Por René Quenallata Paredes
LA PAZ, 8 nov (Xinhua) -- Oficialistas y opositores bolivianos coincidieron hoy, por separado, que no esperan cambios trascendentales en la política de Estados Unidos respecto a Bolivia, independientemente de quien resulte ganador de las elecciones presidenciales, la demócrata Hillary Clinton o el republicano Donald Trump.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, así como ministros y legisladores asumieron una posición pasiva, sin mostrar una preferencia o respaldo abierto por ninguno de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos.
Los estadounidenses deciden esta jornada quien será su nuevo jefe de Estado.
La disyuntiva está entre dejar que una mujer, por primera vez en la historia, sea presidenta de Estados Unidos, o votar por un hombre controversial, sin experiencia política y que ha tenido expresiones xenófobas.
Evo Morales ha fijado su posición respecto a las elecciones estadounidenses en reiteradas ocasiones, al señalar que le daba lo mismo quien ganara, ya que no cambiaría la política "intervencionista", argumentando que con Barack Obama no mejoraron las relaciones entre ambos países.
"Estados Unidos tiene una sola política: la intervención, esa es la política de Estados Unidos. Que gane cualquiera, para mí no cambia nada", afirmó Morales durante un acto público en Santa Cruz (este).
Incluso en esta jornada, el jefe de Estado boliviano afirmó que Estados Unidos "sataniza" las democracias producto de la legitimidad de los pueblos, pero avala aquellas que está en su línea ideológica "aunque sean criminales".
Este mensaje, publicado en el twitter oficial de Morales, fue respuesta al comunicado emitido por el gobierno de Estados Unidos, en el que criticaron las elecciones presidenciales del domingo en Nicaragua y en el cual tildaron la jornada electoral nicaragüense de "proceso viciado".
Por su parte, el ministro de Autonomías de Bolivia, Hugo Siles, en declaraciones a un medio local, anticipó que poco pueden cambiar las relaciones con el país del norte "gane quien gane la presidencia".
También abordó el posible restablecimiento de la embajada estadounidense en suelo boliviano, sobre lo cual dijo que esto se puede concretar si es que ambos países dan señales claras de mantener como principios básicos "el respeto a la soberanía, la no injerencia y la no intromisión".
A su vez, la presidenta de la Cámara de Diputados y miembro del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), Gabriela Montaño, consideró que el resultado de los comicios de este martes en Estados Unidos no se traducirá en cambios de fondo para Bolivia.
"No va a haber ninguna afectación sobre Bolivia, ni desde el lado negativo ni desde el lado positivo, en términos de la definición de uno u otro candidato (...) el problema es de tendencia ideológica que está definido en EEUU", señaló.
Además, manifestó que no acepta muchas de las declaraciones de Donald Trump sobre las mujeres y los migrantes, aunque también criticó la postura de Clinton, pues dijo que son "incomprensibles" muchas de sus actuaciones.
Por otro lado, la diputada opositora del Partido Demócrta Cristiano (PDC), Norma Piérola, señaló que los gobiernos de Estados Unidos siempre han tenido una postura "condicionante" respecto a las administraciones de Bolivia.
Asimismo, Piérola recordó que con el gobierno de Evo Morales la relación de Bolivia y Estados Unidos ha sido muy "accidentada" por la actitud contestataria que asumió el dignatario indígena con la política estadounidense.
"Por ser muy crítico con el gobierno, Bolivia ha perdido el respaldo millonario en la lucha contra el narcotráfico, apoyos en proyectos, las preferencias arancelarias. No tenemos relaciones fluidas porque no hay embajadores titulares, esto afecta a varios sectores del país", aseveró.
También el senador de la opositora Unidad Demócrata, Arturo Murillo, afirmó que su partido no asumió ninguna posición respecto a los candidatos, ya que la elección del nuevo presidente de EEUU es una atribución exclusiva de la población estadounidense.
"Nosotros como partido no hemos tomado posición absolutamente por ninguno, entendemos que es una decisión soberana de ese pueblo, como fieles respetuosos de la democracia, creemos que hay que dejar a los estadounidenses a que elijan su gobernante", manifestó.
No obstante, Murillo dijo que es importante que el gobierno boliviano "de una vez por todas" restablezca las relaciones "normales" con Estados Unidos, sea Clinton o Trump el ganador de las elecciones.
Estados Unidos y Bolivia tienen relaciones diplomáticas distanciadas y carecen de embajadores desde hace ocho años.
A finales de 2008, el presidente Morales expulsó al representante diplomático estadounidense Philip Goldberg y también a la Agencia Estadounidense Antidrogas (DEA), con el argumento de que conspiraban en contra de su gobierno.
El entonces mandatario estadounidense George W. Bush respondió expulsando al entonces embajador boliviano en Washington, Gustavo Guzmán, y retirando de Bolivia un plan de beneficios arancelarios que favorecía a las exportaciones textiles, principalmente el ATPDEA (Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de la Droga).
En noviembre de 2011, Estados Unidos y Bolivia firmaron el denominado Acuerdo Marco, que establecía las bases para reanudar las relaciones entre ambas naciones con base en el "respeto mutuo".
En diciembre del 2014, Bolivia planteó a Estados Unidos una reunión entre Morales y Barack Obama.
Asimismo, el subsecretario de Estado para la Democracia, Derechos Humanos y Trabajo de Estados Unidos, Tom Malinowski, ratificó, en enero de 2015, la necesidad de una reunión entre los mandatarios.
Pese a los esfuerzos e intentos de restablecer relaciones, hasta la fecha se mantiene el distanciamiento entre ambos gobiernos.