MEXICO, 26 nov (Xinhua) -- El futuro de la relación entre Cuba y Estados Unidos no se aprecia terso aún con el fallecimiento de Fidel Castro, el líder histórico de la Revolución cubana, dijo a Xinhua el excanciller mexicano Jorge Castañeda.
Explicó que la política que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, asuma hacia Cuba cuando llegue a la Casa Blanca el próximo 20 de enero es el gran reto que ahora enfrenta la isla caribeña, pues es latente la posibilidad de que el republicano meta reversa al deshielo en la relación bilateral emprendido desde 2014.
"Todo indica que viene de nuevo un periodo muy difícil para Cuba", señaló Castañeda, quien fungió como secretario de Relaciones Exteriores de México de 2000 a 2003.
Fidel Castro, padre de la Revolución cubana que en 1959 derrocó a Fulgencio Batista y para muchos un símbolo que por cinco décadas encabezó el antagonismo a las políticas de Estados Unidos, falleció anoche en La Habana a los 90 años de edad.
El excanciller desestimó que el fallecimiento del líder histórico pueda tener un impacto en la postura de Trump con respecto al gobierno de Cuba, dirigido por su hermano, Raúl Castro, desde que hace una década Fidel se apartara de la presidencia por problemas de salud.
Recordó que el magnate y político republicano prometió, durante su campaña electoral, que revertiría la aproximación que el presidente Barack Obama tiene con la isla desde diciembre de 2014, tras más de cinco décadas de congelación de las relaciones bilaterales.
El anuncio del acercamiento bilateral se acompañó de la reapertura de las embajadas de Estados Unidos en La Habana y de Cuba en Washington, en el segundo semestre de 2015, y de una visita de Obama a la isla el pasado mes de marzo, la primera de un mandatario estadounidense en casi un siglo.
Sin embargo, Trump amagó en la recta final de su campaña con dar marcha atrás a lo que llamó concesiones de Obama hacia Cuba e incluso afirmó a los medios que no nombraría a un embajador en La Habana hasta que llegara a un acuerdo "muy poderoso".
La primera advertencia la lanzó el 16 de septiembre durante un mitin en Miami, Florida, un bastión de cubanos entre los que se cuentan exiliados y opositores a Castro, donde aseguró que revertirá la normalización de la relación a menos que se produzcan "libertades religiosas y políticas" en la isla.
Castañeda enfatizó que precisamente el voto de los cubanos americanos inclinó la balanza a favor de Trump en Florida y ese estado resultó crucial para que se alzara con el triunfo en la contienda del 8 de noviembre, por encima de la demócrata Hillary Clinton.
"Para esa gente, a quien Trump de alguna manera les debe la presidencia, Raúl Castro y Fidel Castro son exactamente lo mismo", apuntó Castañeda, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y catedrático de la Universidad de Nueva York.
Explicó que, por el lado estadounidense, el acercamiento partió de decisiones ejecutivas de Obama que Trump puede revertir con una simple firma una vez que llegue al Despacho Oval y sin necesidad de que intervenga el Congreso, del que sí depende que persista o se levante el embargo impuesto desde 1960.
El excanciller calificó de "muy dura" la declaración emitida hoy por Trump en torno a la muerte de Fidel Castro, en la cual señaló que su legado en la isla fue de sufrimiento, pobreza y violaciones a los derechos humanos.
En su comunicado, el republicano añadió que su gobierno hará todo lo posible porque el pueblo cubano "pueda iniciar su viaje hacia la prosperidad y la libertad".
"Trump ha dicho, y no hay motivo alguno para dudar que vaya a cumplir parte de lo que ha dicho, que va a revertir una buena parte de las decisiones que tomo Barack Obama de normalización de las relaciones. Ese es el gran reto para Cuba", explicó Castañeda.