Por Leticia Marinoni
CARACAS, 30 dic (Xinhua) -- En pueblos de llanura, montaña o playa en Venezuela, la Navidad y el Año Nuevo traen consigo ritos que se suceden en una diversidad tan armónica como atrayente, al igual que colorida con sabor, ritmo y fe.
Venezuela resume en su agenda decembrina las combinaciones culturales influenciadas por los ancestros de pueblos originarios, las raíces africanas y las europeas.
Besando el mar, posado en selvas y atesorado por climas tan fríos como cálidos, el país sudamericano expresa su influencia de fe cristiana en las tonalidades musicales, los aromas de la mesa navideña y las tradiciones propias de estas fechas.
El antropólogo venezolano, Oswaldo Marquina, estudioso de las tradiciones del país, indicó que estas celebraciones se generan alrededor de solsticios, que originaron ritos propios y luego influyeron en la tradición cristiana.
Marquina expresó en entrevista con Xinhua que ello explica, por ejemplo, la tradición de bailes y música, dirigidos a fortalecer la fe cristiana, pero con raíces multiculturales venezolanas como "las diabladas, las tarascas, los gigantes y cabezudos o los disfrazados".
En cuestión de bailes y danzas, diciembre se viste de unas expresiones muy coloridas como los "Locos y locaínas" el 28 de diciembre, en que se recuerda el Día de los Inocentes o la matanza de bebés por parte del imperio romano en busca del mesías.
Se presenta también "El baile del mono", cuyo origen se remonta a la etnia chaima, el cual es acompañado con instrumentos musicales de viento, tambores, maracas, el cuatro y la mandolina.
"El baile del mono" representa a este animal que hace de las suyas, mediante una persona disfrazada, mientras que el público asistente lo imita, de lo contrario habrá un castigo gracioso.
Las canciones a ritmo de "gaitas, aguinaldo y parrandas", también impregnan el ambiente musical en pleno diciembre en el país sudamericano.
Aunque todas estas manifestaciones tuvieron influencia española, el toque venezolano surgió del campo afrodescendiente, la nueva sociedad criolla y el sello indígena.
En el campo de la gastronomía, la mesa decembrina juega con vegetales, cárnicos y dulces que llevan nombres de origen indígena, mezclas afrodescendientes y, por supuesto, la herencia de los europeos por más de cinco siglos en estas tierras.
El tamal conocido como "hallaca" es el icono navideño de la cocina venezolana, cuyo vocablo es de origen guaraní y contiene tanto elementos europeos como ingredientes originarios con los que se enriquece.
Se prepara con hojas de plátano y maíz que cubren un guiso de cárnicos, verduras y especias, para acompañarse de ensalada de gallina, así como de una combinación de papas, zanahorias y pollo deshuesado con salsas condimentadas.
La elaboración se distribuye entre los miembros de la familia o amigos, con canciones, versos, buen humor y alguna bebida refrescante a base de ron, vino o sangría de clara influencia hispánica.
A la hora del postre, no puede faltar el dulce de 'lechoza' (papaya) o la torta negra (pastel navideño), cuyo secreto reposa en la maceración de frutas oscuras.
La venezolana Yimena Villarro, habitante del estado de Aragua (norte), quien gusta de las tradiciones locales, contó a Xinhua su afecto por mantener estás prácticas con fuerte acento "llanero" (campestre).
"Damos el saludo de Feliz Año reunidos en familia. Contamos los últimos 10 segundos, nos abrazamos y luego salimos a buscar a los vecinos, con quienes reímos o lloramos, pero compartimos juntos los aguinaldos, el parrandón y los buenos deseos", narró Yimena.
A su vez, la capitalina Carolina Alvarez, contó a esta agencia la manera en que recibirá el Año Nuevo en la ciudad de Caracas.
"Escribo una carta de lo que quiero, luego me pongo mi prenda. Amarilla, si busco la prosperidad familiar y personal, mientras que uso el rojo para atraer el amor", dijo Carolina.
Salud, bienestar económico y, por supuesto, amor y pasión en el camino que se transitará, forman parte de los anhelos que sustentan la preparación de los actos simbólicos que realizan las personas, tan importantes como simpáticos.
Algunas personas toman una maleta y pasean por calles del vecindario en espera de que el nuevo año traiga un viaje hacia algún destino particular.
Otros venezolanos comen sopa de lentejas en señal de "buena suerte" para el nuevo año, mientras que algunos más sostienen a la medianoche una pequeña bolsa cargada de monedas, billetes y lentejas para asegurar bienestar económico y progreso.
Muchas mujeres, estimuladas por influencias publicitarias, adquieren para la Nochevieja ropa interior amarilla, si desean prosperidad, y roja, si aguardan un año de amor y pasión.
Cuando apenas faltan unos segundos para que inicie el Año Nuevo, adultos y pequeños comienzan un conteo descendente en medio de música, tronar de fuegos artificiales y bullicio.
Al llegar la hora esperada, aparecen los abrazos y las felicitaciones mutuas con buenos deseos para la próxima etapa de vida ¡Comienza el Año Nuevo!