Personas sostienen figuras de calaveras durante el primer Desfile de Día de Muertos en el centro de la Ciudad de México, capital de México, el 29 de octubre de 2016. Miles de mexicanos se congregaron el sábado en una de las principales avenidas de la Ciudad de México para sumarse al desfile dedicado a la tradicional celebración del Día de Muertos, en el que no podían faltar emormes figuras de calaveras de distintos materiales, flores, acrobacias, música, y bailes. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) declaró el 7 de noviembre de 2003 a la festividad mexicana del Día de Muertos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. (Xinhua/Str)
MEXICO, 29 oct (Xinhua) -- Miles de mexicanos se congregaron este sábado a lo largo y ancho de una de las principales avenidas de la Ciudad de México para admirar el desfile dedicado a la tradicional celebración del Día de Muertos y en la que no podían faltar enormes figuras de calaveras de distintos materiales, flores, acrobacias, música, bailes; todo inspirado de la película James Bond, Spectre, donde el agente 007 realiza una escena de persecusión en ésta capital mexicana.
El desfile arrancó después de las 15:00 horas locales (21:00 GMT) desde el representativo Monumento del Angel de la Independencia hacia el corazón de esta capital, el Zócalo, y se dividió en tres fragmentos: el Viaje al Mictlán, la Muerte Niña (entrar a la zona de la muerte) y Pali Panteón (que será la ofrenda donde se rinde tribudo a los difuntos), todo ello que en su conjunto, sintetizan el culto a la muerte y su celebración en México desde la época prehispánica hasta la actualidad.
El alcalde de la Ciudad de México, Miguel Angel Mancera, con un medio rostro en calavera, dio el banderazo a esta emotiva nueva festividad del Día de Muertos en esta capital y así dar el paso a una inigualable pareja de novios enamorados (un catrín y una catrina) que encabecaron este mega desfile.
Seguido de ellos, un grupo de danzantes vestidos a la uzanza prehispánica, quienes con sus largas plumas en sus penachos (tocados de cabeza con vistozas plumas de pavoreal) y cascabeles arrancaron los primeros gritos y aplausos del público emocionado.
Este grupo, conformado por hombres, mujeres y niños, fueron seguidos por carros alegóricos decorados con figuras representativas de las diversas culturas ancestraneles como la maya y totonaca.
Seguidos de ellos, entraron bailando de un lado a otro figuras de cartón, calaveras pintadas de rosa, verde y azúl, e incluso esqueletos adornados con coloridos y diversos listones, y quienes apoyados de un grupo de zanqueros, recibieron durante su recorrido aplausos de los espectadores y curiosos de este gran desfile.
Todas estas figuras mostraron algunas culturas y tradiciones de diversos puntos del país del centro, norte y sur de México.
Este espectáculo mostró a un extraordinario grupo de acróbatas y bailarines disfrazados de esqueletos, quienes lucieron sus habilidades al público.
De acuerdo con las autoridades culturales y turísticas de esta capital, los actores, danzantes y bailarines de este desfile fueron voluntarios y se calcula participaron unos 1.400.
En este armonioso y colorido desfile no podía falta las grandes calacas, quienes a través de carros alegóricos fueron llevados por su camino a el panteón (el Zócalo) y que sin duda fueron los más ovacionados por el público, personajes del artista José Guadalupe Posadas.
Un catrín (calavera con medio cuerpo) con puro en mano, vestido con un elegante sombrero y saco negro, y en cuya solapa colgaba un clavel rojo, resgaruadó a la hermosa calavera "la Catrina", vestida con un elegantemente vestido negro con cinta morada a la altura de la cintura y un gran sombrero de solapa y encaje.
Atrás de ellos, se hizo presente además la extraordinaria Frida Kahlo, quien a pesar de ser una calavera, se identificó de inmediato por su peinado de trenzas decoradas con coloridas flores en rojo y amarillo, así como aretes y traje típico de tehuana.
El recorrido del desfile fue de más de 650 metros, duró poco más de tres horas y culminó a un costado de la plancha principal del Zócalo capitalino, donde se instaló una megaofrenda titulada "Canto al Agua", de la artista visual Betsabeé Romero.
Este altar que incluye 120 trajineras del turístico lugar de Xochimilco, simula la Gran Tenochtitlán, donde se fundó México por primera vez el Valle de México una pequeña isla en medio de un lago.
Por la mañana el público puede subir a cada una de 120 trajineras, en cuyo interior existe una ofrenda, de acuerdo con su curadora, cada una de ellas es un símbolo de diversos problemas que azotan a México como las desapariciones forzadas, los feminicidios, entre otros, así como también, está dedicada a varias personalidades como la de los famosos artistas Juan Gabriel y David Bowie.
Niños, mujeres, jóvenes ancianos y familias completas con mascotas llegaron de distintas formas; la mayoría caminando pero también en bicileta y hasta sillas de ruedas.
Muchos de ellos llegaron distrazados o maquillados de calaveras o catrinas y disfrutaron además de un foro artístico en el que participarán este sábado y domingo diversos artistas.
El culto a los muertos en México desde la época prehispánica se mantiene vivo en México y la manifestación principal es rendir tributo a los seres queridos desaparecidos de este mundo, mediante el ofrecimiento de ofrendas en altares y rituales llenos de misticismo.
Los días 1 y 2 de noviembre se honra en el país a Todos Los Santos y Los Fieles Difuntos, respectivamente, con ofrendas, ceremonias y música, en los hogares, escuelas, panteones y hasta en museos.
Los orígenes de esta celebración en México son anteriores a la llegada de los españoles, ya que hay registro de ello en las culturas mexica, maya, purépecha y totonaca, de acuerdo con los historiadores.
La preparación y montaje de altares y ofrendas son actividades básicas en estas celebraciones, donde el color anaranjado predomina en los hogares y cementerios por el tradicional cempasúchil, la principal flor de adorno para los muertos; además, se colman de alimentos y frutos que en vida los festejados acotstumbraban consumir, de acuerdo con la creencia vigente en el imaginario de los mexicanos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) declaró el 7 de noviembre de 2003 a esta festividad mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
