercambio de tierras: Con razón, está jugando con un fuego que podría inflamar las relaciones regionales.
Washington y Seúl argumentan que el THAAD es puramente un sistema de defensa: una medida protectora contra las amenazas potenciales procedentes de la República Popular Democrática de Corea.
China objeta por dos razones:
En primer lugar, reaccionar ante una amenaza armamentística con otra amenaza armamentística no va a aliviar las tensiones en la península coreana, de hecho, solamente socavará el equilibrio estratégico regional.
En segundo lugar, la instalación del THAAD, que podría aprovecharse para monitorizar el territorio chino, supone una amenaza grave para los intereses de seguridad de China.
Si Lotte acepta el acuerdo, los gobiernos surcoreano y estadounidense acelerarán el despliegue planeado del THAAD.
Lotte perjudicará al pueblo chino y las consecuencias serían severas.
Los chinos no apoyarán a una compañía cómplice en dañar los intereses de su país.
Lotte, el quinto mayor conglomerado de la República de Corea, cuenta con más de 150 filiales en China solo en el sector de la venta al por menor, y sus negocios van desde los alimentos, a la venta minorista, el turismo, la construcción hasta las finanzas y los servicios.
Los consumidores chinos contribuyeron con un 70 por ciento a las ventas totales de Lotte en sus tiendas libres de impuestos en el primer trimestre del año pasado, según las cifras de la empresa.
Con su acción, Lotte perdería a los clientes y el mercado chinos. Eso sería una porción muy grande de sus negocios.
La decisión correcta sería que Lotte aplazase o rechazase el acuerdo, forzando así al gobierno surcoreano a que revisara la factibilidad de un proyecto regionalmente delicado.
Un paso mal juzgado podría tener graves consecuencias.