BUENOS AIRES, 3 oct (Xinhua) -- La consagración de Argentina como campeón del Mundial de futsal (fútbol sala) disputado en Colombia marcó un hito en la historia de ese deporte, y sorprendió a propios y extraños.
Acostumbrados a hablar de Messi, Higuaín y Agüero, la afición del país argento terminó disfrutando de un equipo que se metió en la elite de un deporte dominado históricamente por Brasil y, en menor medida, por España.
Lo más sorprendente fue que el seleccionado argentino es un fruto inesperado de una liga amateur, que ha progresado en los últimos años, pero que sigue lejos del profesionalismo de Europa o de Brasil.
De la mano de un joven entrenador como Diego Giustozzi, 38 años, Argentina construyó un título basado en el esfuerzo, en el trabajo en equipo y en el profesionalismo mostrado partido a partido.
Así, nombres como el del arquero Nicolás Sarmiento, elegido el mejor del torneo, y del defensor Fernando Wilhelm, nombrado mejor jugador del Mundial, terminaron llenando las portadas de los principales medios argentinos tras su consagración en Colombia.
Con un cuarto puesto en el Mundial de China Taiwan de 2004 como su mejor antecedente, Argentina llegó al Mundial de 2016 con la ilusión de meterse en los primeros 8 del mundo, y a partir de allí, dar alguna otra sorpresa.
Claro que, más allá de las participaciones en los mundiales, Giustozzi y compañía tenían argumentos más que concretos, entre ellos el de que el año pasado ganaron por segunda vez en su historia la Copa América de la categoría.
"Si logramos formar un buen equipo, podemos pelear la Copa", dijo el entrenador Giustozzi antes del torneo, y su idea se fue plasmando con el correr de los partidos.
La eliminación de Brasil a manos de Irán en octavos de final le quitó algo de presión al representativo de Argentina que, a su vez, terminó de convencerse de que el sueño era posible con el incontestable triunfo de 5-2 sobre Portugal, el máximo favorito tras la eliminación de Brasil.
"No nos conformamos con haber llegado a la final. Queremos ganarla", fue el mensaje argentino antes del partido definitivo ante Rusia, y así jugó Argentina que fue lo suficientemente inteligente para defender la ventaja de 4-5 y llevarse toda la alegría de Colombia.
Sin dudas, el crecimiento del futsal ha sido notorio en los últimos años, con una liga que se ha hecho competitiva con el correr de las temporadas y que ha permitido que muchos futbolistas den el salto a las principales ligas del mundo.
Del plantel que se consagró en Colombia, sólo seis futbolistas juegan en Argentina, y el resto se distribuye entre Brasil y Europa.
Por eso, los protagonistas confían en que el título sea la base para un mayor interés por el futsal, que permita acelerar su desarrollo para ponerse a la par de las mejores ligas del mundo.
Más allá de lo que depare el futuro, el presente marca que por cuatro años Argentina será el campeón del mundo del futsal, un título inesperado, histórico e inolvidable.
