MEXICO, 13 ene (Xinhua) -- Economistas mexicanas ven díficil que las armadoras transnacionales dejen el país, pese a las amenazas del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien amenaza con imponer aranceles a compañías que mantengan su producción en México.
México, por su posición geográfica, sus bajos costos laborales y de operación es atractivo para las armadas transnacionales, señalaron las economistas Angelina Gutiérrez y Violeta Rodríguez.
"No creo que las empresas transnacionales estén dispuestas a cancelar sus inversiones y destruir la cadena de producción, distribución y comercialización, básicos para la globalización e integración de países en bloques regionales de industria y comercio", explicó Gutiérrez.
La académica del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sostuvo que el país latinoamericano, además de su apertura y desregulación, es el séptimo productor de vehículos mundial y primero en América Latina.
Agregó también que México es el cuarto exportador de autos y el quinto fabricante de autopartes.
"La industria automotriz mexicana tiene una relevancia fundamental en la postura del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, cuya presión política ha obligado a cancelar algunas inversiones en el país", lo cual desbaratará estos bloques de cadenas de ensamble, alertó la investigadora.
"No sé qué ocurrirá si Trump crea un arancel tan alto (37 por ciento) para permitir que los automóviles entren al mercado norteamericano", añadió.
Con la cancelación de su planta en el estado de San Luis Potosí, en el centro de México, la compañía Ford se coloca en una situación difícil, pues corre el riesgo de perder el acceso a su principal mercado y sacrificar su baja rentabilidad, ya que resulta 40 por ciento más caro fabricar un vehículo en Estados Unidos, destacó por su parte Rodríguez.
De hecho, esta disparidad en los costos de manufactura obligó a la firma a instalarse en territorios con mano de obra barata para evitar la bancarrota, explicó la académica de Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
Detrás de esta situación, más que un compromiso moral con Estados Unidos, lo que pesó fue la fuerte dependencia de la compañía hacia ese país, donde se consumen dos quintas partes de sus automotores, opinó Rodríguez.
"Así se explica que no haya retirado del todo su inversión de nuestro país y que de los 1.600 millones de dólares que iba a desembolsar en San Luis Potosí, destinara la mitad a expandir o incrementar el nivel de operaciones y ocupación de sus instalaciones en Sonora, Guanajuato, Chihuahua y Estado de México", remarcó.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), de enero a octubre de 2015, Estados Unidos fue la principal nación a la que México envió vehículos ligeros, con el 77 por ciento del total de las exportaciones, seguido por Canadá, con 9,1, y Alemania, con 2,9 por ciento.
La industria automotor concentra el 11 por ciento de toda la Inversión Extranjera Directa (IED) en el país, desde 1999 hasta el tercer trimestre de 2016.
Según el Ministerio de Economía, de cada 100 de dólares de inversión que llega al país para esa rama industrial, 64 por ciento se destinan a fábricas de autopartes, 33 por ciento al ensamble de vehículos ligeros y sólo 3 por ciento a vehículos pesados.
Al día siguiente de que Ford canceló la construcción de su planta en territorio nacional, Trump celebró la noticia al publicar en Twitter "Gracias por no edificar instalaciones en México y crear 700 nuevos trabajos en la Unión Americana. Esto es sólo el principio". Fin