ESPECIAL: Instituto Confucio en Cuba, una ventana para entender la cultura milenaria china

Spanish.xinhuanet.com   2016-09-24 04:46:57

Por Noemí Galbán

LA HABANA, 23 sep (Xinhua) -- Con el fin de acercar a los hombres, invitarlos a entender la cultura milenaria china, y con la máxima de ser diligentes en sus acciones para promover el interés en el idioma y la realidad de una nación enigmática para algunos, fascinante para otros, pero poco conocida para muchos, se crearon los institutos Confucio.

En honor a uno de los mayores pensadores de la historia universal, surgió en 2004 el proyecto de abrir en todo el mundo centros culturales que sirvan como plataforma de enseñanza del idioma oficial (mandarín).

Se inauguró en noviembre de 2009 el Instituto Confucio de Cuba, que comenzó sus actividades académicas en enero de 2010, tras la firma de un acuerdo de cooperación entre la parte china y la Universidad de La Habana.

Hasta la fecha se han realizado tres promociones, con alrededor de 30 graduados que han terminado el Nivel 6 de enseñanza, mientras 40 estudiantes caribeños en los últimos cuatro años han logrado obtener becas para perfeccionar sus estudios en China.

Con la apertura en octubre de 2015 de la nueva sede del Instituto, este curso lectivo 2016-2017 tuvo una explosión de matrícula, destacó a Xinhua el director por la parte cubana, Arsenio Alemán.

"Llegamos este año a 950 estudiantes en 43 grupos de clase en los seis niveles para adultos, desde el Básico 1 hasta el Avanzado 2. Allí están incluidos también los 14 grupos de niños y adolescentes entre 11 y 17 años que están transitando por los niveles de Idioma Chino del 1 al 4, diseñados para estas edades", apuntó.

Alemán subrayó que en el caso cubano, estos cursos son gratuitos, los gastos corren a cargo de los gobiernos de ambos países.

En representación de la parte china se encuentra Zhang Wei, co-director del Instituto Confucio de La Habana, quien desempeña por segunda ocasión esta responsabilidad.

Antes estuvo en Cuba entre 2011 y 2013 y hoy se muestra complacido ante los centenares de aspirantes que aplicaron para ingresar en los cursos básicos de chino.

"China y Cuba tienen relaciones muy estrechas en sectores económicos, culturales y políticos, así que muchos cubanos se han dado cuenta de esta relación y han decidido aprender nuestro idioma para entenderse mejor con sus pares chinos. Conocer y aprender el chino es prepararse para el futuro", aseguró.

Zhang recordó que uno de los objetivos del Instituto es convertirse en una ventana para que el mundo aprecie a China y para que los maestros y voluntarios asiáticos se familiaricen con lo que sucede en el resto de los países.

"Los profesores y directivos chinos tenemos la oportunidad de viajar a otras naciones para impartir clases y al mismo tiempo aprender de otras culturas. Esto es parte de los propios pensamientos de Confucio que decía que se debe vivir para aprender", apuntó.

Tal criterio es el que describe el interés e impacto que ha tenido el centro en los cubanos, sobre todo los jóvenes, quienes perciben la importancia de dominar el idioma y comprender una de las culturas más ricas de la humanidad.

Ese fue el caso del ingeniero en informática de 25 años de edad, Alberto García, quien comentó a Xinhua sus experiencias en dos años de estudio.

"Llegué aquí por una petición de mi centro de trabajo que, como muchos otros del Estado, tiene gran interés de formar especialistas capacitados que dominen el chino, debido a los crecientes intercambios comerciales entre ambos países. Ha sido muy provechoso, interesante y difícil aprender su escritura y pronunciación, un reto muy agradable de superar", señaló.

García dijo que por razones laborales ha viajado dos veces a China y los conocimientos básicos del idioma adquiridos hasta el momento, le fueron de mucha utilidad para facilitarle la comunicación con los colegas asiáticos con los que compartió.

Para Dayana Liao, una joven abogada residente en la capital cubana, ingresar al Instituto Confucio fue la oportunidad de reencontrarse con sus raíces.

Descendiente de chinos que emigraron a la isla a principios del siglo XX, Liao siempre sintió curiosidad por conocer más sobre la cultura, costumbres y la lengua de sus predecesores.

"Cuando tuve conocimiento de que existía un Instituto Confucio en La Habana donde impartían clases de chino me matriculé sin pensarlo. Ahora curso mi tercer año, estoy en Intermedio 1 y ha sido algo muy grato para mí", expresó.

Liao indicó que resulta sorprendente y alentador ver el progreso que ha alcanzado Beijing en los últimos años, con nuevas propuestas de desarrollo que resultan estimulantes, sobre todo para las naciones menos favorecidas.

"Por eso pienso que es muy importante, para la juventud y para todos en general, aprender el idioma chino, porque al igual que el inglés fue el más usado internacionalmente en el siglo XX, estoy segura que el chino lo será en el XXI", dijo.

Una certeza que comparte y alegra a Jorge Alay Jo, profesor cubano del Instituto Confucio, también descendiente de chinos emigrados.

"Este año ha sido fenomenal, tenemos 16 grupos de Básico 1 y el año pasado sólo había dos. Años atrás no había tanto interés en aprender el mandarín pero ahora hay mayores nexos y la presencia de firmas chinas en Cuba es creciente, por lo que necesitan personal local calificado y ésta es una cantera directa", apuntó.

Alay es hijo de padres cantoneses y sus primeras palabras fueron en esa lengua, pero la insistencia de su madre de que aprendiera el idioma oficial de China lo llevaron a matricular en la Escuela de Idiomas de La Habana, donde cursó dos años de mandarín y luego se quedó allí como profesor.

Los conocimientos eran muy elementales y cuando se inauguró el centro Confucio consideró que se abría la posibilidad para elevar su nivel, satisfacer su avidez y con el tiempo proveerle una nueva oportunidad laboral.

"El chino para el cubano es muy difícil porque la gramática es compleja y la pronunciación igual. Por lo tanto hay que enfrentarse a una tarea ardua, paciente y perseverante que son características que no definen mucho la personalidad de los cubanos, quienes se desesperan a veces", señaló Alay.

Ese es el principal desafío para los nuevos alumnos, quienes deben apropiarse de los proverbios de Confucio que engalanan los pasillos del Instituto y constantemente recuerdan que "el hombre superior es persistente en el camino cierto".

  
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ESPECIAL: Instituto Confucio en Cuba, una ventana para entender la cultura milenaria china

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Por Noemí Galbán

LA HABANA, 23 sep (Xinhua) -- Con el fin de acercar a los hombres, invitarlos a entender la cultura milenaria china, y con la máxima de ser diligentes en sus acciones para promover el interés en el idioma y la realidad de una nación enigmática para algunos, fascinante para otros, pero poco conocida para muchos, se crearon los institutos Confucio.

En honor a uno de los mayores pensadores de la historia universal, surgió en 2004 el proyecto de abrir en todo el mundo centros culturales que sirvan como plataforma de enseñanza del idioma oficial (mandarín).

Se inauguró en noviembre de 2009 el Instituto Confucio de Cuba, que comenzó sus actividades académicas en enero de 2010, tras la firma de un acuerdo de cooperación entre la parte china y la Universidad de La Habana.

Hasta la fecha se han realizado tres promociones, con alrededor de 30 graduados que han terminado el Nivel 6 de enseñanza, mientras 40 estudiantes caribeños en los últimos cuatro años han logrado obtener becas para perfeccionar sus estudios en China.

Con la apertura en octubre de 2015 de la nueva sede del Instituto, este curso lectivo 2016-2017 tuvo una explosión de matrícula, destacó a Xinhua el director por la parte cubana, Arsenio Alemán.

"Llegamos este año a 950 estudiantes en 43 grupos de clase en los seis niveles para adultos, desde el Básico 1 hasta el Avanzado 2. Allí están incluidos también los 14 grupos de niños y adolescentes entre 11 y 17 años que están transitando por los niveles de Idioma Chino del 1 al 4, diseñados para estas edades", apuntó.

Alemán subrayó que en el caso cubano, estos cursos son gratuitos, los gastos corren a cargo de los gobiernos de ambos países.

En representación de la parte china se encuentra Zhang Wei, co-director del Instituto Confucio de La Habana, quien desempeña por segunda ocasión esta responsabilidad.

Antes estuvo en Cuba entre 2011 y 2013 y hoy se muestra complacido ante los centenares de aspirantes que aplicaron para ingresar en los cursos básicos de chino.

"China y Cuba tienen relaciones muy estrechas en sectores económicos, culturales y políticos, así que muchos cubanos se han dado cuenta de esta relación y han decidido aprender nuestro idioma para entenderse mejor con sus pares chinos. Conocer y aprender el chino es prepararse para el futuro", aseguró.

Zhang recordó que uno de los objetivos del Instituto es convertirse en una ventana para que el mundo aprecie a China y para que los maestros y voluntarios asiáticos se familiaricen con lo que sucede en el resto de los países.

"Los profesores y directivos chinos tenemos la oportunidad de viajar a otras naciones para impartir clases y al mismo tiempo aprender de otras culturas. Esto es parte de los propios pensamientos de Confucio que decía que se debe vivir para aprender", apuntó.

Tal criterio es el que describe el interés e impacto que ha tenido el centro en los cubanos, sobre todo los jóvenes, quienes perciben la importancia de dominar el idioma y comprender una de las culturas más ricas de la humanidad.

Ese fue el caso del ingeniero en informática de 25 años de edad, Alberto García, quien comentó a Xinhua sus experiencias en dos años de estudio.

"Llegué aquí por una petición de mi centro de trabajo que, como muchos otros del Estado, tiene gran interés de formar especialistas capacitados que dominen el chino, debido a los crecientes intercambios comerciales entre ambos países. Ha sido muy provechoso, interesante y difícil aprender su escritura y pronunciación, un reto muy agradable de superar", señaló.

García dijo que por razones laborales ha viajado dos veces a China y los conocimientos básicos del idioma adquiridos hasta el momento, le fueron de mucha utilidad para facilitarle la comunicación con los colegas asiáticos con los que compartió.

Para Dayana Liao, una joven abogada residente en la capital cubana, ingresar al Instituto Confucio fue la oportunidad de reencontrarse con sus raíces.

Descendiente de chinos que emigraron a la isla a principios del siglo XX, Liao siempre sintió curiosidad por conocer más sobre la cultura, costumbres y la lengua de sus predecesores.

"Cuando tuve conocimiento de que existía un Instituto Confucio en La Habana donde impartían clases de chino me matriculé sin pensarlo. Ahora curso mi tercer año, estoy en Intermedio 1 y ha sido algo muy grato para mí", expresó.

Liao indicó que resulta sorprendente y alentador ver el progreso que ha alcanzado Beijing en los últimos años, con nuevas propuestas de desarrollo que resultan estimulantes, sobre todo para las naciones menos favorecidas.

"Por eso pienso que es muy importante, para la juventud y para todos en general, aprender el idioma chino, porque al igual que el inglés fue el más usado internacionalmente en el siglo XX, estoy segura que el chino lo será en el XXI", dijo.

Una certeza que comparte y alegra a Jorge Alay Jo, profesor cubano del Instituto Confucio, también descendiente de chinos emigrados.

"Este año ha sido fenomenal, tenemos 16 grupos de Básico 1 y el año pasado sólo había dos. Años atrás no había tanto interés en aprender el mandarín pero ahora hay mayores nexos y la presencia de firmas chinas en Cuba es creciente, por lo que necesitan personal local calificado y ésta es una cantera directa", apuntó.

Alay es hijo de padres cantoneses y sus primeras palabras fueron en esa lengua, pero la insistencia de su madre de que aprendiera el idioma oficial de China lo llevaron a matricular en la Escuela de Idiomas de La Habana, donde cursó dos años de mandarín y luego se quedó allí como profesor.

Los conocimientos eran muy elementales y cuando se inauguró el centro Confucio consideró que se abría la posibilidad para elevar su nivel, satisfacer su avidez y con el tiempo proveerle una nueva oportunidad laboral.

"El chino para el cubano es muy difícil porque la gramática es compleja y la pronunciación igual. Por lo tanto hay que enfrentarse a una tarea ardua, paciente y perseverante que son características que no definen mucho la personalidad de los cubanos, quienes se desesperan a veces", señaló Alay.

Ese es el principal desafío para los nuevos alumnos, quienes deben apropiarse de los proverbios de Confucio que engalanan los pasillos del Instituto y constantemente recuerdan que "el hombre superior es persistente en el camino cierto".

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