Endurecimiento de EEUU sobre migración dificulta alcanzar "sueño americano"

Spanish.xinhuanet.com   2017-02-05 23:35:33

Por Edna Alcántara

MEXICO, 5 feb (Xinhua) -- El endurecimiento del gobierno de Estados Unidos sobre el tema de la migración dificulta cada vez más a miles de mexicanos, centroamericanos y sudamericanos, alcanzar el llamado "sueño americano", pues ahora su temor no es sólo pensar si lograrán cruzar la frontera, evitar al crimen organizado o burlar a las autoridades migratorias.

Su miedo ahora es distinto: salvarse de las políticas del presidente estadounidense, el republicano Donald Trump.

La frontera entre México y Estados Unidos es de casi 3.200 kilómetros, en donde se observa en algunos tramos bardas o láminas que la delimitan.

Sin embargo, a finales de enero pasado, pocos días después de asumir el poder en la Casa Blanca, Trump ordenó construir un muro en toda esa longitud, con la idea de detener el flujo migratorio ilegal y el tráfico de drogas.

Para algunos expertos, será una costosa medida que no resolverá ninguno de los dos problemas, pero generará tensiones con el gobierno mexicano por las exigencias para su pago.

AUMENTA EL RIESGO DE CRUZAR LA FRONTERA

En ese sentido, el analista en temas de seguridad, el mexicano Alejandro Hope, recientemente dijo a Xinhua que esa decisión "va a costar sangre literalmente", pues ello aumenta los peligros de las personas que seguirán intentando una y otra vez cruzar a Estados Unidos, aunque les implique más sufrimiento o, en algunos casos, hasta su muerte.

Actualmente, aunque cifras oficiales señalan que el número de personas que ilegalmente intentan cruzar a Estados Unidos ha disminuido, los riesgos han aumentado, pues no solamente tienen que enfrentar las condiciones geográficas como el desierto o el cruce del Río Bravo, de unos 514 kilómetros, en donde muchos se han ahogado.

Ahora también deben sortear al crimen organizado, que utiliza a los inmigrantes como una mercancía muy lucrativa, principalmente mujeres y menores de edad para explotación sexual y trata de personas.

En los últimos dos años, de acuerdo con datos del gobierno mexicano y de la Oficina del Alto del Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), se estima que cerca de 400.000 centro y sudamericanos, en su mayoría salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, entraron por la frontera sur de México con el objetivo de cruzar a Estados Unidos.

Asimismo, se estima que unos 300.000 mexicanos migran anualmente al vecino del norte.

Sin embargo, los números oficiales pueden ser inexactos, dada la imposibilidad de tener un censo.

Se basan en los hallazgos de víctimas que cruzan la frontera, son detenidas y sobreviven. También es difícil identificar con exactitud el número de personas que mueren en su intento, pero cálculos de 2010 a 2015, reportaron casi 1.000 fallecidos entre Estados Unidos y México.

LA ESPERANZA SE DEBILITA

Quienes han quedado varados en algún punto de México esperando la mejor oportunidad para cruzar a Estados Unidos y previo a la entrada del nuevo gobierno estadounidense, han comenzado a perder la esperanza.

En el caso de muchos centroamericanos, ahora la idea es quedarse en México, pues saben que regresar a su lugar de origen es casi imposible, pues muchos de ellos huyen de la miseria o de la delincuencia.

No obstante, otros tantos inmigrantes de otras latitudes siguen con la idea de llegar a Estados Unidos, aunque implique más riesgo, ya que la pobreza, la violencia y la falta de empleo en sus lugares de origen son el detonante para que salieran este año de sus hogares, incluso familias enteras, explicó a Xinhua el representante del Movimiento Migrante Mesoamericano, Rubén Figueroa.

Recordó que estas personas padecen doblemente, es decir, antes de los riesgos en la frontera norte, tienen que enfrentar los de la frontera sur, donde el activista aseguró que el maltrato, abuso o extorsión, son los principales problemas que tienen al llegar a México.

Dijo que es una práctica no sólo de la delincuencia y crimen organizado, sino también de varios policías y agentes migratorios.

El primer reto es llegar a la frontera sur, donde a toda costa tienen que evitar ser capturados por las autoridades, quienes cercan la entrada con gran recelo para evitar su ingreso.

Un segundo desafío es evitar a la delincuencia y crimen organizado en la frontera norte, donde los capturan para reclutarlos o, en el peor de los casos, para explotación laboral o sexual.

De cualquier forma, en ambos casos son violaciones permanentes a los derechos humanos de los indocumentados, explicó el defensor de inmigrantes.

TRAFICANTES DE INDOCUMENTADOS CAMBIAN ESTRATEGIAS

Mientras eso ocurre, las redes de tráfico de personas cobran cada vez más a quienes intentan llegar a Estados Unidos.

De acuerdo con Naciones Unidas, desde el año pasado el endurecimiento de las medidas de seguridad en la frontera con Estados Unidos ha hecho que los traficantes de inmigrantes ahora recurran a las rutas marítimas para cruzar a sus "clientes", lo que aumenta el riesgo y peligros para quienes buscan concretar el "sueño americano".

Los traficantes terrestres están ofreciendo cada vez otras rutas alternativas para llegar a Estados Unidos, y con tanto cinismo que muchas veces les hacen creer a los propios inmigrantes que han arribado a costas estadounidenses cuando están en una costa de Oaxaca o una costa mexicana.

Según cifras oficiales, en 2015 se internaron 250.000 personas por cruces informales, de las cuales el 41 por ciento eran de Guatemala, el 30 por ciento de Honduras, y el 19 por ciento de El Salvador. Grupos independientes calculan que la cifra rebasaría los 400.000.

Mientras tanto, el presidente estadounidense Trump, quien en algún momento calificó a los indocumentados, principalmente mexicanos, de delincuentes y narcotraficantes, espera deportar a unos 3 millones de indocumentados de su país durante su gobierno.

Se calcula que alrededor de 11,5 millones de inmigrantes indocumentados viven en Estados Unidos, de los cuales más de la mitad son mexicanos.

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Endurecimiento de EEUU sobre migración dificulta alcanzar "sueño americano"

Spanish.xinhuanet.com 2017-02-05 23:35:33

Por Edna Alcántara

MEXICO, 5 feb (Xinhua) -- El endurecimiento del gobierno de Estados Unidos sobre el tema de la migración dificulta cada vez más a miles de mexicanos, centroamericanos y sudamericanos, alcanzar el llamado "sueño americano", pues ahora su temor no es sólo pensar si lograrán cruzar la frontera, evitar al crimen organizado o burlar a las autoridades migratorias.

Su miedo ahora es distinto: salvarse de las políticas del presidente estadounidense, el republicano Donald Trump.

La frontera entre México y Estados Unidos es de casi 3.200 kilómetros, en donde se observa en algunos tramos bardas o láminas que la delimitan.

Sin embargo, a finales de enero pasado, pocos días después de asumir el poder en la Casa Blanca, Trump ordenó construir un muro en toda esa longitud, con la idea de detener el flujo migratorio ilegal y el tráfico de drogas.

Para algunos expertos, será una costosa medida que no resolverá ninguno de los dos problemas, pero generará tensiones con el gobierno mexicano por las exigencias para su pago.

AUMENTA EL RIESGO DE CRUZAR LA FRONTERA

En ese sentido, el analista en temas de seguridad, el mexicano Alejandro Hope, recientemente dijo a Xinhua que esa decisión "va a costar sangre literalmente", pues ello aumenta los peligros de las personas que seguirán intentando una y otra vez cruzar a Estados Unidos, aunque les implique más sufrimiento o, en algunos casos, hasta su muerte.

Actualmente, aunque cifras oficiales señalan que el número de personas que ilegalmente intentan cruzar a Estados Unidos ha disminuido, los riesgos han aumentado, pues no solamente tienen que enfrentar las condiciones geográficas como el desierto o el cruce del Río Bravo, de unos 514 kilómetros, en donde muchos se han ahogado.

Ahora también deben sortear al crimen organizado, que utiliza a los inmigrantes como una mercancía muy lucrativa, principalmente mujeres y menores de edad para explotación sexual y trata de personas.

En los últimos dos años, de acuerdo con datos del gobierno mexicano y de la Oficina del Alto del Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), se estima que cerca de 400.000 centro y sudamericanos, en su mayoría salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, entraron por la frontera sur de México con el objetivo de cruzar a Estados Unidos.

Asimismo, se estima que unos 300.000 mexicanos migran anualmente al vecino del norte.

Sin embargo, los números oficiales pueden ser inexactos, dada la imposibilidad de tener un censo.

Se basan en los hallazgos de víctimas que cruzan la frontera, son detenidas y sobreviven. También es difícil identificar con exactitud el número de personas que mueren en su intento, pero cálculos de 2010 a 2015, reportaron casi 1.000 fallecidos entre Estados Unidos y México.

LA ESPERANZA SE DEBILITA

Quienes han quedado varados en algún punto de México esperando la mejor oportunidad para cruzar a Estados Unidos y previo a la entrada del nuevo gobierno estadounidense, han comenzado a perder la esperanza.

En el caso de muchos centroamericanos, ahora la idea es quedarse en México, pues saben que regresar a su lugar de origen es casi imposible, pues muchos de ellos huyen de la miseria o de la delincuencia.

No obstante, otros tantos inmigrantes de otras latitudes siguen con la idea de llegar a Estados Unidos, aunque implique más riesgo, ya que la pobreza, la violencia y la falta de empleo en sus lugares de origen son el detonante para que salieran este año de sus hogares, incluso familias enteras, explicó a Xinhua el representante del Movimiento Migrante Mesoamericano, Rubén Figueroa.

Recordó que estas personas padecen doblemente, es decir, antes de los riesgos en la frontera norte, tienen que enfrentar los de la frontera sur, donde el activista aseguró que el maltrato, abuso o extorsión, son los principales problemas que tienen al llegar a México.

Dijo que es una práctica no sólo de la delincuencia y crimen organizado, sino también de varios policías y agentes migratorios.

El primer reto es llegar a la frontera sur, donde a toda costa tienen que evitar ser capturados por las autoridades, quienes cercan la entrada con gran recelo para evitar su ingreso.

Un segundo desafío es evitar a la delincuencia y crimen organizado en la frontera norte, donde los capturan para reclutarlos o, en el peor de los casos, para explotación laboral o sexual.

De cualquier forma, en ambos casos son violaciones permanentes a los derechos humanos de los indocumentados, explicó el defensor de inmigrantes.

TRAFICANTES DE INDOCUMENTADOS CAMBIAN ESTRATEGIAS

Mientras eso ocurre, las redes de tráfico de personas cobran cada vez más a quienes intentan llegar a Estados Unidos.

De acuerdo con Naciones Unidas, desde el año pasado el endurecimiento de las medidas de seguridad en la frontera con Estados Unidos ha hecho que los traficantes de inmigrantes ahora recurran a las rutas marítimas para cruzar a sus "clientes", lo que aumenta el riesgo y peligros para quienes buscan concretar el "sueño americano".

Los traficantes terrestres están ofreciendo cada vez otras rutas alternativas para llegar a Estados Unidos, y con tanto cinismo que muchas veces les hacen creer a los propios inmigrantes que han arribado a costas estadounidenses cuando están en una costa de Oaxaca o una costa mexicana.

Según cifras oficiales, en 2015 se internaron 250.000 personas por cruces informales, de las cuales el 41 por ciento eran de Guatemala, el 30 por ciento de Honduras, y el 19 por ciento de El Salvador. Grupos independientes calculan que la cifra rebasaría los 400.000.

Mientras tanto, el presidente estadounidense Trump, quien en algún momento calificó a los indocumentados, principalmente mexicanos, de delincuentes y narcotraficantes, espera deportar a unos 3 millones de indocumentados de su país durante su gobierno.

Se calcula que alrededor de 11,5 millones de inmigrantes indocumentados viven en Estados Unidos, de los cuales más de la mitad son mexicanos.

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