Por Xulio Rios
MADRID, 3 sep (Xinhua) -- La evolución de las relaciones hispano-chinas desde el establecimiento de vínculos diplomáticos en 1973 se ha caracterizado por una sintonía creciente. Nunca los altibajos registrados a lo largo de dichas décadas han afectado a la consideración recíproca.
Los recientes cambios experimentados en ambos países y la complejidad del momento histórico que enfrentan sugieren retos cuya superación exige movilizar recursos y acciones para optimizar las posibilidades de enriquecimiento mutuo.
COMERCIO BILATERAL VENCE A CRISIS
China es un socio estratégico para España, en primer lugar, en lo comercial. La importancia de la economía china la ha catapultado en el escenario español a un primer plano. Las tasas de crecimiento del comercio recíproco se aceleraron de forma notoria desde 2004, una tendencia que se paralizó en 2008 y años siguientes como consecuencia de la crisis económica interna e internacional.
Cabe recordar que en 2009 el comercio exterior español experimentó una caída del 22,6 por ciento. Hasta entonces, las tasas de crecimiento anuales del comercio bilateral fueron siempre mayores que las correspondientes al resto del mundo y, consecuentemente, la cuota china en el comercio exterior global de España fue aumentando progresivamente: según fuentes españolas en el año 2000 representaba el 2,1 por ciento, en 2008 fue del 5 por ciento; no obstante, en 2009 se rebajó al 4,7 por ciento.
La crisis económica hizo decrecer el comercio exterior español en general y en particular con China, en este caso a un ritmo del 27,3 por ciento, superior por tanto a la media global en el mismo ejercicio de 2009. En la ligera recuperación de los años siguientes, creciendo a un ritmo muy bajo en los años 2012-2013, las transacciones con China se contrajeron en dicho bienio a ritmos del 2,1 y 1,3 por ciento respectivamente.
En 2014, por el contrario, aumentó a un ritmo del 11 por ciento, frente a la media general del 3,4 por ciento, con un valor total del comercio de 25.000 millones de euros, superior al alcanzado antes de la crisis. En 2015, superó los 28.000 millones de euros. China es el sexto socio comercial de España (quinto en 2010).
España también codicia las inversiones chinas. La llegada de inversores del gigante asiático ha ido creciendo en los últimos años. En la actualidad, hay unas 75 grandes empresas chinas operando en España, con inversiones en los sectores energético, inmobiliario, agroalimentario y hasta en el deportivo, entre otros.
LA FRANJA Y LA RUTA, AMERICA LATINA Y EUROPA
En 2014, China lanzó un primer servicio de trenes de carga conectando Yiwu y Madrid. La consolidación de este corredor simboliza el mecanismo de enganche de España en la revitalización de la Ruta de la Seda. La posición geopolítica de España facilita el desempeño de un papel significativo tanto en el orden terrestre como marítimo en este proyecto, pero también supone una gran oportunidad para las empresas de infraestructuras o del sector logístico.
En otro orden, en materia de cooperación en capacidad productiva, los cambios operados en el último lustro en América Latina, donde España sigue cosechando una presencia e influencia indiscutible, abren igualmente posibilidades de colaboración en diversos órdenes que vale la pena explorar. Igualmente, en relación a Europa, pese a la crisis que atraviesa, España sigue siendo un aliado importante para China.
APOSTAR POR EL FOMENTO
El auge del turismo o la empatía entre ambas sociedades reflejan una creciente interacción. La diversificación de los vínculos bilaterales ayudará al desarrollo de nuevos proyectos a poco que consolidemos objetivos y definamos tiempos para su cumplida realización.
En septiembre de 2014, el presidente español Rajoy reafirmó ante el líder chino Xi Jinping el interés de España por reactivar las relaciones bilaterales. El fomento de las relaciones comerciales y del diálogo a diversos niveles (político, cultural, etc.) deben dibujar un sólido entramado que aliente y eleve los vínculos bilaterales a una dimensión acorde con las respectivas potencialidades. También en foros internacionales como el G20 se pueden establecer pautas de cooperación que contribuyan al logro del bien común global.